
Por: Enrique R. Mirabal — 31 de julio, 2010
Buena música y fino humor en una agradable velada con Rossini.
El capÃtulo belcantista de la ópera, en el que reinaron los castrati, se extendió desde las composiciones de Niccoló Piccinni, Giovanni Bononcini y Gaspare Spontini hasta el siglo XIX con los últimos exponentes del estilo, Bellini, Donizetti y Verdi (el mexicano Melesio Morales serÃa el mejor ejemplo por estas latitudes). El más ilustre predecesor de este último trÃo y el que sentó las reglas de la ópera romántica italiana fue, sin duda alguna, Gioacchino Rossini (1792-1868), un gran observador de la obra de Mozart.
Con el bel canto, la fórmula al uso de cavatinas y cabalettas para lucimiento de las aptitudes -y también actitudes- de los cantantes fijó la imagen altiva y enojona de la prima donna que provino en los desplantes heredados por divas posteriores, de La Malibrán a La Callas.
Rossini, el prolÃfico compositor que cerró su ciclo creativo con Guillermo Tell en 1829, estrenó a la muy temprana edad de catorce años su primera ópera, Demetrio e Polibio seguida por otras comedias como La cambiale di matrimonio y, en la misma lÃnea, las dos farsas que nos ocupan en esta breve temporada en la UNAM.
De todos es conocida su más famosa composición, El barbero de Sevilla y, a últimas fechas en México, se ha visto La cenicienta. En las trasmisiones desde el Met de Nueva York también la vimos y además, Armida. SemÃramis es un pendiente que costará mucho, en todos los sentidos, ver por acá.
Esta iniciativa de Pro Ópera corresponde a una necesidad de alternancia en la puesta de obras lÃricas que, por muy sencillas que parezcan son caras e imponen la confluencia de talentos diversos y una coordinación laboriosa para llevarlas a cabo.
Recordamos los buenos resultados, en la anterior temporada veraniega, con Don Pasquale de Donizetti, otro tÃtulo que habÃa estado ausente de nuestro teatros por décadas.
Insistimos en que, para próximas incursiones de esta organización cultural, serÃa importante para el público mexicano redescubrir a Gian Carlo Menotti, autor de varias óperas de cámara como La médium, El teléfono, El Cónsul o Amahl y los visitantes nocturnos.
La escala o escalera de seda (La scala di seta) y La ocasión hace al ladrón (L’occasione fa il ladro) son las divertidas ocurrencias rossinianas seleccionadas para esta breve temporada en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, los dÃas 3, 5 y 7 de agosto próximos. Además de muy disfrutables, tienen el atractivo adicional de ser muy raras veces llevadas a escena, por lo que hay que aprovechar la oportunidad.
Invitan Pro Ópera y la Dirección de Música de la UNAM. El elenco se conforma con gmailRebeca Olvera, Josué Cerón, Guadalupe Paz, Daniele Zanfardino, Óscar Roa y Charles Oppenheim. La dirección orquestal es de Rodrigo MacÃas, ascendente y muy solicitado conductor esperando repetir el éxito de Don Pasquale, mientras que Ragnar Conde asumirá la dirección escénica.
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