Por: Enrique R. Mirabal — 1 de julio, 2015
De Bach a Piazzolla, con escalas en Beethoven, Orbón y muchos más… Del 3 de julio al 30 de agosto en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario.
Con algunas constantes y otro tanto de novedades, ya está aquà la Temporada 2015 de la Orquesta Sinfónica de MinerÃa en el verano musical que, por derecho propio, ha ocupado, en exclusividad, por más de tres décadas.
En años anteriores, el también director titular de la OSM, Carlos Miguel Prieto, y su consejero artÃstico Sergio Vela conformaron una programación celebratoria a partir de aniversarios o centenarios del nacimiento o deceso de diversos compositores, sumándose asà a festejos internacionales de los que nadie pone en duda su merecimiento aunque, por fuerza mayor, obliga a ocupar toda la temporada con obras de los homenajeados (Los 150 años de Sibelius, en esta ocasión).
Al igual que las integrales de grabación tan en boga en décadas atrás, la uniformidad y la persistencia terminan por agotar el interés. Todo lo contrario, este 2015 será diverso y no tan plural como quisiéramos pero, sin lugar a dudas, más atractivo.
La variedad de épocas, estilos y géneros está bien justificada por la elección de los compositores y sus obras, en ocasiones las más socorridas y, en otras, algunas poco escuchadas, v.gr. el Concierto Emperador de Beethoven y la Sinfonia da Requiem de Benjamin Britten, si bien este último no es un músico consentido fuera de Gran Bretaña pero viene muy a tono, junto con Walton y Holst, con el Año Dual Gran Bretaña-México.
Si hablamos de invitados, tres de ellos satisfacen plenamente las expectativas del auditorio: la pianista Lilya Zilberstein y los violinistas Philippe Quint y Vadim Gluzman, los tres de origen ruso. Como es costumbre, cantantes solistas y agrupaciones corales son convocados para dar brillo a obras como El sombrero de tres picos de Manuel de Falla en el programa de apertura, este fin de semana del 3 al 5 de julio o para el Concierto de Gala con el que se cierra la temporada de la Sinfónica de MinerÃa entre el 28 y el 30 de agosto en el que se cantará una selección de Porgy and Bess de George Gershwin.
En el segundo par de programas, sábado 11 y domingo 12 de julio, se interpretará una de las obras más interesantes de este 2015, la cantata El festÃn de Baltasar o Belshazzar’s Feast de William Walton, el mismo autor del ballet Façade sobre poemas de Edith Sitwell, una pieza clave en las primeras décadas del siglo XX cuando se definÃan los caminos de la modernidad devenida en vanguardia, un equivalente de lo que fue el ballet Parade de Erik Satie para los surrealistas pero sin la trascendencia de este último.
De los ingleses en esta temporada, no podemos dejar de mencionar a Gustav Holst de quien escucharemos, en versión completa su suite Los planetas con la sección femenina de la coral EnHarmonia Vocalis, dirigida por Fernando Menéndez y en la dirección de orquesta, José Areán. La obra más conocida, tocada y aplaudida de Holst no podemos decir que sea una rareza en los conciertos consuetudinarios.
La música, de gran efectismo, ilustra acertadamente las singularidades de los planetas del sistema solar (suerte de Holst en haber desconocido a Plutón, el desterrado del santoral cósmico). La asociación entre los planetas y las deidades del panteón grecolatino son obvias pero atinadas y aportan un dejo épico que es muy aprovechado en algunos planetarios con sentido del espectáculo.
Como mencionáramos al inicio, los cumpleaños también son recordados. El finlandés Jean Sibelius (1865-1957), a cien años de su nacimiento, lejos de haber perdido interés, es rescatado con mayor asiduidad en las programaciones de muchos directores. Confinado el finés a ser reconocido por su Segunda sinfonÃa, el Vals triste y El cisne de Tuonela, ha despertado una curiosidad cercana a la reivindicación en diferentes latitudes.
El gran compositor y emblema de la cultura finlandesa no fue bien apreciado entre los snobs que se apoderaron de la dirección y la crÃtica musicales en Europa y América a partir de la llegada de las vanguardias. Se le reclamaba su poco o nulo interés en las novedades seriales o no y el mantenerse aferrado al sinfonismo del siglo XIX.
Auténtico y honesto, Sibelius siguió su camino sin importarle el qué dirán ni el qué tocarán. El tiempo lo ha colocado en su justo sitio, sonando cada vez más poderoso, en particular ante el desolado panorama del efÃmero y escurridizo transcurrir de la música actual.
Plausible por justa es la inclusión de una obra del asturiano/cubano Julián Orbón (1925-1991) alumno de Aaron Copland en Tanglewood, quien combinó con agudeza su formación académica con el aire renovado de la música norteamericana no ajena pero a distancia de las tendencias europeas. En posesión de las herramientas necesarias emprende su etapa más creativa en los años 50 del pasado siglo.
Tres versiones sinfónicas, estrenada en 1954, es precisamente la obra de Orbón que tocará la OSM para iniciar los conciertos del 11 y 12 de julio. Orbón tuvo una estrecha relación con Carlos Chávez quien le acogiera en México en los años de exilio luego de romper sus nexos con el estalinista régimen cubano de Castro.
Músicos mexicanos como Eduardo Mata fueron sus alumnos en los breves años que estuvo en México antes de radicar definitivamente en New York. Mata incluÃa obras de Orbón en sus conciertos y siempre apreció la valÃa del músico cubano.
Para no faltar a la tradición, se estrena obra encargada por la Orquesta Sinfónica de MinerÃa, en este caso, Di natura artificiale de Torres Maldonado que se podrá escuchar al comienzo del programa del sábado 25 y el domingo 26 de julio.
En nuestra siguiente colaboración, nos haremos cargo de la segunda etapa de esta Temporada 2015 de la Orquesta Sinfónica de MinerÃa que dirige Carlos Miguel Prieto. Buena música e intérpretes de primer nivel para el verano.
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