Por: Miguel G. Calero — 3 de octubre, 2019
La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno…
Titus es una adaptación de la obra de William Shakespeare ambientada en el imperio romano. Titus, victorioso general, regresa a la Ciudad Eterna para ser coronado con poder, pero al tomar una serie de malas decisiones termina a merced de sus vÃctimas de guerra.
El despotismo, las luchas familiares, el ingenio cruel y despiadado estarán a la orden del dÃa en cada jugada polÃtica a partir de este momento. La muerte, el engaño y la violencia que envuelve el carácter sanguinolento del argumento nos propone una inquietud fundamental ¿cuál es el precio y el beneficio de causar sufrimiento a mi enemigo?
En la adaptación del texto y dirección a cargo de Angélica Rogel, Titus encuentra la escencia del texto shakesperiano y pone ciertos toques militares que compaginan con el contexto actual sin perder su esencia romana. En la escena busca enfatizar el hecho sangriento y cruento como el eje temático en los colores, la dinámica y la escenografÃa. La obra es una justa representación de un clásico de Shakespeare, en versión contemporánea, lo que no es fácil decir de uno de los grandes dramaturgos de la historia.
Titus, es la narrativa teatral de una serie de acontecimientos que desencadenan la venganza cruel que se ve reflejada en asesinatos, violaciones y engaños. Una serie de escenas drámaticas y pinceladas de humor que se dibujan en un diseño escenográfico que se propone como un análisis desde el interior de la obra.
“La resonancia que adquiere Titus en la actualidad está cifrada por la visión que se muestra de la mujer, las razas y el poder; el mundo como un entendido de ‘mujer igual a botÃn, mujer igual a premio, mujer igual a cuerpo que se puede vender, matar, mutilar; raza igual a bueno o malo, poder igual a impunidad’; la lista es larga y por lo tanto inmensamente atractiva para ser analizada, para adentrarse en ella y desmenuzarla desde nuestro contexto; más aún cuando la brutalidad que antes parecÃa sorprendernos, ahora nos es cotidiana, nos habita y desborda”, Angélica Rogel.
En el concepto visual, la dirección de escena suprime cualquier elemento que sea un mero artificio para dar paso a un juego actoral en su totalidad.
Para llevarlo a cabo se convocó al joven escenógrafo Adrián MartÃnez Fraustro, quien concibe el espacio como una respuesta a la necesidad dramática, en este sentido, diseña otro personaje-dispositivo para dar peso a la acción misma.
Además, el diseño del vestuario y maquillaje destacán las emociones y ayudan en la construcción interna de cada personaje, la gama de colores hacen de la puesta un espectáculo tenebroso y oscuro, repleto de humor negro y emociones. En conjunto, la caractereización de los personajes está en correcta sintonÃa con la escenografÃa.
Titus se presenta de jueves a domingo (hasta el 10 de noviembre) en el escenario principal del Centro Cultural Helénico, con un elenco conformado por Mauricio GarcÃa Lozano, Nailea Norvind, Inés de Tavira, Antonio Vega, Pablo Perroni, Yuriria del Valle, David Calderón, Jyasú Torruco, Emiliano Casigolli y Rodolfo Zarco, diez actores en escena que a partir de su trabajo simulan un juicio en el que el espectador podrá valorar a quienes intervienen de la escena y distinguir el vaivén transitorio entre la realidad presente y las remembranzas del pasado.
La propuesta de Angélica Rogel nos invita a ser participes de un juicio donde determinará si Titus es o no es culpable de la venganza de Tamora y de la violación y el desmembramiento de su hija Lavinia. ¿Quién es hoy Titus? Ahà empieza la hipótesis de todo.
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