Festival del Centro Histórico… la sorpresa mayor es que SÍ HAY FESTIVAL

Por: Enrique R. Mirabal — 28 de marzo, 2019

Printemps qui commence…

Que la cultura es el rubro menos preciado por los políticos no es novedad ni en México ni en Austria. En todas partes, se cuecen habas pero, en algunas, se queman. Salvo en el caso de que alguna manifestación de las artes le sirva al gobierno en turno para validar sus egocéntricos propósitos, casi siempre echando mano de lo que se sienta atractivo para las masas ¡Pan y circo! Función cumplida y hasta la próxima cuando los índices de aprobación estén por el suelo y el descontento de los artistas por el cielo.

El Festival Centro Histórico, creado y en funciones desde 1985, ha sobrevivido gracias a la participación desinteresada de personas, instituciones y mecenazgos, con Francesca von Wuthenau de Saldívar a la cabeza, que han visto la necesidad de mantener vivo, en espíritu y materialmente, un Centro Histórico que no parece tener brújula ni haber llamado a compasión a las autoridades responsables de su sobrevivencia como patrimonio histórico y cultural.

Lejos de acercar a los jóvenes y a las familias de escasos recursos a la cultura (según cada quien quiera interpretar el sustantivo), el cuadrante del Centro Histórico y alrededores se ha convertido en un reggaeton permanente, rompiendo con creces los límites de los decibeles permitidos para el oído humano, acumulando toneladas de basura, toxicidad, hedores varios y muestrario de los más deplorables comportamientos sociales.

Si duda, contradice o desconoce cualesquiera de estas aseveraciones, por no haber pisado el Centro en los últimos años o ir con los ojos, los oídos y la mente bloqueados, dese una vueltecita, cualquier día y a cualquier hora por Madero, la Alameda, el Zócalo, sin bloqueadores, excepto el solar.

Mucho tenemos que agradecerles y reconocerles a los organizadores del Festival, por haber sostenido con entusiasmo, amor y dedicación este festejo que ha sorteado, en sus 35 años, toda serie de vicisitudes y vaivenes económicos y políticos, por haber resistido el desinterés de autoridades de todo cuño y seguir adelante.

Recordemos, por inolvidables, la develación de obras artísticas restauradas, del gusto por lo más sabroso de nuestra gastronomía y el buen gusto por presentar músicos, actores, escritores, bailarines y cantantes que nos han deleitado con sus interpretaciones.

Este 2019, la sorpresa mayor es que SÍ HAY FESTIVAL y mucho más florido que lo esperado: varios y muy apetecibles conciertos, desde la Gala Inaugural hasta la de Clausura, la presencia de artistas mexicanos y extranjeros de nivel internacional.

No se ha obliterado ningún género ni estilo, por lo que tendremos, desde los clásicos de más rancia estirpe hasta muestras de lo contemporáneo. Siguen como sedes habituales nuestro Palacio de Bellas Artes, el Teatro de la Ciudad, el Templo de Santo Domingo, el Anfiteatro Simón Bolívar, varios museos y sitios de interés, actividades gratuitas…

El menú está muy apetecible y, sobre todo, nos invita a visitar, revalorar nuestro Centro, querer mantenerlo vivo y disfrutar de la primavera y de todas las bondades gastronómicas, musicales y visuales de la Cuaresma.

La sociedad civil, las instituciones bien comandadas, los mecenas, el altruismo y el amor por la cultura sólo tienen que ver con la sensibilidad y el sentido de pertenencia de la sociedad en la que nos tocó vivir. He aquí la programación en la que no se incluye (ay, qué desliz) el beisbol.