La scala di seta y L’occasione fa il ladro en la Sala Miguel Covarrubias de la UNAM

Por: Enrique R. Mirabal — 31 de julio, 2010

La scala di seta y L’occasione fa il ladro de Gioacchino Rossini, con la dirección orquestal de Rodrigo Macías en la Sala Miguel Covarrubias de la UNAM, agosto 2010 Buena música y fino humor en una agradable velada con Rossini.

El capítulo belcantista de la ópera, en el que reinaron los castrati, se extendió desde las composiciones de Niccoló Piccinni, Giovanni Bononcini y Gaspare Spontini hasta el siglo XIX con los últimos exponentes del estilo, Bellini, Donizetti y Verdi (el mexicano Melesio Morales sería el mejor ejemplo por estas latitudes). El más ilustre predecesor de este último trío y el que sentó las reglas de la ópera romántica italiana fue, sin duda alguna, Gioacchino Rossini (1792-1868), un gran observador de la obra de Mozart.

Con el bel canto, la fórmula al uso de cavatinas y cabalettas para lucimiento de las aptitudes -y también actitudes- de los cantantes fijó la imagen altiva y enojona de la prima donna que provino en los desplantes heredados por divas posteriores, de La Malibrán a La Callas.

Rossini, el prolífico compositor que cerró su ciclo creativo con Guillermo Tell en 1829, estrenó a la muy temprana edad de catorce años su primera ópera, Demetrio e Polibio seguida por otras comedias como La cambiale di matrimonio y, en la misma línea, las dos farsas que nos ocupan en esta breve temporada en la UNAM.

De todos es conocida su más famosa composición, El barbero de Sevilla y, a últimas fechas en México, se ha visto La cenicienta. En las trasmisiones desde el Met de Nueva York también la vimos y además, Armida. Semíramis es un pendiente que costará mucho, en todos los sentidos, ver por acá.

Esta iniciativa de Pro Ópera corresponde a una necesidad de alternancia en la puesta de obras líricas que, por muy sencillas que parezcan son caras e imponen la confluencia de talentos diversos y una coordinación laboriosa para llevarlas a cabo.

La scala di seta y L’occasione fa il ladro de Gioacchino Rossini, con la dirección orquestal de Rodrigo Macías en la Sala Miguel Covarrubias de la UNAM, agosto 2010 Recordamos los buenos resultados, en la anterior temporada veraniega, con Don Pasquale de Donizetti, otro título que había estado ausente de nuestro teatros por décadas.

Insistimos en que, para próximas incursiones de esta organización cultural, sería importante para el público mexicano redescubrir a Gian Carlo Menotti, autor de varias óperas de cámara como La médium, El teléfono, El Cónsul o Amahl y los visitantes nocturnos.

La escala o escalera de seda (La scala di seta) y La ocasión hace al ladrón (L’occasione fa il ladro) son las divertidas ocurrencias rossinianas seleccionadas para esta breve temporada en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, los días 3, 5 y 7 de agosto próximos. Además de muy disfrutables, tienen el atractivo adicional de ser muy raras veces llevadas a escena, por lo que hay que aprovechar la oportunidad.

Invitan Pro Ópera y la Dirección de Música de la UNAM. El elenco se conforma con gmailRebeca Olvera, Josué Cerón, Guadalupe Paz, Daniele Zanfardino, Óscar Roa y Charles Oppenheim. La dirección orquestal es de Rodrigo Macías, ascendente y muy solicitado conductor esperando repetir el éxito de Don Pasquale, mientras que Ragnar Conde asumirá la dirección escénica.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.