Música y ópera en el 39 Festival Internacional Cervantino

Por: Enrique R. Mirabal — 1 de octubre, 2011

Dentro de un año austero y, en gran medida, anodino- exceptuando la visita del director y compositor polaco Krystof Penderecki, en abril de este año, por ejemplo- la edición 39 del Festival Internacional Cervantino (FIC) cuenta con varios conjuntos musicales interesantes y solistas de categoría como la coreana Sumi Jo (que sólo podremos escuchar en Guanajuato) y puestas escénicas por las que vale la pena la ida al teatro.

Dejando a un lado las restantes manifestaciones artísticas, nos concentraremos en la música y la ópera.

La Orquesta Sinfónica de San Petersburgo ¡no confundir con la Filarmónica de Temirkanov! no ha tenido complicaciones en su agenda, al retomar un programa de los prediseñados o comodines que siempre son del gusto del gran público: la Obertura de Candide de Leonard Bernstein ( la única rareza yanqui en una orquesta rusa), el Concierto No. 1 para piano y orquesta de Tchaikovsky con Maxim Mogilevsky al piano ¿heredero de los grandes pianistas rusos? y la Quinta sinfonía de Shostakovitch, un fresco monumental sin espacios para tomar un respiro. La dirección orquestal es de Vladimir Lande.

Quienes prefieran la música folklórica más allá del Huapango, podrán comparar, sin dejar de disfrutar, cómo se pone al día la música tradicional a través del conjunto de tambores de Laya Nadaamrit de India y el Ensemble Roby Lakatos de Hungría. Este último ha recorrido medio mundo con sus músicos e instrumentos exóticos, cimbalón incluido.

Si el director cinematográfico Emir Kusturica puso de moda la música gitana de los Balcanes, Lakatos se ha encargado de difundir el folklore húngaro de descendencia gitana con exitosas grabaciones y giras que ponen a bailar a los asistentes. Violín en mano al igual que Rieu, Lakatos sabe cómo enardecer audiencias.

Con toda seguridad, la agrupación camerística más importante del evento ( y del 2011 en México), el Philharmonia Quartett Berlin, emanado de la Filarmónica de Berlín, va sobre seguro con los clásicos: dos obras de Haydn: los Cuartetos Amanecer y el Cuarteto del pájaro y de Beethoven, el Cuarteto en mi menor, Op. 59 No. 2. Disfrutar el brillo de las cuerdas y la sincronía paradigmática de los intrépretes alemanes es una obvia recomendación.

Homenajeado el pasado mes de septiembre, con toda justicia, en un concierto organizado por el INBA, el músico mexicano Daniel Catán regresa, en espíritu, a los escenarios de su país con El cartero (más conocido como Il postino por aquello del italiano, la ópera…).

El punto de partida es una sobrevalorada novela de Skármeta, también llevada al cine, en la que junta a Pablo Neruda con un ingenuo cartero enamorado de la bella del poblado (cualquier parecido con Cyrano y Roxana es pura coincidencia).

La partitura de Catán fue estrenada en la Ópera de Los Angeles por Plácido Domingo (que también ha cantado al héore de Rostand/Alfano). Con la inclusión del tenor Vicente Ombuena en el papel de Neruda y otros cantantes invitados acompañados por Orquesta y Coro de la Ópera de Bellas Artes, ponderaremos partitura e idoneidad de libreto para ópera.

Peter Brook, un visitante frecuente en los últimos años (más vale tarde que nunca, reza la obviedad) si no personalmente, al menos con una de sus puestas, nos llega con una original versión de La flauta mágica de Mozart, lo más alejado posible de los valores de producción con los que contó Julie Taymor en el Met: nada de coros ni orquesta, duración acortada y frugalidad en elementos escenográficos.

Habrá que ver cómo el maestro Brook trata a Mozart, si muy irreverente o no lo suficiente, si es un simple pretexto para teatralizar. No importa. Son Brook y Mozart, juntos o revueltos, en A magic flute, una lección para nuestros directores de escena, siempre a la caza de complicaciones sin sentido.

Para conocer la programación completa del FIC 2011, así como días, horarios y teatros, visitar http://www.festivalcervantino.gob.mx/