La Tragedia del Imam Hussein de Ana Mata, reflexión acerca de la herencia trágica de un destino no deseado

Por: Roberto Loera — 12 de noviembre, 2010

En una producción de la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal a través del Sistema de Teatros de la Ciudad de México y la Compañía TeatroSinParedes, la obra La tragedia del Imam Hussein, de Ana Mata, bajo la dirección de Felipe Cervera, se presentará en el marco de la 5 Muestra de Artes Escénicas de la Ciudad de México.

Cuatro son los foros donde se escenificará esta pieza que toma como base la tradición chiíta de recordar la muerte de Hussein ibn Ali, mártir del Islam chiíta: el Teatro Benito Juárez (11 y 12 de noviembre), Teatro de las Vizcaínas (13 y 14), La Capilla (24) y Teatro Isabela Corona (25), todas ellas con entrada libre.

En el montaje participan, en el diseño, Sergio Felipe López Vigueras; vestuario de Aura Gómez Arreola; producción ejecutiva de David Psalmon; diseño sonoro de Daniel Hidalgo, y la voz narrativa de Kaveh Parmas.

Con las actuaciones de Beatriz Luna y Daniela Flores Serrano, integrantes de la Compañía Corposcopio, La tragedia del Imam Hussein es una reflexión acerca de la herencia trágica de un destino no deseado, de la vida y de la muerte de seres queridos.

Una historia que tiene origen siglos atrás en Medio Oriente, pero que encuentra similitudes con la realidad contemporánea mexicana, específicamente con Ciudad Juárez, Chihuahua, donde se llegan a registrar más muertos que en la guerra de Afganistán.

Luego de la muerte de su padre el Imam Hussein, Sekina es adoptada por Zeineb, su tía, quien la crió y educó con la misión de vengar a su familia y pueblo. Ahora Zeineb está a punto de morir y es hora de que Sekina asuma su herencia, pero ¿está de acuerdo Sekina en heredar lo que se le impone? ¿Querrá continuar con la historia de su pueblo?

Zeineb comienza a recordar que ella alguna vez anduvo en una caravana en el desierto acompañando al Imam Hussein. Recuerda cómo es que aprendió a lavar un cuerpo muerto, y recuerda el triste motivo del viaje que la llevaría hasta su presente. Intenta hacer ver a Sekina que el tiempo antes de los recuerdos, sigue siendo parte de uno. Sekina escucha el relato sin saber que la incluye directamente.

Zeineb habla de la lucha contra los injustos, del deplorable asesinato del Imam Hussein. Sekina se entera de que Hussein fue su padre, el hermano de Zeineb. La herencia del odio es evidente para Zeineb. Sin embargo, ahora se enfrentará a su sobrina para convencerla de ser partícipe en este juego de generaciones. De que vivir, para la familia de Hussein, es vivir para vengar.

¿Por qué contar la historia del mártir musulmán más importante en el México de hoy? ¿Por qué hablar de los muertos y de sus herencias?, se cuestiona la dramaturga Ana Mata: “Porque hay más de tres mil mujeres en Ciudad Juárez que no saben el paradero de sus hijas, porque los desaparecidos de los movimientos sociales del siglo XX son un estandarte para las nuevas generaciones que luchan, porque México necesita analizar su pasado, no para resumirlo, sino para poder concientizar el futuro que hemos ya seleccionado”.

En La tragedia del Imam Hussein el grupo se propone plantear un símil entre la realidad contextual de la historia con la cotidianeidad actual mexicana. El proceso dramatúrgico toma como materia prima escritos sagrados del Islam así como de su jurisprudencia y echa mano del momento coyuntural mexicano para buscar, a través de la palabra, momentos e imágenes de empalme cultural.

Por otro lado, la multimedia busca crear puntos de unión entre los contextos socioculturales y entre los participantes de la obra (espectador-actor, principalmente).

Para lograrlo, la propuesta se basa en dos ejes: un trabajo actoral que a partir de la figura del cuenta-historias funciona como vehículo para un texto fundamentalmente narratológico que en contrapunto con el segundo eje, el diseño y ejecución de un dispositivo multimedia, buscan conformar una puesta en escena que incluya discursos alternos y co-dependientes. Esto es, por un lado, el trabajo actoral y corporal de la escena real y, por el otro, el trabajo de imagen de la escena virtual.

La escena real se lleva a cabo en un tiempo histórico y contexto definidos. En ella, Zeineb le enseña a Sekina como embalsamar un cuerpo musulmán. Al hacerlo, ejerce sobre la pequeña una coerción mediante la cual le hereda la narrativa social bajo la que ella ha vivido su propia vida.

El tratamiento de la escena real se basa en trabajo corporal de estilo contemporáneo que incluye partituras físicas trabajadas a partir de la experimentación con rezo musulmán. En la escena virtual habitan todos los personajes de la narración que Zeineb le cuenta a su sobrina. Estos personajes, todos masculinos, viven la historia de la batalla que los define.

Su drama es el de todas las guerras, el de todas las sociedades que las viven. En el tratamiento de la imagen se busca sugerir puntos de encuentro entre las realidades tangibles presentes en la puesta en escena; esto es, la realidad escénica y la del público.

Se plantea un trabajo de imagen que desde lo actoral y el vestuario hasta la manipulación digital se perciba como la construcción de una circunstancia cercana al contexto mexicano. De esta manera, el trabajo multimedia de la obra se propone como el puente virtual entre la realidad persa-musulmana y la mexicana contemporánea. Fotos: Alma Curiel.