Teatro

Diebe, una experiencia escénica sobre el abismo existencial que sobrecoge el espíritu humano

Por: Claudia Magun — 26 de octubre, 2010

Deutsches Theatre presenta Diebe (Ladrones), una propuesta escénica de Andreas Kriegenburg, en el Teatro Julio Castillo, octubre 2010 Deutsches Theatre se presenta en el Teatro Julio Castillo, el jueves 28 y el viernes 29 de octubre.

Con un admirable trazo escénico y todo el poderío de la palabra germana —con subtítulos en español— que más allá de ofrecer una combinación empática entre el texto y la dirección de escena, el Deutsches Theatre de Berlín ofrece al público capitalino Diebe (Ladrones), una propuesta que da vida a 12 personajes cuyo devenir social los ubica como unas caricaturas humanas desgastadas por el miedo a la vida y el autoengaño.

Seres que parecen tener los pies firmemente plantados en el suelo, pero al mismo tiempo parecen flotar en él, como si quisieran abandonarse, corromper su vida como unos ladrones que despojan o usurpan los sentimientos y emociones del otro, incluso de su propia existencia.

Una producción de la escena Cervantina que nos llega de Guanajuato al DF, una de las más emblemáticas propuestas germanas, que como un viejo conocido del público mexicano ya antes convenció con ese esquema escénico que tiene para discernir sin miramientos sobre la fragilidad de la sociedad moderna.

Esta será la tercera ocasión en que el Deutsches visite nuestro país, en 2003 se presentó con la puesta en escena, Emilia Galloti, drama burgués alemán del siglo XVIII en una exégesis atemporal llevada a escena por Michael Thalheimer, una mirada quirurgica sobre el estupendo diálogo mudo de la fatalidad irremediable descritó en el texto de Gotthold Ephraim Lessing.

Deutsches Theatre presenta Diebe (Ladrones), una propuesta escénica de Andreas Kriegenburg, en el Teatro Julio Castillo, octubre 2010 Cuatro años después, Thalheimer volvió a conquistar a la Ciudad de los Palacios con la representación de La Orestiada, un muy perculiar cuestionamiento sobre esta tragedia griega que en una mordaz expectativa de venganza comenzó con una nítida escenografía hasta llegar a un tormentoso baño de sangre que enmarcaba a la lugubre personalidad de Clitemnestra.

Contando el origen de su fatalidad y la forma en que ejecutaría su venganza este personaje frente a un teatro colmado hasta el tope conquistaba en cada escena a un público que lo mismo reía que se asombraba, pero sobre todo se convencía de que el teatro todavía es capaz de “poner la carne de gallina”.

En este 2010, la provocación del Deutsches para los teatreros capitalinos es a través de la visión de otro hito de la escena contemporánea europea, Andreas Kriegenburg quien nos lleva por Diebe, una perspectiva tragicómica sobre el trabajo literario de Dea Loher que retrata escenas mordaces que bosquejan el abismo existencial que abruma al ser humano.

Deutsches Theater presenta Diebe (Ladrones), una propuesta escénica de Andreas Kriegenburg, en el Teatro Julio Castillo, octubre 2010 La construcción de la escena del grupo alemán lleva como estandarte una perfecta traducción escénica de la expresión humana y su absoluta imperfección, se trata de un teatro que refleja sin condolerse al ser humano de nuestros días.

En una transformación del espacio donde la imagen escénica como quimera apuesta por un proceso abierto para trascender el ámbito del entretenimiento, es la dimension de Kriegenburg, quien situado en una estructura escenográfica impresionante –un enorme molino de agua– pretende contar la historia mostrando aquellas escenas de la vida aparentemente común y corriente, en la cual la cotidianeidad es lo esencial y sus protagonistas resultan dignos de ser representados, precisamente porque parecen ser tan insignificantes.

Deutsches Theatre presenta Diebe (Ladrones), una propuesta escénica de Andreas Kriegenburg, en el Teatro Julio Castillo, octubre 2010 Así la dirección se apoya en el desarrollo histriónico de Jörg Pose, Judith Hofmann, Markwart Müller-Elmau, Daniel Hoevels, Barbara Heynen, Bernd Moss, Katrin Klein, Helmut Mooshammer, Olivia Gräser, Susanne Wolff, Bernd Stempel y Heidrun Perdelwitz, quienes de forma excelsa retratan la fragilidad de la sociedad moderna: empleos precarios, falta de oportunidades, decepción, dificultad para encontrar a la pareja adecuada, los impulsos sexuales reprimidos y tantos otros sentimientos que embargan hoy en día a los seres humanos.

“Ladrones implica de manera equívoca una primacía del contenido sobre la forma, y una posición clara frente a su objeto, como la que corresponde normalmente a la política real. En el peor de los casos, es un teatro encauzado, de efecto intencional. En el mejor de los casos, y con la forma artística a la altura del objeto, es amoral, fracturado, inseguro, ambiguo, titubea, busca, ignora”, Dea Loher.

Diebe, escenas mordaces y sentimientos encontrados en un panorama sombrío que casí llega al borde del abismo, pero que no exento de comicidad nos muestra un mensaje esperanzador, donde a pesar de toda la conciencia que se tiene sobre el dolor, resulta ser una obra alegre y cómica.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.