Ceremonia sin flores, una obra donde la realidad desaparece

Por: Interescena informa — 26 de septiembre, 2015

La orquesta suena. Es un salón de fiestas con altar incluido. Tiene terraza con río abajo. Carmela, madre devenida en wedding planner organiza todo con la cautela de una niña jugando en su casita de muñecas. La novia, la madrina, la soltera.

Todas vestiditas para la ocasión. Las cosas parecen de una puesta perfecta, pero la cascada de chocolate resulta fondue y las magnolias robustas comienzan a marchitarse.

Los zapatos de una abuela poeta que ya no está son la herencia perfecta para una nieta ahora novia que espera resignada. La música no para de sonar, Carmela juega y tiene soluciones para calmar los nervios pero no para calmar el alma. Adentro de cada una de ellas algo intenta abrirse paso para huir de un ritual que ya no les pertenece…

Esto y más sucede en Ceremonia sin flores, obra de Patricio Ruiz Rios que juega con las bases del teatro, el género popular, el clown, el rompimiento constante de la solemnidad y, sobre todo, con el cuerpo del actor como instrumento creativo capaz de viajar por un imaginario basto y hasta barroco para traernos un acto de metateatralidad como es el mago con sus conejos…

Un montaje donde cuatro voces transladan aquello que director les dice que hacer en tal o cual texto. Son conscientes de su representación, están alertas. Tienen la luz y sus vestidos.

Un escenario minímalista donde solo intervienen las sillas de los músicos y la de las actrices. Cuerpos que se refugian en la iluminación, así el expresionismo y los recortes precisos de luz generan el clima y articulan el espacio de una obra que se descubre a través de una banda (Tr3mens) con su contrabajo, violín y guitarra, un asiento que va cambiando de ocupante con el devenir de la pieza y una coreografía que interpretar.

Ceremonia sin flores se presenta los sábados a las 19:00 hrs., en el Teatro la Capilla (Madrid 13, Coyoacán), una percepción de Patricio Ruiz Rios que hace de Ceremonia sin flores una apuesta muy diferente que se apoya sobre todo en el trabajo histriónico de Carmen Ramos, Fernanda Bada, Fernanda Echevarría del Rivero y Gabriela Guraieb, cuatro mujeres que llevan la acción de un teatro pobre que prescinde de objetos para volver a la materia prima del oficio: la actuación. Fotos: Luis Quiroz.