Immixture, nos descubrió la literatura coreográfica de Ahn Sungsoo

Por: Claudia Magun — 24 de septiembre, 2018

La música inicia y con ella el movimiento. El escenario se dibujó con la imagen de una bella mujer que –ataviada en un hanbok, vestimenta tradicional coreana– como porcelana blanca descubrió el rito de la danza para iniciar lo que prometía ser una noche para descubrir un nuevo capítulo en el Teatro de la Danza…

La cita resultó un obsequio más allá de lo esperado, el concepto estético de la Korea National Contemporary Dance Company realmente sorprendió en aquella segunda función que se nos descubrió en este espacio que honra el nombre de una de las grandes protagonistas del quehacer coreográfico, Guillermina Bravo. En esa noche, la danza se hizo presente a través del imaginario de Ahn Sungsoo, quien a través de su creación nos congratuló con aquello que se entiende como el enemigo de lo que hoy impera en la escena coreográfica.

Porque más allá de la tradición de una cultura milenaria, que también tuvo sus momentos estelares, con Immixture, Ahn Sungsoo demostraba que la concepción escénica actual no tiene por que dejar atrás la belleza del lenguaje corporal, que es danzar… Desde la primera escena de esta creación estrenada en 2016 en el Theatre National de Chaillot en Paris, nos descubrió un contexto coreográfico que nos ofreció el placer de ver a cinco intérpretes que ejercían ese arte que tanto esfuerzo y tiempo les llevó para alcanzar la excelencia.

Immixture nos demostró la poesía corporal en toda su magnificencia, diez escenas que nos descubrían una experiencia única donde las emociones del cuerpo como tallos enredados en sensaciones ritmicas –desde una melodia sutil hasta la intensidad de la electrónica– se traducían en el escenario para dejar ver esa luz que esconde la oscuridad en todas las historias…

“Los ritmos de la música tradicional coreana están llenos de sugerencias. Por otro lado, la música occidental tiene ritmos breves y claros con énfasis en la melodía. La danza tradicional coreana presenta la belleza de las curvas y la respiración interna en movimiento, mientras que la danza occidental tiende a ser extrovertida, directa y expresiva”, Ahn Sungsoo.

Esa luz que toda historia tiene como contrapunto de la oscuridad en una revelación protagonizada por Jeong Seoyun, Kim Hyun, Kim Minji, Lee Juhee y Bae Hyosub, quienes como integrantes la Korea National Contemporary Dance Company, nos descubrían la literatura de Ahn Sungsoo, quien en una catarsis de la expresión llegó hasta el climax para recordarnos que la condición humana también tiene límites.

Así, el público presente en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo, se congratuló con ese juego poético que entre sombras, sonoridades e imágenes dibujaban el ir y venir de la condición humana a través de una manifestación que sólo se encuentra en la narrativa que encierra el movimiento corporal para expresarse más allá de palabra.

Immixture, nos conectó con ese acto efímero que representa la danza, ese conjuro incapaz de repetirse de forma mecánica, pero sí con esa curiosidad que responde al sutil encanto que solo el arte puede desprender. Música, danza y escena conectados a partir de una expresión extrovertida y directa que Ahn Sungsoo desglosa con ese estilo tan propio de su estética visual, tan estructurada y sistemática como sutil y elegante, una combinación que logra el perfecto argumento para atraer al público a la danza. Fotos: Aiden Hwang.