Donde los mundos colapsan… un amor que inicia cuando todo termina

Por: Amanda García L. — 13 de septiembre, 2018

“Existen mundos donde las casualidades tienen su razón de ser, donde los presentimientos cobran fuerza cuando son escuchados, donde las distancias están conectadas, por más lejanas que parezcan; donde las catástrofes son los gritos de nuestras entrañas…”, Teté Espinoza, actriz.

Producto del destino o simple casualidad, los acontecimientos son resultado de un conjunto de circunstancias que modifican la realidad a través del tiempo, cosa que en el amor sucede de vez en cuando.

Donde los mundos colapsan es una historia que surge a partir del choque de dos mundos, el de Valeria y Richard, quienes, pese a la distancia, mantienen una conexión en diferentes puntos del universo.

Ella vivió su infancia cerca del Golfo de México, en el estado de Veracruz; él creció en el Pacífico Norte, en el estado de Seattle. Ambos construyeron una vida autosuficiente donde la familia fue el núcleo a partir del cual se delineó la personalidad de cada uno.

Valeria estuvo educada por mujeres de pensamiento liberal y tradiciones arraigadas; mientras que Richard tuvo que cargar con la relación disfuncional de sus padres, una pareja que escondió hasta la tumba secretos determinantes en el carácter de sus hijos.

Los personajes interpretados por Silvia Navarro y Osvaldo Benavides nos llevan por distintos puntos del globo terráqueo, mediante una narración predominantemente descriptiva capaz de generar fotografías nítidas en la mente del espectador.

Así pues, ellos nos cuentan, a través de un discurso irónico y cómico, los 35 años de su vida en los que crecieron sin ser conscientes de la existencia del otro.

Su habilidad para la construcción de múltiples personajes, cambio de voces y emociones contrastantes se hace visible en escena y con ello el trabajo en la dirección del también autor de la puesta, Adrián Vázquez. El punto de unión entre una escena y otra se diluye ante la vivacidad que cobran los relatos contados por los personajes. Los hechos transcurren simultáneamente, sin embargo, uno pareciera ser el detonante del otro y se entrelazan pese a ser actos fortuitos que ocurren por una única razón: el encuentro al final del viaje.

Donde los mundos colapsan atraviesa por distintos momentos históricos reales, los cuales son determinantes en la anécdota de Valeria y Richard. La catástrofe, la violencia y la resiliencia ante situaciones dolorosas son algunos de los temas que le dan forma y sentido a la trama, además de permitirnos ver entre líneas que nada es producto de la casualidad. Los puntos finales se convierten en puntos suspensivos de acontecimientos que ya nos estaban previstos desde tiempo atrás.

La utilización de otros recursos escénicos como la danza, música original en vivo (interpretada por Ricardo Estrada y David Ortiz) y una iluminación cálida nos permiten construir diferentes atmósferas no visibles, pero capaces de trasladarnos a mundos en los que el amor se origina y cobra fuerza en cualquier tiempo y espacio. También interviene una estructura metálica giratoria que funge como escenografía –diseñada por Pepe Valdés– y al mismo tiempo como metáfora del ciclo de vida.

Donde los mundos colapsan se presenta de viernes a domingo en el Teatro López Tarso del Centro Cultural San Angel, una puesta en escena donde el amor es un punto de encuentro en universos paralelos.