
Por: Aracely Cortés — 5 de octubre, 2009
Tres actores y creadores: José Alberto Gallardo, Antonio Zúñiga y Richard Viqueira bajo la dirección de éste último rescatan escritos y representan a tres asesinos seriales, “Jack el Destripador”, “El CanÃbal de la Guerrero” y el “Asesino de Virgina Tech” en la puesta escénica Por favor no manden riñones por correspondencia, obra basada en asesinos reales escrita por asesinos ficticios.
Una historia donde estos tres jóvenes dramaturgos se han propuesto balancear artes tan salvajes como opuestas: matar y escribir, asesinar y actuar, el luto y el teatro.
En un manejo estético donde el espacio y la escenografÃa muestran la calidad del teatro universitario, los maniquÃes que penden sobre la cabeza de los espectadores de inmediato se relacionan con los cádaveres inertes que cada uno de los personajes fue dejando ya sea en la calle, en una escuela o en el refrigerador de su casa.
Cuando pensamos en un asesino serial o un multihomicida y en particular cuando se piensa en un ataque sólo contra mujeres podemos saber que estamos frente a algo más que un ser humano aislado e inferimos la expresión social que un hecho de esta magnitud representa.
Es a partir de esta idea de identidad que la obra aborda las similitudes que hubo entre estos tres personajes, por antonomasia el más conocido es el supuesto hombre que mataba mujeres principalmente prostitutas en la Inglaterra de finales del siglo XIX.
Aunque se trata de un personaje muy famoso, no se tiene su identidad y lo único que se sabe es a través de alguna carta que mandó a la comisarÃa del pueblo de Withchapel, donde se adjudicaba los crÃmenes, de esa carta y de la pinta que decÃa “no culpen a los judÃos por esto†es donde surge la lÃnea argumental para darle juego al personaje de Jack.
El que si es un personaje identificable al punto que sabemos que sà tenÃa una afición por la escritura es el ahora fallecido José Luis Calva, mejor conocido como “El CanÃbal de la Guerrero”, este asesino hace gala de algunos conocimientos literarios y deja ver cómo a través de la escritura ejercÃa la seducción hacia quienes más tarde serÃan sus vÃctimas.
El coreano Cho Seung- Hui el asesino de Virginia Tech que mató a 33 personas y posteriormente se quitó la vida también tiene su parte literaria ya que él mismo era estudiante de literatura inglesa y es a través de sus escritos que la policÃa norteamericana pudo obtener rastros de su personalidad.
En esta propuesta que se presenta en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario, de jueves a domingo –hasta el 31 de octubre–, el público de una u otra manera participa desde el principio: en la lectura del programa de mano y en una breve escena antes de entrar a la sala, asà como en las llamadas por teléfono de “último minuto†que son asaltadas desde el inicio de la obra.
Asà se vive un esplendido movimiento escénico –respaldado por la escenografÃa, iluminación y video de Jesús Hernández– donde los actores suben, bajan, corren y demuestran una excelente calidad actoral donde el público es testigo de un gran trabajo.
Un texto que ha buscado encontrar paralelismos entre los impulsos que llevan a un criminal y a un artista a consumar los actos que les conceden a cada uno su apelativo distinto. ¿Sacrificar o inmolarse? Por ello se cuestiona, asimismo al actor como una especia de asesino que prefiere matar su verdadera identidad para asumir una nueva cada noche. Va dejando tras de sà una muerte nueva y suya.
En este sentido se compara al actor con un verdadero asesino en serie, quien cada dÃa emprende la difÃcil tarea de matarse en cada función y entregar a los espectadores un personaje que, es un cadáver fresco.
Por favor no manden riñones por correspondencia, una pieza dramática que reflexiona sobre la mortandad como sentido final del arte y el crimen. Fotos: José Jorge Carreón
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Es una obra muy buena felicidades a los actores la verdad quede muy satisfecha con el trabajo que vi!!
muchas felicidades es una obra donde los actores desmpeñan muy bien su trabajo y te dejan con la boca abierta felicidaes