
Por: Josué Romero — 14 de noviembre, 2017
Sinceridad ante todo. Yo soy de aquellas personas que cuando vi la pelÃcula de SintonÃa de amor (Sleepless in Seattle) me emocioné tanto que se me salió una que otra lagrimita cuando por fin, después de tanto desencuentro, Meg Ryan y Tom Hanks se encuentran frente a frente en el emblemático edificio del Empire State de Nueva York, una de esas escenas donde uno piensa que en el amor todo es posible. A partir de ese momento me declaré romántico, que no cursi, y fan de las pelÃculas románticas.
Es por eso que Muy sucia y muy chingona historia de amor me encantó, ya que sin tener nada que ver con las pelÃculas románticas, esta propuesta teatral es tan inverosÃmil que se acerca mucho a la realidad y sobre todo a una historia que, estoy seguro, nos hubiera gustado vivir.
Se trata de un proyecto de Once Once Producciones, que a dos años de su estreno en México, acaba de cumplir sus primeras 100 representaciones. Su historia está basada en la comedia Dirty Great Love Story de Richard Marsh y Katie Bonna, y fue adaptada por Manuel Calderón y Ana González Bello para ser representada en el escenario de La TeatrerÃa bajo la dirección de AÃda del RÃo.
El elenco está conformado por dos actores que interpretan, cada uno, a tres personajes, en un formato bastante ambiguo donde la actualidad de la anécdota es narrada en verso. Además, los personajes recrean la historia a partir de un desplazamiento escénico donde dos baúles son los únicos elementos necesarios para transportar al público de un antro, a un cuarto de hotel, a una posada…
AsÃ, el espectador sigue una trama bastante enredada donde se tratán los encuentros y desencuentros que viven Rich y Moni (para los cuates), los protagonistas de un hilarante embrollo de amor.
Ellos, Ricardo (Manuel Calderón) y Mónica (AÃda del RÃo alternando funciones con Ana González Bello) se encuentran en la crisis de los treinta años –onomástico tan cercano que los alcanzará en un tris–, esa edad en la que todavÃa no se piensa en tener una pareja estable o un trabajo prometedor, y por supuesto tampoco una casa propia. Es decir, todavÃa viven con la presión de triunfar a pesar de las malas compañÃas, como son sus mejores amigos, un regiomontano mientamadres imprudente y una fresa que en cualquier momento puede perder el estilo.
Diferentes entre sÃ, Rich es un gordito bonachón, nerd, jugador de x-box y amante de las ecobici; por otra parte, Moni es una chica neurótica, dientona y fresa que anda en busca de una conquista después de un noviazgo de siete años. Sin embargo, una borrachera de antrologÃa (por aquello de los antros) los lleva a terminar desnudos, en un hotel, hasta eso no de mala muerte, para dar paso a torrida noche, donde el amor deambula pero, no concreta.
Por ello, nuestros héroes recorren su historia a través de un rompecabezas de anécdotas tan inverosÃmiles que pueden llegar a convertirse en un clásico, de momentos tan divertidos y absurdos, como aquella del sitio de taxis, o la de la parrillada con todo y cervezas Tecate, o la de la boda de los mejores amigos, o la del bautizo de Cornelio, todas esas historietas rodeadas de weyes o fresas que recuperan el lenguaje de una generación que le temen a todo, a crecer, a madurar y, sobre todo, al compromiso.
Yo sé que todos, sin excepción alguna, soñamos y queremos encontrar el amor verdadero y estar con la mujer o con el hombre de nuestros sueños. Pero eso casi no existe, sólo pasa en las novelas rosas… Pero, por lo menos para divertirse un rato sugiero que vayan a La TeatrerÃa, cualquier miércoles de noviembre (recuerden que también hay bar), y descubran este proyecto de Once Once Producciones que los sorprenderá con su frescura, honestidad, simpatÃa.
Y quién sabe, tal vez con una cerveza en mano, también puede suceder que aquel que está sentado al lado, se trate de un fulano o una fulana, sea el ideal para una noche romántica y acabes en un City Express y asà inicie tu Muy sucia y muy chingona historia de amor.
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