Gabriela Montero y la Orquesta Sinfónica de Minería se unen contra la injusticia

Por: Enrique R. Mirabal — 1 de mayo, 2015

Orquesta Sinfonica de Mineria y Gabriela Montero ofrecen Concierto en beneficio a Amnistia Internacional en el Centro Cultural Roberto Cantoral, mayo 2015 Concierto Amnistía Internacional: “Tomemos la injusticia como algo personal…”

La delgada línea que divide la política, la ideología, la religión y el arte ha sido transgredida a través de la historia de la humanidad, al extremo de crear una especie de ósmosis con resultados no siempre satisfactorios.

En algunos casos, ha sido una acción voluntaria de los propios artistas; en la mayoría, responden a una imposición de regímenes o doctrinas totalitarios. La afinación entre músicos y poder registra una escala que va de la indolencia, pasa por la complicidad y puede terminar en la total rebeldía aun a costa de consecuencias como la expatriación.

Ejemplos, hay muchos, de todo signo y con intensidad variable, desde la Edad Media y el Renacimiento cuando la Iglesia fue ama y señora de las artes hasta el siglo XX con la llegada del comunismo y la stalinización de la cultura en la Unión Soviética así como el nazismo alemán y sus apéndices en España e Italia. Por el camino, odas a Napoleón, a Lenin, a Lincoln y a todos los héroes de libro de texto.

En esta América nuestra, desde antes de la Conquista y hasta el día de hoy, hemos transitado por una historia cargada de violaciones sistemáticas a los derechos de los seres vivos, incluyendo flora y fauna. Paradójicamente, y como rasgo distintivo del barroco que nos identifica, la injusticia y el caudillismo han echado raíces en estas tierras junto a brotes artísticos y culturales de alto nivel y a la sombra de personalidades y comunidades que dignifican el concepto de lo humano.

Ivan Lopez Reynoso dirige a la Orquesta Sinfonica de Mineria en el Concierto a beneficio de Amnistia Internacional en el Centro Cultural Roberto Cantoral, mayo 2015 Por suerte, contra el tirano y sus injusticias, siempre hay, como mínimo, un ser sensible que alza su voz contra la opresión. Amnistía Internacional ha organizado un Concierto que reconoce y se solidariza con los reclamos y exigencias de quienes, perseguidos, encarcelados o asesinados no han tenido defensa posible en su propia tierra.

La Orquesta Sinfónica de Minería, bajo la dirección de Iván López Reynoso, ha invitado a la pianista venezolana Gabriela Montero, cuya excelencia interpretativa ha sido reconocida a ambos lados del Atlántico, para que podamos sentir algo más allá de las notas musicales.

Montero es venezolana pero, a diferencia de otros músicos de su país, con Dudamel a la cabeza, no presta oídos sordos a la desventura que sufren sus paisanos, en especial, los presos de conciencia que se enferman y mueren en prisiones que emulan en crueldad con las de la Santa Inquisición.

No sólo se tortura o se torturaba en el Cono Sur. Pinochet y los gorilas argentinos comparten el cartel con los Castro, Maduro y el pajarito-espíritu santo de Chávez. Cada quien ve y oye lo que le conviene a su carrera política y obvia lo que le incomoda. Así como en México padecimos una matanza de cuarenta y tantos estudiantes en Guerrero, hubo un Caracazo con innumerables opositores muertos a manos de francotiradores mercenarios. ¿De dónde serán los cantantes?

Gabriela Montero y la Orquesta Sinfonica de Mineria ofrecen Concierto en beneficio a Amnistia Internacional en el Centro Cultural Roberto Cantoral, mayo 2015. Foto: Sheila Rock Amnistía Internacional es una organización con millones de activistas repartidos por todo el mundo pero que carece de representantes en los países que más los necesitan, precisamente, porque en estos países ser disidente y alzar la voz contra las injusticias puede costar caro, tanto como la propia vida.

En México, siempre hemos sido solidarios con los perseguidos de Latinoamérica. Es la hora de dirigir la mirada hacia el norte de Sudamérica, a Venezuela. Tal vez encontremos, en lo que sucede allá, una imagen reveladora de un futuro posible.

El Concierto de la Orquesta Sinfónica de Minería que tendrá lugar en el Centro Cultural Roberto Cantoral, el viernes 8 de mayo a las 20:00 horas, conjuga el principio artístico con las causas nobles. Comienza con la música de un grande que, irónicamente, no tuvo oídos sordos al momento de la autoproclamación de Napoleón como Emperador.

Beethoven arrancó su dedicatoria al enano corso de su Sinfonía Eroica cuando se convenció de que los caudillos iluminados no son más que tiranos potenciales con piel de oveja. La obertura Egmont y el Concierto Emperador (nada tiene que ver con Napoleón) y la obra de Gabriela Montero ExPatria conforman un programa en el que la pianista y compositora, en franca complicidad con el público, también improvisará al piano con las melodías que le sugieran desde el auditorio. Ella sí sabe escuchar las demandas de su público.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.