Ballet Independiente celebra cinco décadas en el Palacio de Bellas Artes

Por: Claudia Magun — 18 de julio, 2016

“Si el público entiende lo que hago, me quedo satisfecho, pues quiere decir que expreso algo en lo que la gente también está pensando…”, Raúl Flores Canelo.

De los creaciones más representativas de Raúl Flores Canelo son aquellas que evocan la poesía de Ramón López Velarde, destino literario que inspiró el imaginario del maestro para hacer de sus palabras evocaciones coreográficas que en su momento rompieron con los conceptos clásicos de la danza y así creó un lenguaje que en su esencia habla sobre el devenir social, cultural, económico, político y religioso del pueblo mexicano.

Es así que la inventiva de Flores Canelo y la lira del verso y la prosa del autor zacatecano se conjugan en el escenario para festejar 50 años de trayectoria del Ballet Independiente, institución que sostiene la tradición y el origen de quien tuvo la idea de fundar esta compañía de danza contemporánea que se ha sostenido como herencia de técnicas, estilos y formas de crear de este emblemático artista que falleció en 1992, a los 87 años, y dejó como legado este ensamble que ha visto nacer a grandes intérpretes y continúa siendo semillero de generaciones de bailarines y futuros creadores de la danza.

Una presentación, mañana martes 19 de julio en el Palacio de Bellas Artes, donde a manera de homenaje el Ballet Independiente, de la mano de quien fue y continúa como cómplice de su legado Magnolia Flores –directora de esta agrupación– presentan Trilogía, un programa que integra las piezas: El bailarín, Jaculatoria y Poeta, creaciones de Raúl Flores Canelo en homenaje al poeta Ramón López Velarde.

“En este medio siglo de trabajo en la danza me siento satisfecha. Es muy importante permanecer a lo largo de 50 años. No ha sido fácil, hay que tener una gran voluntad por el trabajo que se hace. Los altibajos y las cuestiones que se viven durante cinco décadas nos permiten seguir adelante con el mismo entusiasmo con el que se empezó y con una gran confianza, porque han pasado muchos años y vale la pena continuar con las obras que son para el público”, Magnolia Flores.

Tres obras representativas que se presentan en el marco de la Temporada de Danza en el Palacio 2016, coreografías emblemáticas construidas con una estética sublime de características cinematográficas, elegidas por Magnolia Flores y Emmanuel Torres Mejía –director artístico de este proyecto– como distintivo de la herencia del maestro.

“Hay que mantenerlas vivas, como todo el repertorio de Raúl Flores Canelo, pues dentro de la evolución de la danza en México, el Ballet Independiente ha sido base del origen sobre el que se han desarrollado técnicas, estilos y formas de crear. No es solo la reposición de pasos o movimientos, sino que en las entrañas de las obras se encuentra una esencia muy fuerte y una poética muy peculiar bajo el espíritu del maestro”, Emmanuel Torres Mejía.

La introducción a la Trilogía, en esta fiesta del Ballet Independiente es El bailarín (1988), un divertimento donde Flores Canelo trató de resaltar la figura de los bailarines, dedicados al arte y la belleza, con movimientos corporales que traducen la música de la compositora griega Eleni Karaindrou.

Imágenes que descubren la poética de López Velarde a través de ese momento íntimo en el que el bailarín se acicala antes de salir a escena. El resultado es una danza gozosa que involucra al espectador a través de una armonía que da cuenta de la inquietud que tenía el poeta frente a la personalidad de los artistas de esta disciplina escénica, en quienes identificaba cierta locura al dedicarse a una profesión que, a su parecer, implica supervivencia.

La segunda representación en esta significativa función, es Jaculatoria (1979), una pieza que evoca a la mujer fuerte y rebelde a través de una proyección escenográfica que logra atrapar un momento de la historia emotiva de México a través de imágenes sensoriales que descubren el lirismo de López Velarde y la música de Manuel M. Ponce, además de la plástica del muralismo mexicano.

Una obra que conecta al espectador afectivamente, a través de la nostalgia, con un mundo provinciano plagado de contradicciones, como la religiosidad y el erotismo, atrapada en el aroma místico y cotidiano de la muerte, siempre tan lejano y tan presente para la cultura mexicana.

“Cuando Raúl Flores Canelo era niño, sus tías le leían obras del poeta zacatecano, con quien puso en común la añoranza por la vida de provincia que dejó al mudarse a la Ciudad de México. En Jaculatoria, recuperó imágenes evocativas de la provincia mexicana y las desarrolló en esta coreografía que es una suerte de alabanza a sus colores, sus aromas, sus flores y sus mujeres”, Magnolia Flores.

Como gran final de este festejo, el Ballet Independiente lleva al escenario del Palacio de Bellas Artes: Poeta (1988) –encargada a Raúl Flores Canelo para conmemorar el centenario del natalicio de Ramón López Velarde– una evocación coreográfica que plasma a la mujer idealizada, a la novia pueblerina, pero también a las mujeres citadinas, desde las prostitutas, hasta las increíblemente refinadas, todas girando alrededor de una mezcla cruda de sensaciones y sentimientos experimentada por el poeta, como la tristeza, la culpa y el placer.

“Con este repertorio queremos conmover y tocar al espectador con un lenguaje dancístico antiguo, muy propio de la compañía. Para nosotros es muy satisfactorio saber que el público se lleva una experiencia que le permita ampliar su visión sobre el día a día”, Emmanuel Torres Mejía.