Tennessee en cuerpo y alma, una obra con la que Ximena Escalante transgrede el universo literal de un escritor

Por: Roberto Sosa — 1 de enero, 2013

“El teatro fija, aunque sea brevemente, el movimiento de lo humano. Señala las pasiones, los recuerdos, las heridas y hace evidente cómo el equilibrio de las tensiones nos hacen quienes somos. Tennessee le pregunta a Blanche por su propio paradero, Blanche le pide a Tennessee noticias de su destino”, Francisco Franco.

En medio de una crisis de creatividad, el escritor arranca de su máquina de escribir las hojas en blanco que terminan en el cesto de basura. De pronto se escuchan toquidos en la puerta de su estudio, es una mujer que no conoce, que no llamó y que no le permitirá entrar. La mujer se llama Mildred, es una médium que le traerá desde su imaginación, al personaje más controvertido que él creo en la obra que más éxito le dio.

El autor es Tennessee Williams, el personaje se llama Blanche Dubois y la obra es Un tranvía llamado deseo. Y en el espacio escénico, la obra lleva por título Tennessee en cuerpo y alma, se trata de un texto de Ximena Escalante.

¿Qué le dirá a su creador? ¿Cómo habrá sido el encuentro?, en la escena teatral todo cabe y en la imaginación, todo es posible. ¿Qué pasó con Blanche al término de Un tranvía llamado deseo? La médium entra en trance y el personaje se hace presente, un viento suave entra por la ventana, anuncia su llegada. Aparece vestida como si llegará del manicomio, que fue el sitio donde la confinó su autor al final de su mejor obra. La puede ver, la puede tocar y a partir de este momento, el encuentro se hace posible, la ficción se vuelve realidad.

Es así que la historia nos dibuja a un Tennessee sobre el sillón donde se queda dormido y es en sus sueños donde aparece Blanche vestida como un varón; baila con otro hombre en un salón, se besan, se acarician, se enamoran. En su “realidad” la vuelve a ver ataviada con elegancia y ahora es él quien la tiene en sus brazos, la besa… la ama.

Ximena Escalante escribe Tennessee en cuerpo y alma y con ésta transgrede el universo literal de un escritor, para crear una posibilidad a través del arte escénico. La dramaturga se adentra al universo del autor con la mirada, con la visión que parte del entendimiento y la afinidad que tiene con su oficio.

Como buena dramaturga domina la creación de personajes, entiende el pánico del escritor frente a una hoja en blanco, conoce la ausencia de creatividad, y quizá se queda con las preguntas que todos nos hacemos ¿A dónde se van los personajes al término de una obra? ¿Se pueden traer de vuelta para hablar con ellos? La magia del teatro logra todo esto, el escenario lo hace posible.

“Tennessee Williams escribió la obra Un tranvía llamado deseo en la madurez de su periodo creativo, y una vez que la historia fue llevada a la pantalla su vida cayó en un vértigo inefable. El inolvidable personaje de Blanche DuBois representa todas las obsesiones que marcaron su escritura: seres perdidos en pánicos, estrés, barbitúricos, alcohol, homosexualidad, paranoias, obsesiones, psiquiatras y dolores del alma imposibles”, Ximena Escalante.

Con una muy particular visión escénica que lo caracteriza, Francisco Franco lleva la historia con las actuaciones Itatí Cantoral (Blanche DuBois) y Hernán Mendoza (Tennessee Williams) en los papeles protagónicos. El elenco se complementa con la participación de Dora Cordero (Mildred) y Eduardo Tanús (Hombre).

Cabe señalar la interpretación que hace Itatí de este personaje, los matices que logra y cómo lo transforma para hacerlo real, tangible. Y todo esto con la cercanía del espectador, que vive de cerca este sueño sobre la ilusión.

La Casa del Lago Juan José Arreola, es el escenario de Tennessee en cuerpo y alma, el estilo francés de este inmueble, contribuye a la escenificación del relato, lo hace real y la fantasía es posible dentro de sus paredes; el vestuario diseñado por María y Tolita Figueroa es de época y es exacto; la escenografía e iluminación son de Xóchitl González; la música original es de Natalia Lafourcade.

“Pretendemos crear un mundo donde la intimidad del proceso creativo rinda tributo a la ficción y a la teatralidad, a los mecanismos inefables de la escritura y la actuación. Hoy, que aún siguen los festejos en todos los escenarios del mundo sobre los 100 años del nacimiento de Tennessee Williams, esta obra se suma a las celebraciones para dar a conocer los secretos más íntimos y profundos de uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX”, Ximena Escalante.