Por: A. Cortés / S. Fernández — 3 de mayo, 2019
“Pessoa significa persona, persona en griego significa máscara, tú eres la máscara que sabe que tras ella no hay nada más”, fragmento de Ejercicios fantásticos del yo.
Una mente que transita entre la realidad y la fantasÃa, las voces que habitaron en la mente del escritor portugués Fernando Pessoa y las expresiones literarias que cobraron vida a través de su obra literaria es lo que la dramaturga Sabina Berman, lleva a escena de una forma muy libre y lúdica en la puesta Ejercicios fantásticos del yo.
En el marco del inicio de la Primera Guerra Mundial como un evento al que se tenÃa que enfrentar toda una sociedad, entendieran el origen de ello o no, y en particular Portugal, que “no es un paÃs sino las causas y consecuencias de una pausa en la historia”, el protagonista, Fernando Pessoa (o uno de los 33 personajes que habitan su mente) vive su propia guerra interna con las voces que lo guÃan y lo conducen a tomar las decisiones trascendentales de su existencia.
Esas personalidades son quienes le dictan cómo acudir a la mujer amada para impedir su matrimonio con otro hombre y poder establecer una vida en común; o bien tratan de diseñar una campaña publicitaria que le salve su empleo, como creativo de una agencia, incluso son más atrevidos cuando en medio del caos, luchando todos por ser la personalidad que predomine, aspiran a crear el poema que marque el siglo XXI.
Es asÃ, que las distintas identidades literarias que conocemos del poeta lusitano cobran vida en forma de personajes corpóreos y asà el propio Fernando Pessoa es acompañado por Ricardo Reis, Ãlvaro de Campos, Alberto Caeiro y Bernardo Soares, quienes reflejan los vicios y virtudes que toda creación artÃstica se puede permitir. El delirio del poeta es fuertemente cuestionado porque el diálogo entre los sÃmiles autores es producto de una alteración mental causada por una psicosis etÃlica.
“No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo pretender siquiera ser nunca más que nada.
Aparte de eso, guardo en mà todos los sueños del mundo…”, fragmento de TabaquerÃa de Ãlvaro de Campos
Sabina Berman, guionista y directora de esta pieza teatral, no sólo nos acerca a las grandes obras del hoy reconocido Pessoa, en particular, rescata escenas de las novelas y poemarios TabaquerÃa y El guardador de rebaños, y con ello nos lanza enormes preguntas: ¿Cuántos yo habitan en mÃ? ¿Cuántas personas puedo ser al mismo tiempo? ¿Qué personalidades cobran vida en mi interior?
Asà conforme transcurre una trama hilarante, las distintas personalidades de los heterónimos de Pessoa son opuestos entre sÃ, los diálogos se dan entre ladrones, aristócratas, intelectuales, campesinos y todos convergen en la búsqueda para que quien los crea se decante por sus sugerencias, y un único poeta sea cada vez más como uno de ellos.
Las respuestas a los cuestionamientos hechos pueden ser tan variadas como complejas, no obstante, el valor intrÃnseco está en las interrogantes. Los personajes producto de la imaginación del poeta portugués no sólo vivieron en su diatribas Ãntimas, los hizo dialogar y controversiar.
Todos ellos tienen fuerza y personalidades propias, dentro y fuera de la mente del escritor, y también existen en la puesta en escena a través del trabajo histriónico de quienes convergen en el escenario.
Moisés Arizmendi como Fernando Pessoa toma el puesto del poeta de los sueños más hermosos, un personaje también logrado como lo son todos sus yo internos, aquellos que lo acompañan de manera excelsa, sus cómplices en el universo que crea para si mismo.
AsÃ, Fernando Bonilla, Hernán del Riego, Nora Huerta, Alonso Cárcamo y Hamlet RamÃrez logran recrear las múltiples personalidades del poeta lusitano, un transitar entre la ficción y realidad que nos habla del máximo anhelo: la libertad.
La ambientación de este juego que permite acercarnos a la imaginación de un solo hombre y las múltiples personalidades que lo habitan logra concretarse con el diseño escenográfico de Philippe Amand, quien conjuntamente con Pablo Corkidy en el vÃdeo crean un escenario móvil donde se dibujan trazos de algunas portadas de los libros de Pessoa y el Portugal que habitó, un trabajo de gran sutileza que nos traslada a otro tiempo, percibiendo parte de la naturaleza que el propio Alberto Caeiro dibujó en sus poémas.
Con una exitosa temporada –que concluye el próximo domingo 5 de mayo en el Teatro Helénico– Ejercicios fantásticos del yo no es por mucho una simple oda al poeta portugués, Fernando Pessoa, o una aspiración biográfica teatral. Desde el acto escénico Sabina Berman, con la agudeza que le caracteriza como autora, pone en la balanza el valor y veracidad del silencio.
El intento de que todas las voces que nos habitan guarden silencio por un minuto, parece ser un ejercicio un poco más complejo de lo que significa su enunciación. Alcanzar el estado espiritual del Nirvana, alejados del deseo y de la conciencia individual parece un camino posible para conseguir esa paz interna que el rapsoda portugués no pudo obtener. Los 33 yos, fueron parte de él, hasta su muerte.
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