
Por: Antonio Riestra — 18 de febrero, 2015
Náufragos de Mario RamÃrez Monroy con la dirección de Moisés OrtÃz Urquidi se presenta dentro del ciclo Por amor de jueves a domingo en la sala 12 de MicroTeatro.
No sé a cuántos kilómetros de altura escribo esta lÃnea. No sé por qué me acuerdo de una plática que tuve con mi maestro Cirilo Pomposo. Hace mucho tiempo, en un taller literario, alguien, una chica quizá, soltó una frase. Ella –o él– se dedicaba a la publicidad, hacÃa la campaña de una cementera. La frase era tal vez asÃ: “Si no hubiera puentes / todos serÃamos islasâ€.
Insisto, no sé por qué me acuerdo de tales cosas ahora que, casi a punto de cruzar la frontera con Estados Unidos, evoco asimismo la imagen de Ilana. Acaso sea la cruda de tanto viaje en menos de un mes. Sin embargo, concluyo que dicho asunto tiene que ver con el naufragio.
La memoria, ¡gracias dioses!, no es un lugar corriente, es una isla adonde regresamos los que no tenemos completa soledad ni completa compañÃa, los que siempre somos náufragos, olvidados de nosotros. (Carajo, asà debió empezar mi texto…)
Tiene que ver con Náufragos, obra que tuve la oportunidad de ver antes de aislarme, otra vez, adentro de un avión; obra bien escrita por Mario RamÃrez Monroy, excelentemente dirigida por Moisés Ortiz Urquidi y llevada a cabo con discreta majestuosidad y abisal llanura por los –debo decirlo– guapos actores Adriana Lumina (@AdrianaLumina) y Germán Pereyra (@germanpereyraMX) en el MicroTeatro (@MicroTeatroMex).
Toda obra artÃstica es nomás una metáfora; una metáfora bien plantada en este mundo que nada de este mundo simboliza: rehúye de este mundo hacia las islas de la memoria (sabrá Ganesha cuál memoria), naufraga. ¿Cómo hablar entonces acerca de ella? ¿Cómo expresar esa fugacidad ajena si, amén de girar nuestro mundo, gira nuestro universo 180 grados y lo devuelve a su lugar cuando apenas un chispazo?
Náufragos (@Naufragos_MTM) describe el escenario ideal para la memoria, para el recuerdo próximo; los extremos son divisados desde el ente, no antes, como pensaba José Lezama Lima: Náufragos está conmemorada aquÃ, ahora, y también es una especie de premonición y remembranza, puebla nuestro más vacuo recuerdo, vacÃa nuestra memoria más atiborrada, aun sin pertenecer, como todo lo anterior, permÃtaseme lo retoricoide, al lado irreal de la irrealidad.
Cabe luego decir que la gente vaya a aislarse quince minutos en aquella habitación, ah, vieja habitación, nuevo pedacito de tierra; que la gente vaya a naufragarse completamente y olvide el mundo, este mundo, y tenga memoria, omisión del propio…
No sé por qué me acuerdo, again, de la plática que tuve con mi maestro Cirilo Pomposo. No sé a cuántos kilómetros de altura escribo esta última lÃnea. Fotos: Armando DÃaz.
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