Teatro

Ternura Suite, no apta para inhibidos o espíritus recatados

Por: Roberto Sosa — 21 de septiembre, 2011

Ternura Suite, obra original de Edgar Chías y dirigida por Richard Viqueira, se presenta en el sótano del Teatro Julio Castillo, septiembre 2011 El teatro es ficción, o lo que vemos en una puesta en escena es pura realidad; los personajes viven, toman voz y forma en esta relación simbiótica actor-personaje. ¿Pero qué sucede cuando en la escena no se refleja sólo la ficción, sino que vemos una realidad tangente y viva, que no deja nada a la imaginación? ¿Se pierde la esencia del teatro o es una necesidad mostrar la realidad para convertir el quehacer teatral en una paradoja?

En Ternura Suite, una mujer recibe la visita inesperada de un hombre en su domicilio; la noche es cómplice de las intenciones y “necesidades” del acechador. La víctima es sometida, golpeada, amarrada, vejada y violada; pero en un descuido, la víctima se convierte en victimario, los papeles se invierten y la venganza se apodera de la escena. Momentáneamente lo deja ciego con un líquido y le arroja fuego. Atado de pies y manos queda a merced de su víctima.

Aquí vale detenerse por un momento, las escenas que se presentan son únicas, visualmente fuertes, crudas en su contenido y creemos que sin antecedente. Y valdría hacer la aclaración que para el público que no gusta de la violencia, esta última propuesta de Richard Viqueira podría convertirse en pesadilla,

Porque en este texto la venganza es más cruel, la violencia genera más violencia. Ella lo somete al límite del dolor, al abuso físico y psicológico. Porque se usan elementos que nunca son utilizados en otras puestas en escena, pero que sin embargo “enriquecen” el montaje. Por momentos el espectador no desea ver lo que esta pasando frente a sus ojos –y he de confesar que más de uno los cierra los ojos ante la crudeza que sin embargo no deja de experimentarse a cada momento–, las escenas suceden ante el asombro y hasta desagrado por parte de los asistentes; la escena nos presenta algo que no se esperaba y las miradas se cruzan de forma incrédula ¿Se vale tanto realismo?

Ternura Suite, obra original de Edgar Chías y dirigida por Richard Viqueira, se presenta en el sótano del Teatro Julio Castillo, septiembre 2011 Ternura Suite tiene un gran valor en cuanto a su concepción y realización; es un montaje bien hecho, cuidando cada uno de los riesgos físicos que toman los actores y con un trazo escénico exacto. Vale decir que Viqueira se consolida como un director de teatro-físico, sus puestas están marcadas por este acento en el movimiento, por ese ir y venir en escena de los actores y por aportar esos elementos visuales que sacuden, que te llegan como choque eléctrico y te dejan con la sensación de no saber donde termina la ficción e inicia la realidad.

Precedida de una exitosa temporada en el sótano del Teatro Benito Juárez, la obra original de Edgar Chías y dirigida por Richard Viqueira, se presenta ahora en el sótano del Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Boque (lunes y martes hasta el 30 de noviembre), un espacio reducido donde 26 espectadores, van adentrándose en esta historia de amor-odio que arrincona al espectador creando una atmósfera que no concede nada a la evasión. Una obra underground que nos muestra que tan bajo podemos llegar; una analogía donde el director nos restriega en las narices, frente a nuestras jetas, un acto de violencia sexual, de sometimiento físico… de dolor. Se puede salir a vomitar en plena calle o ponerse de pie a ovacionar la pieza.

Ella, Beatriz Luna, muestra todo el dolor y desesperación de la víctima, empero también encarna esa necesidad de venganza que se siembra cuando toda posibilidad de justicia se ve lejana casi inexistente. Como actriz, Beatriz proyecta un sin fin de sentimientos que dejan atrás todo lo femenino, ya no hay amor o dulzura, todo se convierte en ira, odio, impiedad, desafío … olor a muerte.

Ternura Suite, obra original de Edgar Chías y dirigida por Richard Viqueira, se presenta en el sótano del Teatro Julio Castillo, septiembre 2011. Foto: Miguel Díaz Por su parte, Emmanuel Morales despierta esa aberración natural que se tiene frente a los violadores y victimarios, aquellos que valiéndose de su fuerza la ejercen contra los más débiles casi de forma natural porque así lo han aprendido en ese su mundo plagado de violencia y abusos. Dos excelentes intérpretes que dan forma a un texto oscuro, con un lenguaje abyecto; dos buenos actores que entienden y plasman en el escenario, lo que Viqueira maquinó en su intrincada mente.

Ternura Suite nos deja en principio, asombrados y con sensaciones encontradas. Estamos viviendo tiempos violentos, estamos ante una realidad que rebasa a la ficción y lo que aquí se presenta son ambas en un mismo momento, en un mismo espacio. Aquí la irrealidad no es ficción porque la ficción es sólo el pretexto para mostrar una cruel existencia, como la vemos todos los días: secuestros, asaltos, asesinatos… violencia sexual.

La pieza podría ser una historia de amor, podría tener un final feliz y mostrar cuerpos desnudos procurándose placer mutuamente… sin embargo ese no es el estilo de Chías o Viqueira, aquí se ven dos cuerpos desnudos en su más cruda expresión, para nada se cuidó la estética y el buen gusto, aquí el desnudo no es para ser fotografiado o admirado.

Ternura Suite es un encuentro de dos jóvenes creadores en la escena contemporánea; dos hacedores de teatro con propuestas y lenguajes escénicos diferentes. Se podrá estar o no de acuerdo con lo que se ve en el escenario, pero el espectador nunca saldrá indiferente ante una obra de esta aventurada mancuerna, porque en Ternura Suite, “se juntaron el hambre y las ganas de comer”. Fotos: Miguel Díaz.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.