Muerte en directo, ejercicio que plantea la crisis del teatro

Por: Susana Fernández — 1 de marzo, 2011

En un acto de desnudez profesional, una actriz invita a presenciar su muerte en el escenario, no se trata de una inmolación o simple presentación sino de un acto de dignificación de la profesión actoral.

Este es el hecho con el que Zaide Silvia Gutiérrez recibe al público para juntos reflexionar sobre la necesidad del teatro como arte, en el monólogo Muerte en directo, texto de Guillermo Heras (Premio Nacional de Teatro en España con más de 50 obras en su repertorio), director invitado por el INBA que por primera vez dirige una puesta de su autoría y que actualmente se presenta todos los lunes –hasta el próximo 11 de abril– en el Teatro El Granero, del Centro Cultural del Bosque.

Cansada de ver como la profesión se ha desdibujado por la frivolidad y banalidad comercial, la protagonista de esta disertación lleva a los espectadores por una intensa cavilación sobre las exigencias que demanda una forma de vida que por basarse en la impostura pareciera usurpada por políticos y otros mentirosos que no merecen compararse con actores.

El humor es un ingrediente esencial en este intenso diálogo donde se plantea la necesidad de trascender la mera verbalización, con un gran dominio de la escena y dejando en evidencia su experiencia en las tablas, Zaide encara un debate sobre el viejo teatro y las corrientes que animaron a una generación de actores a transformar su oficio.

Se trata de un ejercicio cargado de ironía, donde la intérprete deja escapar algunas reflexiones propias, logrando un toque de empatía y complicidad con sus espectadores que le siguen a cada paso cuando se mueve por el escenario, mientras ella habla de quienes con las teorías y principios han dado soporte y reglas al oficio del histrión.

“Allí están las experiencias y los comentarios que he oído en los camerinos o en los pasillos cuando vamos a hacer un casting. No soy cocreadora del monólogo de Heras, pero sí tuve que hacer una adaptación del lenguaje español al que utilizamos en México, para descargarlo de referencias históricas al teatro de España y hacerlo más nuestro”, Zaide Silva Gutiérrez.

Con conocimiento de causa, la actriz cuestiona la teoría del naturalismo de Stanislavski llevada al extremo y gran pasión una y otra vez nos regala fragmentos de esas heroínas que nos son familiares por su permanencia en los escenarios.

Antígona, Hedda Gabler y otras más hacen acto de presencia en este monólogo donde Zaide Silva Gutiérrez logra con éxito plantear de forma convincente y divertida el conflicto de una actriz que se ha preparado y estudiado intensamente, pero que no puede ejercer su oficio con dignidad sobre el escenario porque el verdadero teatro está muriendo.

Se trata de un reflejo de la realidad donde asume con valentía su convicción por el arte dramático y comparte con el público la responsabilidad de una crisis que se vive en el propio teatro mexicano pero que sin embargo no es exclusiva de nuestra realidad sino que por el contrario pareciera extenderse en otras dimensiones.

“Muerte en directo, lo escribí hace más de 10 años, cuando en España se daba un contexto de teatro comercial y se abandonaban las formas experimentales y de vanguardia. Fue una reacción a esa situación, que aparentemente sepultaba al verdadero teatro, pero que ahora ya lo veo con suficiente distancia”, Guillermo Heras.

Convincente a cada paso y apoyada en un mínimo de elementos escénicos, la también directora transita de lo poético al drama y al absurdo, en una reflexión sobre su vida profesional que expone los caprichos a los que tiene que someterse un actor para sobrevivir, retratando con agudo ingenio algunos de los obstáculos que enfrentan aquellos que buscan vivir de la actuación.

Sea invitado usted espectador a presenciar la “muerte en directo de una actriz que no quiere ser una marioneta de este tinglado”.