Por: Enrique R. Mirabal — 1 de marzo, 2010
La exitosa obra del dramaturgo norteamericano a 18 años de su estreno.
Oleanna no es el nombre de la protagonista de la obra en cuestión sino el tÃtulo de una folk song que los nostálgicos de Pete Seeger recordarán aquà o en Noruega, un referente muy particular y un guiño con los contemporáneos del escritor.
Los dos personajes que David Mamet creó para ser interpretados por su amigo William H. Macy y la esposa del dramaturgo, Rebeca Pidgeon –antes de operarse su atractiva nariz– son un profesor universitario y su joven alumna, John y Carol para mayores señas. Oleanna estrenada en 1992 alcanzó rápido reconocimiento off- Broadway, en circuitos universitarios y, posteriormente, saltó a Londres.
La versión en cine no pasó a mayores. En 2009, entró con desigual fortuna al teatro comercial neoyorquino. Definitivamente, Mamet tiene un público cautivo y no se corresponde con el habitual de las comedias musicales.
David Mamet, nacido en 1947, es un fructÃfero escritor que se ha aventurado en diversos géneros literarios con muy buenos resultados. Novelista, dramaturgo y guionista cinematográfico, también ha dirigido varias pelÃculas y ha escrito o adaptado guiones que otros dirigirÃan. Ganador del Premio Pulitzer y con un prestigio muy bien cimentado es, desde la década de los 80, un referente imprescindible de la cultura norteamericana.
Pese a la fama teatral, quien esto escribe prefiere al Mamet del cine. House of Games (1987), su debut fÃlmico, y una joyita llamada State and Main (2000) son dos pelÃculas que difÃcilmente puede olvidar el que las haya visto por su peculiar lenguaje, el desenfado de los personajes y por la perfección de sus guiones y la mano rectora que los hace brillar.
En el teatro, no siempre la irreverente visión de los problemas del hombre contemporáneo alcanzan la frescura de su cine y la aclamadÃsima y premiada Glengarry Glen Ross es el ejemplo más fehaciente de las trampas de una problemática con moraleja y unos diálogos solemnes que no embonan con el desenfado polÃticamente incorrecto de su cine.
En México, el director y actor Enrique Singer dirige una traducción de Oleanna que corresponde a Daniel Pastor, quien también es el productor de la obra. Los actores Juan Manuel Bernal e Irene Azuela encarnan, respectivamente, al profesor y a la estudiante.
Él es un veterano en los teatros del INBA y Azuela camina a pasos agigantados en pos de la preeminencia en la escena y el cine alternativos o de autor, como prefiera llamársele.
El diálogo o enfrentamiento entre ambos personajes pertenecientes al universo académico muestra una variante de actualidad, por no decir de moda: el acoso sexual, tan común en las escuelas como en el metro, la oficina o al interior de la familia; sin embargo, el asunto no queda centrado en este punto sino que se trasmina a otros dilemas que competen al complejo mundo contemporáneo sin dejar de ser factores perennes: la lucha por el poder y la sumisión o rendición a la fuerza o las ideas del otro.
Mamet no se conforma con estar al dÃa. Su lenguaje, su manera de hacer, su toque inconfundible en los tipos y caracteres que pueblan sus obras además de una ironÃa no tan sutil en ocasiones y el preciso ritmo de su sintaxis -metrónomo en mano cuando él dirige- lo colocan como favorito de directores a la búsqueda de material inteligente y, en ocasiones, polémico.
En los paÃses hispano-parlantes, David Mamet es cada vez más una alternativa segura y confiable. En España, se ha montado recientemente Glengarry Glen Ross dirigida por Daniel Veronese (autor y director argentino con dos trabajos en la escena mexicana) y, antes, Oleanna y Tres actos desafiantes que comprende tres obras cortas de sendos dramaturgos norteamericanos con vasos comunicantes: el citado Mamet, Elaine May y Woody Allen.
En este montaje que nos ocupa cabrÃa destacar el imprescindible y muy logrado toma y daca entre los dos actores, virtud que también se debe a la dirección de Singer. Juan Manuel Bernal comienza unas octavas arriba y mantiene el tono hasta puntos de tensión que reclaman una inmediata transición hacia la mesura o un simple giro dentro del mismo lenguaje gestual y la proyección de la voz.
En la última escena, explora otros matices y sale enriquecido, es más convincente a la vez que parco. Irene Azuela parece tener bien claro su cometido desde un principio, entiende su personaje a la perfección y le saca buen partido, deja aflorar un cinismo sutil y, dosificadamente, una vulnerabilidad que redondea la credibilidad deseada y afina la composición de su personaje.
Maestro y alumna, en la variante de la toma del poder más que en la del cortejo entre la núbil inocente y el sátiro insaciable. Metáfora del sistema de enseñanza en Estados Unidos, de la sociedad contemporánea del primer mundo, del conflicto de clases, el relevo de generaciones y el sometimiento por los mismos métodos en un intercambio de polos que conservan el mismo centro gravitacional entre ambos opuestos. Recién estrenada el pasado 20 de febrero, Oleanna permanecerá en El Granero del Centro Cultural del Bosque, de jueves a domingo, hasta el mes de mayo y es, definitivamente, una obligatoria ida al teatro.
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es una obra muy buena no soy fan de las obras de teatro tengo solo 17 años pero la energia que tenian los actores es buenisima de antemano una felicitacion ojala se hisieran mas obras de ese tipo me encantaria enterarme si me informaran de ellas seria genial…
f e l i c i d a d e s 🙂
Espero ir a la obra de teatro y conocer a amis actores favoritos, son buenisimos, los admiro mucho a alos dos he seguido su trayectoria. Voy a ir este proximo jueves lo voy a aprter en mi agenda
No he podido ver la obra, porque ahora estoy una temporada en Perú. Llevo meses intentando conseguir el texto. PodrÃan informarme donde debo recurrir para obtenerla. Gracias, un saludo y que continuen los éxitos. Escribir por favor a: oscar_douglas@hotmail.com