Sólo un hombre… qué pasa cuando se pierde la identidad

Por: @Sujey Rodriguez — 10 de febrero, 2015

Después de haberse presentado en la edición del 2014 del Festival DramaFest, la obra Sólo un hombre de Carlos Corona ahora se presenta en brevísima temporada en el Teatro Benito Juárez...

Basada en Un hombre es un hombre, del dramaturgo alemán, Bertlolt Brecht, quien invita en este texto a la reflexión sobre la memoria y la preocupación de que muy pocos decidan sobre tantos, la propuesta escénica de Carlos Corona hace énfasis en el humor y la música –creción de Mariano Cossa– para contar la historia de Juan, un hombre que al ir por pescado para la cena de él y su mujer pierde su nombre y su identidad.

Los personajes caricaturizados, el maquillaje empleado llevando a la farsa esta historia, la música en vivo y el gran número de actos músicales, hacen que esta versión de la obra de Brecht llevada a la escena de una forma ingeniosa, valga la pena verla y no dejerla pasar (uno nunca sabe si volverá a tener temporada y es mejor no confiarse e ir a comprar el boleto). En Sólo un hombre Carlos Corona (@carloscorona70) le otorga a los personajes, una gracia, cinismo y hasta cierto grado de pureza que llegan a cobrar un significado especial el aquí y ahora que se sucede en la obra.

Juan es un hombre común, un hombre promedio, un humano sencillo, un hombre que apenas alcanza a ver sus problemas cuyo mundo se reduce a su esposa y su trabajo. La tarde que decide salir al puerto a conseguir un pescado para la cena, se pierde. En su camino se encuentra a un par de bribones que lo necesitan para suplir a un viejo amigo. Su forma de enredarlo y la inocencia propia de Juan hace que su vida gire a 360 grados y de ser Juan, sea otro hombre.

Así, sin pensarlo, Juan acaba siendo presa de una jugarreta de la vida y se ve en la necesidad de renunciar a su identidad, a su nombre. Lo que era deja de ser y es tal su creencia de ser otro hombre que al ver de frente su pasado, lo desconoce. Juan es aniquilado, Juan no existe más, aunque esto le pese a su mujer.

¿Qué tanta importancia tiene la identidad en un hombre, en cualquier persona? ¿Su nombre lo define, en su nombre lleva su historia, emociones e ideología? ¿Se puede dejar todo y convertirse en otra persona, olvidar su pasado, empezar de cero, cambiar de ideas, dejar de ser noble para convertirse en un hombre de guerra? En Sólo un hombre, esta primicia es real.

A Carlos Corona, dramaturgo, actor y director, lo conocemos por obras como La risa extraviada, La noche del tigre, La cacería del pirata y Los sueños de Paco.

También bajo su dirección hemos podido apreciar, La maravillosa historia del Chiquito Pingüica de Sabina Berman, Sueño de una noche de verano de William Shakespeare, Ubu Rey de Alfred Jarry, Peer Gynt de Henrik Ibsen, Derviche y Neurastenia de Ximena Escalante, Olimpia 68 de Flavio González Mello y El autobús de Lukas Bärfuss. Actualmente también dirige Homéridas, de la dramaturga mexicana Ximena Escalante en una producción de la Compañía Nacional de Teatro.

Sólo un hombre, es una excelente propuesta de la nobel Compañía Pobre Juan, que se estrenó de la mano de Carlos Corona en mayo del 2014 como examen de tercer año de la Licenciaturas en actuación y en escenografía de la ENAT y, este mes se presenta hasta el 25 de febrero, los martes y miércoles, en el Teatro Benito Juárez con un elenco integrado por Hugo Buendía, Jimena Menéndez, Belén Mercado, Luis Miguel Moreno, Meraqui Pradis, Jheraldy Palencia, Diana Perelli e Iván Zambrano, una obra que hace énfasis en el poder de las decisiones y sus consecuencias, así como el valor de la vida.

“Aquí descansa Juan, un hombre al que fusilaron. Salió un día a comprar pescado y se enamoró. A la mañana siguiente era un asesino y al tercer día lo fusilaron…”