Teatro

The Pillowman promete suspenso y terror sicológico

Por: Enrique R. Mirabal — 5 de diciembre, 2007

The Pillowman bajo la dirección de Mario Espinosa se presenta en el Foro Scotiabank Con relativa inmediatez, uno de los éxitos recientes de Broadway (previo estreno en Londres para seguir el circuito establecido) aparece en la Ciudad de México, precedido de buenas críticas y algunos premios a su autor, The Pillowman de Martín McDonagh, desde su estreno en 2003 y hasta la fecha, ha tenido más treinta puestas diferentes en Gran Bretaña, Estados Unidos, Australia, Rusia, Portugal, Grecia, Lituania, Singapur y en la capital de la ex Yugoslavia, Belgrado hasta llegar al D.F, bajo la dirección de Mario Espinosa y una producción de Meximan.

De McDonagh, hemos visto en México The Beauty Queen of Leenane, traducida simplemente como La reina de Leenane, título más ambiguo pero acertado. Si la preferencia por este dramaturgo continúa, es probable que veamos muy pronto alguna de las partes de sus dos trilogías relacionadas con personajes y ambientes de su natal Irlanda. La gran interrogante acerca de las traducciones y adaptaciones de autores contemporáneos es la tentación latente de cambiar nombres y situaciones para acercar, supuestamente, la trama al público cuando, en realidad, desvirtúan su sentido. Esperemos que no suceda así con esta obra.

The Pillowman de Martin McDonagh se estrenó en México el pasado 29 de noviembre y permanecerá sólo diez semanas en el Foro Scotiabank: Moliere 328, entre Ejército Nacional y Homero, Polanco.

Entre los actores que desempeñan los papeles principales, aparecen nombres habituales en la cartelera: Alejandro Calva y Jorge Zárate, mientras que Kuno Becker, reconocido más por su labor cinematográfica en el extranjero o por sus trabajos en la TV mexicana, tiene su gran oportunidad para demostrarnos qué tan buen histrión puede ser.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.