Teatro

La desobediencia de Marte… de los misterios del universo a los paradigmas de la masculinidad

Por: Susana Fernández — 31 de agosto, 2017

Joaquin Cosio y Jose Maria de Tavira actuan en La desobediencia de Marte, obra de Juan Villoro con direccion de Antonio Castro. Teatro Helenico, agosto 2017 “Lo que está más cerca de nosotros es tan enigmático y tan difícil de entender como descifrar cómo funciona el universo. Hay algo más misterioso que las galaxias: la persona que respira junto a ti”, Juan Villoro.

En el escenario, se da el encuentro entre dos actores, dos generaciones que ven y entienden de forma distinta el teatro, el más “viejo”, héroe de mil batallas se ha entregado y hecho de todo –cine, comerciales, telenovelas y demás bajezas–, el otro, el “joven” enarbola el purismo de la actuación, lejos de lo comercial y vacuo. Ellos son Joaquín Cosío y José María de Tavira, respectivamente, un par de talentosos histriones que a la par dan vida a dos astrónomos que –en 1600– protagonizan un encuentro para observar qué ocurre en el universo, una cita donde a pesar de las confrontaciones entre ambos, se vieron obligados a colaborar para descifrar los misterios del cielo.

Antonio Castro lleva a escena La desobediencia de Marte, obra de Juan Villoro. Teatro Helenico, agosto 2017 Este duelo de personajes ocurre en el centro de la puesta en escena, La desobediencia de Marte, un texto original de Juan Villoro que bajo la dirección de Antonio Castro se presenta actualmente de viernes a domingo –hasta el de 1 de octubre– en el Teatro Helénico.

Con la destreza que caracteriza la literatura de Villoro para crear personajes complejos que exploran desde la psique humana –tal como lo hizo en El filósofo declara que dirigió hace unos años el mismo Antonio Castro–, hasta aquellos que estudian los confines de la galaxia, este brillante texto descubre un singular conflicto que se da a partir del encuentro entre los astrónomos, Tycho Brahe, interpretado por Joaquín Cosío, y Johannes Kepler, a quien da vida José María de Tavira, dos científicos, que entre pasado y presente, van de lo macro a lo micro, del estudio del universo a la exploración del ser humano.

Joaquin Cosio y Jose Maria de Tavira actuan en La desobediencia de Marte, obra de Juan Villoro con direccion de Antonio Castro. Teatro Helenico, agosto 2017 Sin embargo más allá de una historia lineal, este encontronazo de hombres de ciencia es representado por los actores que dan vida a dichos personajes, y que ellos mismos protagonizan a su vez, en el terreno de “lo real”, un conflicto filial que tiene otra lectura que –desde nuestro particular punto de vista– se complementa y termina por redondear una trama compleja pero centrada en la necesidad de autoconocimiento, tal y como lo define el propio Antonio Castro: “se trata de un dialogo entre lo más distante y lejano que es el universo y lo más cotidiano, que son nuestras emociones y todas nuestras limitaciones y torpezas”.

Es así que La desobediencia de Marte se plantea en dos planos paralelos, pasado y presente, lo real y lo ficticio para exponer la tensión que existe entre dos hombres que se necesitan y se complementan. Tycho Brahe, un hombre que posee todos los recursos como matemático del emperador Rodolfo II de Habsbrgo y Johannes Kepler, quien es un científico teórico pero de una naturaleza frágil, hipocondríaco y que además como cruel ironía padece una severa debilidad visual resultado de la viruela que sufrió de niño.

Antonio Castro lleva a escena La desobediencia de Marte, obra de Juan Villoro. Teatro Helenico, agosto 2017 Ambos dan pie al dialogo y descubrimiento entre los actores que les dan vida, el “viejo” y el “joven”, dos generaciones que ejercen el enigma del teatro desde posiciones encontradas que tienen como punto de convergencia el escenario mismo. Surge entonces la pregunta como espectador: ¿existe algo más público y privado que el escenario mismo para mostrar al ser humano tal cuál es?

En este sentido, La desobediencia de Marte habla del oficio de ser actor, de la relación padre-hijo, de la necesidad del otro para complementar su trabajo, de la confianza y también del recelo. En el circuito del teatro nacional donde las historias que abordan el universo femenino desde distintas ópticas son constantes y de diversos talantes, el texto de Juan Villoro es divertido, complejo y profundamente aleccionador en cuanto a los paradigmas de masculinidad que aborda.

Antonio Castro lleva a escena La desobediencia de Marte, obra de Juan Villoro. Teatro Helenico, agosto 2017 Escrita a partir de la lectura Los sonámbulos de Arthur Koestler, realizada por Juan Villoro hace más de 30 años, La desobediencia de Marte reúne de nueva cuenta al autor con la visión escénica de Antonio Castro, mancuerna que hoy se complementa con el trabajo actoral de Joaquín Cosío y José María de Tavira y que da como resultado una obra belicosa empero también conmovedora enmarcada por la escenografía del artista plástico Damián Ortega, quien realizó una reinterpretación de los objetos de observación utilizados por Kepler y Tycho para crear una atmósfera acorde con la historia que se plantea en el escenario.

“Se trata de un montaje con un texto ambicioso y diálogos complicados pero de una construcción lingüística impecable, que le otorga una gran belleza y fascinación”, Joaquín Cosío. Fotos: Jorge Vargas.

Una respuesta a “La desobediencia de Marte… de los misterios del universo a los paradigmas de la masculinidad”

  1. yo muero por ir por fa invitenme

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.