Teatro

La piedra de la paciencia… el teatro como un acto de salvación

Por: Susana Fernández — 3 de mayo, 2011

La piedra de la paciencia, de Atiq Rahimi, con la dirección de Daniel Giménez Cacho, se presenta en el Teatro El Milagro, mayo 2011 En una cálida noche de mayo, El Milagro espacio escénico que hace honor a su nombre con la obra que presenta en esta ocasión, La piedra de la paciencia nos traslada a una lejana tierra o tal vez nos deja más cerca de lo que quisiéramos estar de nuestra propia realidad. En una humilde casa que vive los estragos de encontrarse en medio de una guerra, una mujer llora el estado vegetativo de su marido, un hombre que “en defensa de su honor” acaba postrado en estado de coma a la espera de la muerte…

Conforme transcurre la historia, Daniel Giménez Cacho, con el oficio de buen director que hace lucir al máximo en esta puesta, guía al público por el acto de transformación de una mujer abandonada a su suerte por el simple hecho de ser mujer.

La Piedra de la paciencia habla de una mujer que por primera vez tiene la oportunidad de decir lo que no había podido en una sociedad como la de Afganistán, que siempre ha sido opresiva e intolerante contra la mujer, por ese machismo feroz que les impide no sólo hablar, sino realizarse como personas. Esta mujer tiene guardadas muchas cosas, incluidos muchos secretos sobre su vida. Es un camino de transformación propio, un camino de revelación, de conciencia sobre quién es ella y cuál es la importancia que tiene llegar a conocerse uno mismo en sus deseos más profundos: sexuales, psicológicos, ideológicos y políticos a través de la palabra. Tiene una revolución interior que le lleva a descubrir quién es y qué desea”, Daniel Giménez Cacho.

La piedra de la paciencia, de Atiq Rahimi, con la dirección de Daniel Giménez Cacho, se presenta en el Teatro El Milagro, mayo 2011 Como se avisa en el programa de mano “Esta historia que ocurre en alguna parte de Afganistán, o en cualquier otro lugar”, es vista a través del sufrimiente de esa mujer. Un personaje que más allá del sexo presenta al espectador un ser humano que sufre de violencia, dentro y fuera de su casa.

Una voz que habrá de guiarnos por este viaje de redención a través de la actuación de Daniela Schmidt, quien como esposa va narrando todo aquello a lo que ha sido expuesta, anulada por su condición de género, regida por los dogmas de la religión.

Víctima de la fuerza de los otros, llámense esposo, padre, familia, estado o cualquiera que encarne esa lucha permanente de los individuos por dominar al otro y deja al descubierto que toda inequidad es el punto de partida para una reacción violenta.

Empero, en La piedra de la paciencia, Daniela nos muestra también a una mujer con una fuerza inaudita, una madre-esposa que conforme avanzan los días vive expresa una metamorfosis de humilde y resentida mujer a un ser humano capaz de expresar sus deseos más reprimidos.

Daniela Schmidt actúa en La piedra de la paciencia, de Atiq Rahimi, con la dirección de Daniel Giménez Cacho, que se presenta en el Teatro El Milagro, mayo 2011 Así el marido, postrado en la cama, mientras ella se enfrenta a la guerra y los abusos de está, de una pesada carga pasa a convertirse en una piedra mítica que a fuerza de oír los lamentos y penurias de la esposa habrá de permitirle expiar toda la carga social y sicológica que le ha sido impuesta.

Es así, que en un ejercicio histriónico que seduce y mantiene al espectador al filo de silla, durante las tres horas que dura la obra, Daniela hace gala de una gran fuerza y disciplina al interpretar con toda la demanda que exige un extraordinario y demandante monólogo que conmueve y demuestra ese sentido mágico que posee el hecho teatral.

Con una escenografía e iluminación, diseñadas de una forma impecable por Gabriel Pascal, La piedra de la paciencia nos lleva a vivir – de forma literal– los días de su protagonista hasta los recovecos de su hogar y nos traslada hasta el Medio Oriente donde a través del juego y ambientación sonora realizada por Miguel Hernández se siente la guerra, el miedo, la soledad y la desesperación.

Un extraordinario trabajo que en su conjunto deja al espectador con esa sensación de haber sido testigo de un hecho único e irrepetible, un acto mágico que nos aleja de nuestra propia realidad.

La piedra de la paciencia, de Atiq Rahimi, con la dirección de Daniel Giménez Cacho, se presenta en el Teatro El Milagro, mayo 2011 Si bien esta novela por la cual el afgano Atiq Rahimi (Kabul, 1962) recibió el premio francés Goncourt (2008), es un texto que aborda la problemática de la mujer musulmana, la adaptación de Daniel Giménez Cacho expone una violencia generalizada hacia la mujer, independientemente del pais, la idiosincrasia o religión que profese.

Se trata de un acto donde se observa cómo el ser humano puede verse transformado a partir de dejar atrás las frustraciones, una anécdota sobre el poder y valor de la libertad.

“Evidentemente esa carga está ahí y es muy fuerte, pero no es por eso por lo que yo lo escogí. A mí lo que me interesaba era saber de dónde viene esta necesidad de hablar. Al final de la puesta hay una realización más o menos simbólica, porque finalmente está en una situación sin salida. En estas sociedades, una viuda, un mujer sola, pasa a ser considerada lo peor. Actualmente en Afganistán hay dos millones de viudas, lo que hace que estas mujeres sean totalmente marginadas”, Daniel Giménez Cacho.

Con la actuaciones de Daniela Schmidt, Adonay Guadarrama, Luis Mora, José Cremayer, Daniel Victoria, Cristina y Marisol Jiménez Carrera, La piedra de la paciencia se presenta de jueves a domingo en el Teatro El Milagro.

Una texto para flexionar, sacudir y dejarse llevar a otro sitios… un ejercicio para disfrutar el trabajo actoral y darse cuenta que el poder del teatro radica en la mano diestra de su director.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.