Teatro

Por los pasos de José Guadalupe Posada en el Festival de México en el Centro Histórico

Por: Oswaldo Valdovinos — 14 de marzo, 2007

La transición a la muerte no es fácil. La mayoría de la gente le tiene un temor exacerbado, y se puede decir que aún en pleno siglo XXI hablar de ella sigue siendo un tabú, a pesar del desarrollo tecnológico y científico que el hombre ha alcanzado.

Un mambo con la Catrina. 13 calaveras escenicas en homenaje a Jose Guadalupe Posada No obstante existen lugares donde la relación con ella es un poco más laxa. Tal es el caso de nuestro país, donde cada noviembre se lleva a cabo la fiesta de Día de muertos, tradición de origen prehispánico que se ha renovado en diferentes etapas de la historia nacional, siendo una de las más conocidas la reinterpretación que se dio a principios del siglo XX , en los albores de la Revolución Mexicana con José Guadalupe Posada, quien a través de sus “calaveras” reinterpretó y adecuó esta tradición al momento histórico que le tocó vivir.

Así pues, como un homenaje a Posada, Cordelia Dvorák presenta en el XXIII Festival de México en el Centro Histórico, Un mambo con la Catrina. 13 calaveras escénicas en homenaje a José Guadalupe Posada, que es parte del proyecto de intercambio cultural entre Suiza y México Más acá del más allá, y que se presentará el sábado 17 de marzo a las 19:00 horas y el domingo 18 de marzo a las 18:00 horas en el Teatro Julio Jiménez Rueda.

Cordelia Dvorak dirige Un mambo con la Catrina... Este espectáculo toma como base la concepción de las Danzas de la muerte europeas -grabados donde al son de un instrumento musical ricos y pobres se ven obligados a bailar el baile que les dicta la Muerte y los lleva a la tumba- y la adaptación libre de la obra Bajo tierra, de David Olguín, que narra la vida de Posada, para desarrollar un divertido juego de disfraces, persecuciones y escondites entre la Muerte y Posada mientras el artista busca elementos que le permitan inventar un nuevo rostro para ella, en cuyo proceso recorre la historia mexicana y llega al mundo de hoy. El camino, lleno de humor, se desarrolla en una serie de “calaveras escénicas” que toman el carácter fársico y crítico de las populares calaveras de Día de Muertos.

Cabe mencionar que el espectáculo es una interpretación contemporánea de la concepción mexicana de la muerte, llena de música, bailes y críticas alusiones a la realidad. Al respecto, dice la directora que la obra, “muestra también una contraparte de la tradición europea sobre la muerte, pues en México la muerte es dulce y se viste de chocolate y azúcar; no por nada aquí La Catrina aparece como mujer, sensual, llena de humor y muy cachonda”.

La búsqueda de Posada al final lo lleva a la tumba, pues termina enamorado de la mujer que ha creado, es decir La Catrina. En este sentido para Cordelia Dvorák las tradiciones mexicanas “nos enseñan a aceptar la muerte en lugar de huir de ella: por eso, mejor que negarla es bailar con ella; un mambo, por ejemplo…

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.