Por: Claudia Magun — 2 de junio, 2018
En una instalación de luz y arte sonoro, Hiroaki Umeda hace del lenguaje corporal una sÃntesis ecléctica donde lo tangible se transforma en una extraña fusión entre lo real y lo virtual… Observación, análisis y teorización son el sustento que inscribe la presencia de este artista japonés en Aleph. Festival de arte y ciencia, una presentación en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario donde la danza se entiende como vÃnculo de este encuentro universitario que descubre las “Fronteras del cerebro y la inteligencia artificial”.
AsÃ, en una sÃntesis de ciencia y arte, Hiroaki Umeda descubre en el escenario universitario un espectáculo que más allá de una simple expresión del arte escénico hace de la danza un diálogo donde el cuerpo en interacción con la luz descubre un lenguaje que precede a la imaginación como una emoción.
Disposición acumulada (2007) y Adaptarse a la distorsión (2008) son la aportación artÃstica del artista japonés al Aleph, dos piezas que en su concepto escénico cuestionan “si la luz danza sobre el cuerpo del bailarÃn o éste baila sobre la luz”. AsÃ, en un juego de imágenes, como propone Hiroaki Umeda, “lo tangible sobre la escena se transforma en un diálogo, o sólo es una extraña fusión entre lo real y lo virtual cuyas fronteras se disuelven en la mirada del espectador”.
La primera pieza, Disposición acumulada, como describe Hiroaki Umeda: “es una pieza, donde la luz y el movimiento van de la mano para componer varios patrones de estimulación. Con el paso del tiempo, estos patrones de estimulación se acumulan gradualmente en el cuerpo del público: infundiendo en ellos imágenes residuales inefables”.
“La textura del movimiento cambia de acuerdo con el diseño de las luces y se traduce en escenas que se desplazan ligeramente de un segmento temporal al otro. En un momento, una violenta oscilación de los brazos gana velocidad en la luz que se apaga serenamente; en otra escena el movimiento cinético del cuerpo del bailarÃn se detiene mecánicamente cuando se expone repentinamente a una luz radiante”, Hiroaki Umeda.
La segunda parte Adaptarse a la distorsión es una propuesta donde se utilizan varios patrones de ilusión óptica para recrear ese complejo proceso receptivo que nos lleva como espectadores a una experiencia que nos dirige a los sistemas de reconocimiento neuronal. En la escena Hiroaki Umeda nos abre un escenario que nos plantea como: “los ojos humanos perciben la realidad correcta o sólo es una ilusión óptica que se transforma en la escena, como aquella exactitud del reconocimiento visual humano se ve desafiada”.
Como el tÃtulo lo indica, Adaptarse a la distorsión descubre escenas que producen un reto a la visualidad. Es la ‘doble ilusión’ para la visión humana. Es, como describe Hiroaki Umeda, “El poder seguir con nuestra vida cotidiana de manera eficiente, son los ojos humanos que menudo ajustan la realidad real a una realidad comprensible. Sin embargo, precisamente como resultado de este ajuste, la realidad se vuelve fÃsicamente parcial. Es decir, los humanos reconocemos una realidad distorsionada y sin embargo nos pasamos corrigiendo las numerosas distorsiones en la realidad”.
Hiroaki Umeda, una de las máximas figuras de la escena de vanguardia del paÃs asiático, ofrecerá funciones hoy sábado 2 y mañana domingo 3 de junio en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, dos presentaciones para apreciar el trabajo de este artista multifacético reconocido por la metodologÃa artÃstica de gran nivel holÃstico con una fuerte base digital que considera no sólo elementos fÃsicos como la danza para llevar a cabo su trabajo escénico, también reconoce componentes ópticos, sonoros, sensoriales y, sobre todo, temporales. Conceptualidad coreográfica del XXI en el espacio escénico del Aleph. Festival de arte y ciencia.
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