Teatro

Teatro que Danza presenta el espectáculo Yo maté al principito, una obra sobre el dolor de amar

Por: Arturo Carrasco — 10 de febrero, 2012

Teatro que Danza presenta Yo maté al principito, una obra escrita y dirigida por Harif Ovalle en el Centro Nacional de las Artes, febrero 2012 “Toda obra se dirige al intelecto del espectador, a sus sentidos, a sus emociones pero también a su sentido quinestésico. La virtud de tomar como punto el movimiento es que permite al espectador hacerlo danzar también”, Harif Ovalle.

En el Teatro Salvador Novo del Centro Nacional de las Artes (CENART) desde el pasado viernes 03 de febrero se presenta la obra Yo maté al principito, una puesta en escena de teatro físico escrita y dirigida por el artista interdisciplinario Harif Ovalle quien ha destacado por su sensibilidad y expresividad en los campos del movimiento, la música y la actuación, lo cual le ha llevado a ser reconocido en varias partes del mundo y por grandes compañías como el Cirque Du Soleil.

El espectáculo Yo maté al principito toma como base la historia de Horst Rippert, un ex periodista de deportes alemán y piloto de guerra de la Luftwaffe en la Segunda Guerra Mundial, quien mató a su héroe: el autor de El Principito, Antoine de Saint Exupéry, quien cayó al Mediterráneo el 30 de julio de 1944 y cuyo cuerpo jamás apareció.

Harif Ovalle presenta Yo maté al principito, una obra de la compañía Teatro que Danza en el Centro Nacional de las Artes, febrero 2012 “No se sabe de él durante sesenta años y de pronto aparece un piloto alemán que dice: no busquen más, yo maté a El Principito, refiriéndose a Saint-Exupéry, cuando en realidad lo admiraba y por él se había hecho piloto. Derribar a su objeto amado fue lo que a mí me cautivo para hacer esta paráfrasis de ese hecho, comento las coincidencias entre su obra y su misteriosa desaparición”, Harif Ovalle.

A partir de esta historia, a través de tres planos diferentes, la obra nos relata la vida de un piloto nazi quien mientras anda en busca de un avión enemigo trae a su memoria varios pasajes de su texto favorito: El principito.

Por otra parte, bajo ese mismo cielo se encuentra el piloto francés autor del libro quien, mientras pilotea, piensa en el amor imposible entre el pequeño príncipe y su rosa, la flor más bella y especial.

Harif Ovalle presenta Yo maté al principito, una obra de la compañía Teatro que Danza en el Centro Nacional de las Artes, febrero 2012. Foto NOTIMEX Alejandro Melendez En el tercer plano observamos a la flor, objeto del amor del príncipe y por tanto razón de su sufrimiento, repasar varios momentos de su relación con el chico mientras, vive preocupada por la aparición de un pequeño cordero que amenaza con comérsela.

En torno a estos tres personajes y el cruce de sus historias, Harif Ovalle nos revela la cualidad de todo vínculo amoroso: el dolor de amar. Para tal propósito la obra nos presenta un idea diferente que se instala entre los límites de la danza y el teatro que pretende conjugar nuevas técnicas tanto actorales como corporales a partir de la exploración coreográfica de cada intérprete, con el fin de no sólo presentar una historia surgida a partir de la lectura de la bella obra y el mito que envuelve la muerte de su autor, sino destacar el lenguaje corporal como un principal motor para la dramaturgia.

Harif Ovalle presenta Yo maté al principito, una obra de la compañía Teatro que Danza en el Centro Nacional de las Artes, febrero 2012. Foto NOTIMEX Alejandro Melendez La propuesta escénica es un montaje realizado por la compañía Teatro que Danza y cuenta con la participación de siete actores con entrenamiento en danza, egresados de la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT) y del Centro Universitario de Teatro (CUT): Alan Uribe Villarruel, Alicia González, Alejandro D´Corzo, Ángel Lara, Mireya González Martinez, Mishell Ordoñez y Yadira Salvador. El diseño de iluminación corre a cargo de Jorge Kuri Neumann y la musicalización, del propio Ovalle

Yo maté al principito se estará presentando en una corta temporada que concluirá el próximo 19 de febrero, por lo cual vale la pena no desaprovechar el tiempo y asistir al CENART para apreciar esta versión de una propuesta imperecedera y llena de belleza.

“Me gustaría que el espectador se llevara la sensación de volar porque para Saint-Exupéry era lo que le brindaba un pleno sentido a su existencia, y como piloto aéreo creía que a partir del hecho de elevarse él podía estudiar el comportamiento del hombre y reflexionar sobre sí mismo”, Harif Ovalle.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.