Por: A. Cortés / S. Fernández — 15 de enero, 2019
“El teatro más allá de ser desbancado por el cine, la televisión o el internet, en Los baños, reafirma su naturaleza de ser un arte sensible, exigente y, sobre todo, interpersonal”, Alberto Lomnitz.
En honor a la verdad, cuando vimos anunciado a finales del 2018 el regreso de la puesta en escena de Los baños, la emoción se apoderó de nosotros como quien saborea un banquete exquisito que sólo en grandes ocasiones puede ser degustado.
El momento asà lo demandaba y es que la puesta en escena de Los baños sirve como celebración del décimo aniversario de su estreno en el escenario que hoy lo vuelve a presentar, literalmente los baños del icónico Palacio de Bellas Artes (con funciones sábados y domingo hasta el 27 de enero) y sirve como pretexto para conocer y acercarse de otra forma al recinto cultural más importante de nuestro paÃs.
Es asà que los baños del Palacio se convierten también en el punto de encuentro para también celebrar dos décadas de Por Piedad Teatro, sin duda una de las agrupaciones teatrales más consolidadas de nuestro paÃs encabezada por su fundadora y directora Ana Graham, quien, además de ser una de las protagonistas de la singular puesta en escena que hoy nos ocupa, es el alma de esta historia situada en DublÃn en 1957. Un texto poderoso concebido por Paul Walker, que sin importar el tiempo en que ha sido ubicado mantiene un vÃnculo con el momento actual que vivimos como sociedad.
En este sentido, la ambición, la venganza, la avaricia, la doble moral y todo lo sórdido que se muestra en esta historia sigue tan presente hoy como hace medio siglo en la lejana Irlanda donde el dramaturgo irlandés ubicó la obra.
Clientes, periodistas, una prostituta y su proxeneta, se encuentran para dar satisfacción a sus necesidades, sexuales o financieras, todos tienen algo que vender, pero más allá de esto, todos son partÃcipes de un crimen.
Es el poder de la prensa, el suicidio, el chantaje y el asesinato las diatribas hechas por los personajes. A todos los motiva un interés personal, expresado de varias maneras, empero resumidos en una vieja y conocida triada: dinero, sexo y poder.
A más de una década de distancia, la lectura que hoy nos ofrece Los baños no ha cambiado, sin duda, se trata de un thriller atractivo y violento que mantiene al espectador al filo de la historia, sin embargo, las reflexiones que provoca están conectadas con otros problemas sociales de mayor vigencia en estos dÃas.
Uno de los principales es el patriarcado, sin bien la crÃtica y el castigo para el personaje femenino no ha cambiado y mantiene un sentido agresivo y voraz, la realidad del 2019 no es la misma del 2007 cuando descubrimos esta propuesta de Por Piedad Teatro. Es esta particularidad lo que nos lleva a otras cavilaciones.
En esta realidad del 2019 las mujeres no son asesinadas sólo por ejercer un oficio o una profesión, por vestir de tal o cual manera, son asesinadas por el simple hecho de ser mujeres.
En Los baños, no sólo se habla sobre el dominio y la supremacÃa que tiene el hombre ante ellas como seres inferiores, sino de todo un sistema que se sustenta en un discurso de odio y en el ejercicio de poder sobre los grupos más vulnerables.
De ahà la pertinencia que nos ofrece el teatro, no como un acto para evadir la realidad, sino por el contrario como un hecho único que permite hacer visible aquello que habita en el alma del ser humano y se conecta con lo que acontece en su entorno, incluso con las partes más oscuras, aquellos sentimientos que motivan el atropellamiento de todo lo que impida conseguir sus objetivos.
Bajo la dirección de Enrique Singer, Los baños es una excelente intervención escénica que con la precisión de un reloj suizo se desarrolla de forma simultánea en dos escenas distintas, una que se lleva a cabo en el baño de damas y otra en el baño de caballeros.
Dos escenas donde la naturaleza humana queda al descubierto al cometerse un atroz crimen en el espacio más Ãntimo del Palacio de Bellas Artes. Como dice Alberto Lomnitz, “es el sueño del voyerista que permite al espectador presenciar el drama -incluso olerlo, sentirlo en la piel- desde el interior mismo del espacio escénico”.
Con las excelentes actuaciones de Ana Graham, Arturo RÃos, Hernán Mendoza, Antonio Vega, Romanni Villicaña, Maricarmen Núñez, Tania Ruiz y Belén Aguilar, Los baños es una de esas obras de las que todos hablarán por mucho tiempo, un trabajo que permite el asombro, la reflexión y la confirmación de la experiencia teatral como un acto único e irrepetible. Fotos: Bernardo Arcos Mijailidis.
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