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Por: Oscar MartÃnez — 28 de septiembre, 2014
Escrita y dirigida por el dramaturgo mexicano Alejandro Ricaño, Premio Nacional de Dramaturgia 2008, Más pequeños que el Guggenheim, aborda, como eje central, a la vida misma que se representa a través de cuatro personajes, primero como farsa y después como tragedia para mostrar al público una historia conmovedora, que bien se puedo afirmar, está basada en hechos reales.
Se trata de una dramedy que alejada de pretensiones y convencionalismos del género plantea la crisis existencial de cuatro perdedores que por afinidad convergen en un espacio fÃsico y emocional de catarsis: el teatro.
Ésta es la historia de una profunda amistada entre Sunday y Gorka, un aspirante a director y un aspirante a dramaturgo que se van a España para “triunfar†y desencantados, regresan a los tres meses y por azares del destino, se dejan de ver 10 años. A su reencuentro intentarán levantar un proyecto teatral con la ayuda de un albino bizco y un cajero de tienda.
En su tÃtulo la obra hace referencia a ese sentimiento de crisis existencial que ha marcado a una generación particular y con la cual conecta de forma eficaz, ya que los cuatro personajes son seres que afines a nuestra vida cotidiana, es decir, podrÃan ser cualquiera de nosotros, con sus justos bemoles.
Más Pequeños que Guggenheim, explora y explota sobre el escenario, la falta de sentido de pertenencia y la crisis de identidad que ha marcado a toda una generación, como lo ha sido la gran mayorÃa del público que ha respondió a esta propuesta que Alejandro Ricaño ha llevado a escena con el mismo elenco desde su estreno: Austin Morgan, Hamlet RamÃrez, Miguel Corral y Adrián Vázquez.
Esa generación que soportó y vivió la transición tecnológica de lo análogo a lo digital, que fue y es testigo de la globalización abrasiva en todas las esferas sociales, que hizo frente a las crisis, siendo parte de una población económicamente activa que sosteniene la economÃa nacional desde trincheras laborales mal pagadas. Pero sobre todo conecta porque refleja a esta generación aspiracional que ha dejado proyectos en el tintero, que perdió sueños, que se desbocó ante el mundo y terminó siendo un perdedor.
Y es que probablemente, la media, la vida, esté hecha de perdedores. Justo son los que apuestan todo porque no tienen ya nada que perder. Van por un sÃ, desde la esquina de pesimismo, negación, frustración e ingenuidad que en tiempos actuales y ante una filosofÃa optimista barata resultan ser poderosas fuerzas de supervivencia en respuesta a un mundo que les quedo debiendo.
Más Pequeños que Guggenheim ha sido una muy exitosa producción que ha rolado desde su estreno, allá por el 2010, por varios festivales teatrales de la República y escenarios de España, Miami, Perú, asà como en diferentes foros de la Ciudad de México, como el Teatro Helénico, el Benito Juarez, el Foro Shakespeare y una última temporada que acaba de finalizar en el Foro Lucerna del Teatro Milán.
Sin duda el texto más aplaudido de Alejandro Ricaño que en su contexto pone en relieve el valor de la amistad, desatando la risa del público a lo largo de 90 minutos, un público que sale profundamente conmovido y porqué no, también retratado…
“El joven dramaturgo reconoce que se convirtió en una comedia necesaria ante la ola de textos en torno al tema de la violencia en el paÃs, representando asÃ, un discurso esperanzador en tiempos pesimistas. La gente que hacemos teatro empezamos a tirar la toalla, empezamos a decir que el público no iba a las funciones, que no era necesario hacerlo, que el cine lo estaba haciendo mejor. Lo más bonito que me han dicho de esta obra es que los reconcilió con el teatro. A mà me reconforta mucho eso, saber que de alguna manera pude hacer una tregua y por eso creo que es una comedia necesaria”, Alejandro Ricaño.
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