Por: Josué Romero — 26 de febrero, 2015
Jugar es un asunto muy serio y a la vez divertido. Para los niños es cosa de todos los dÃas, mientras que para los adultos es, pa’pronto, alejarse de las preocupaciones y ocupaciones aunque sea por un ratito. Sin embargo, para todos, sin excepción alguna, jugar es un placer.
Porque en esta vida, como en cualquier otra, hay situaciones que no cambian y una de ellas es jugar, y si no lo creen, pregúntenles a José Agüero y Adrián Hernández, integrantes de la compañÃa Teatro al vacÃo, quienes hicieron de Jugar una puesta en escena novedosa pero sobre todo un espacio para que los papás junto con sus hijos, o al revés, compartan y se diviertan.
Porque quien de ustedes, queridos lectores no jugó a la cuerda con un mecate trenzado. Y si nos ponemos un poco más nostálgicos, que tal nos subimos a los zancos para hacernos más altos o que hacÃamos con los botes de la leche en polvo. Y ya entrados en gastos, quien no ha jugado con el trenecito, a las escondidillas, o a no perder el equilibrio en la raya de la banqueta. Y, por supuesto, quién no escaló una gran montaña o construyó un gran castillo y lo protegió de las invasiones de los niños de la cuadra de enfrente.
Y es que Jugar, es una obra que al igual que el teatro, es una actividad de todos los dÃas, donde uno se arriesga, experimenta con lo que tiene a su alcance, encuentra caminos desconocidos, levanta muros y descubre nuevas sensaciones.
Sin embargo, no todos jugamos de la misma manera, tampoco tenemos la misma idea de lo que es jugar. Algunos preferimos jugar solos otros, acompañados, también nos preocupamos con quién y a qué jugar. O si hay reglas o tenemos que ponernos de acuerdo antes de que empiece el juego.
Sin tratar de resolver los anteriores cuestionamientos, tanto José como Adrián, pretenden con esta obra, entablar –a través de una dramaturgia de acciones e imágenes– un diálogo en el que los niños se contagien de ideas y sentimientos y con esto descubren como “sentirse sintiendo, verse viendo y pensarse pensandoâ€.
Asà que vamos todos ir al escenario del Teatro El Granero, donde estos dos actores y Teatro al vacÃo (@teatroalvacio) juegan, lanzan hipótesis, indagan y se adentran en un tiempo y en un espacio que les abre diversas posibilidades. Además, atraviesan los lÃmites de la cuarta pared para compartir experiencias y con esto lograr que los chamacos se involucren, hagan suyos los juegos que se suceden en esta obra y encuentren sus propias respuestas.
SÃ, que interactuen, que casi, casi se suban al escenario y descubran que la diversión sà es posible, que es fácil ponerse en los zapatos del otro, es decir, que se enteren que se vale compartir, conmoverse y transformar el juego en toda una experiencia.
Esto es lo que pasa cuando uno ve Jugar. Nos transformarnos y nos conmovemos. Hacemos nuestro el juego, y como jugar es un asunto muy serio y divertido a la vez, pues no nos queda más que experimentar nuevas sensaciones para atravesar los lÃmites del juego en un escenario donde aun cuando solo se cambian los guacales de madera por cajas de plástico, todo pasa, porque la imaginación está ahÃ. Al igual que las ganas de Jugar.
Jugar que se presenta, en el Teatro El Granero del Centro Cultural del Bosque, los sábados y domingos (suspendiendo funciones los dÃas 7, 8, 14 y 15 de marzo), es esa experiencia imaginaria que es el teatro, ese espacio donde los actores juegan, indagan y viajan en un tiempo y en un espacio donde todo puede ser posible, menos el aburrimiento… Fotos: Ricardo RamÃrez Arriola.
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