Teatro

Nuevas directrices para los tiempos de paz: De la banalidad del mal a la utilidad del arte

Por: Colaborador Invitado — 19 de julio, 2013

Gabriel Figueroa Pacheco presenta Nuevas directrices para tiempos de paz, del dramaturgo Bosco Brasil, en el Foro Apoco No, julio 2013 “Hombre soy, nada de lo humano me es ajeno”, Publio Terencio Africano.

Hace 50 años, la filósofa Hanna Arendt publicó un extenso reportaje en la revista The New Yorker; se trataba de una crónica sobre el juicio que condenó a la horca en Jerusalén a Adolf Eichmann, teniente coronel de las SS (policia alemana), encargado del transporte a los campos de concentración y exterminio nazis.

Ese texto aparecería luego como libro con un subtítulo polémico y perturbador: Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal.

El objetivo de Arendt era entender cómo un tipo como Eichmann –que no era un fanático antisemita, que parecía alejado del estereotipo de hombre demoniaco, leía a Kant y tenía maneras apacibles– había formado parte esencial de la maquinaria más perfectamente cruel y despiadada que se conozca en la historia, el exterminio de Hitler.

La defensa de Eichmann consistió en argumentar que “sólo estaba siguiendo órdenes”. Por ello, la conclusión a la que llega la filósofa es que la irreflexión y la obediencia ciega no desligaban a este “ser banal” de su responsabilidad individual en tan horrendos crímenes.

Nuevas directrices para tiempos de paz, del dramaturgo Bosco Brasil con direccion de Gabriel Figueroa Pacheco, se presenta en el Foro Apoco No, julio 2013 Cuento esta historia porque el espíritu de Arendt y de Eichmann parecen recorrer, de principio a fin, la inquietante y más que recomendable puesta en escena que se presenta (de viernes a domingo, hasta al 11 de agosto) en el Foro Apoco No: Nuevas directrices para tiempos de paz, del aclamado dramaturgo brasileño Bosco Brasil, bajo la dirección del mexicano Gabriel Figueroa Pacheco.

La trama de esta excelente y breve obra es la siguiente: En Río de Janeiro, en 1945, un judío polaco (encarnado por un poético Julien Le Gargasson), desembarca en el Brasil de la inmediata posguerra y es retenido en la sala de inmigración para interrogarlo. Se presenta como agricultor, queriendo dejar atrás su oficio de actor teatral y escapar de los horrores y recuerdos de una Europa arrasada. Su nombre, en abierta contradicción con sus ademanes afables y pausados, es Claussewitz, como el famoso barón prusiano autor del tratado De la guerra.

Nuevas directrices para tiempos de paz, del dramaturgo Bosco Brasil con direccion de Gabriel Figueroa Pacheco, se presenta en el Foro Apoco No, julio 2013 El simple trámite aduanal se convierte en un problema: aunque en Europa la guerra ha terminado y está próximo a firmarse el armisticio, en Brasil no han llegado aún las “nuevas directrices para tiempos de paz”, por lo que todos los inmigrantes necesitan de un salvo conducto para ingresar al país.

Segismundo, un funcionario de aduanas interpretado por José Antonio Falconi, será el némesis del agricultor-actor. Eventualmente, este macabro personaje revelará su pasado como torturador de la policía política del régimen brasileño de Getulio Vargas y justificará sus crímenes a la manera de Eichmann: “estaba siguiendo órdenes”.

De Segismundo dependerá la entrada o salida de Claussewitz, la posibilidad de una nueva vida: si el inmigrante consigue hacerle llorar con sus recuerdos, el funcionario firmará su salvoconducto; sino, lo embarcará en un buque con destino a las Malvinas.

Nuevas directrices para tiempos de paz, del dramaturgo Bosco Brasil con direccion de Gabriel Figueroa Pacheco, se presenta en el Foro Apoco No, julio 2013 Se despliega entonces, entre diálogos y monólogos, un duelo memorable entre dos hombres que son incapaces de verse como tales, es decir, como iguales. Un conflicto atravesado por la ideología, el idioma, la raza y los horrores de la violencia justificada por la política.

En este punto, la estremecedora interpretación de Falconi nos hace dudar y preguntarnos: ¿dónde se encontraba realmente la “vanguardia” de la brutalidad y de la indolencia hacia el mal en el siglo XX? ¿En la Europa de la Segunda Guerra Mundial… o en la América Latina de las dictaduras?

Ambos personajes huyen, a su manera, de su pasado y de sí mismos (son migrantes de múltiples maneras), sin darse cuenta que la culpa, la responsabilidad (¿y la violencia?) son siempre parte de la condición humana.

Nuevas directrices para tiempos de paz, del dramaturgo Bosco Brasil con direccion de Gabriel Figueroa Pacheco, se presenta en el Foro Apoco No, julio 2013 Al final, el teatro surgirá como el único medio para que ambos consigan lo que buscan: uno, tener una nueva vida; el otro, tranquilizar un poco su alma atormentada. La obra se vuelve, entonces, un alegato sobre la utilidad del arte, su pertinencia y su necesidad.

Para comenzar una nueva vida, Clausssewitz debe retomar su identidad de histrión y recitar un bello monólogo de La vida es sueño. Segismundo, por su parte, “un ser banal” como Eichmann, recupera algo de humanidad al conmoverse con la ficción.

Por ello, el tono trágico, casi sofocante de la obra (una mesa, un par de sillas y una tenue iluminación son el único apoyo de los actores) acaba siendo esperanzador. Para el director Gabriel Figueroa, es un claro homenaje al teatro y una respuesta firme a la pregunta: “¿Tiene sentido el arte después del horror?” Sí, y acaso más que nunca.

Nuevas directrices para tiempos de paz, del dramaturgo Bosco Brasil con direccion de Gabriel Figueroa Pacheco, se presenta en el Foro Apoco No, julio 2013 La directriz para tiempos de paz es precisamente “la necesidad del arte”, como medio de entendimiento, de comprensión, de salvación. Lo fue entonces para los judíos refugiados tras la Segunda Guerra Mundial, y lo es hoy para los millones migrantes de estos tiempos de guerras contra el narcotráfico o el terrorismo, pero también de violencia económica y social.

Mención aparte merece la labor de José Antonio Falconi, quien además de encarnar a un abominable Segismundo, fue el impulsor que hizo posible traer estas Nuevas directrices para tiempos de paz a nuestro país. Al contactar al autor, traducir la obra y sugerirla al director Gabriel Figueroa, permitió que hoy tengamos la oportunidad de disfrutar de una de las piezas teatrales fundamentales del panorama contemporáneo brasileño. Fotos: Dardané Pérez Romero.

3 respuestas a “Nuevas directrices para los tiempos de paz: De la banalidad del mal a la utilidad del arte”

  1. ANTONIO dice:

    MIL GRACIAS POR TAN EXCELENTE CRITICA.
    CUNADO QUIERAS DE ESPERAMOS DE NUEVO
    ABRAZOS MIL

  2. Susana Fernández dice:

    Excelente puesta que está de regreso en breve temporada, de jueves a domingo, en el Teatro Orientación. Un texto noble que con la interpretación de José Antonio Falconi y Julien Le Gargasson nos descubren ese sentido de humanidad que nos salva de convertirnos en bestias. Por favor no deje de verla, amable lector

  3. Susana Fernández dice:

    Anuncian: La última y nos vamos!, breve temporada del viernes 10 de julio al 2 de agosto. Por favor no dejen de verla!

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.