
Por: A. Cortés / S. Fernández — 19 de enero, 2018
“Se tuerce lo recto, lo limpio está sucio; lo malo es lo bueno, lo justo es injusto, lo horrible ahora es bello; lo puro es impuro…”, fragmento del coro de las Hermanas del Destino en la puesta de Macbeth de William Shakespeare que se presenta hasta el 21 de enero en el Teatro Milán, bajo la dirección de Mauricio GarcÃa Lozano.
A casi 400 años de distancia, la obra escrita por el genio inglés, William Shakespeare, La tragedia de Macbeth –publicada por primera vez en 1623– se encuentra más que pertinente con la puesta en escena dirigida por el maestro Mauricio GarcÃa Lozano, reflexiones suscitadas en torno a la maldad y crueldad humana, exaltadas en busca de un solo fin: el poder.
Esa brutal adicción que descubre el lado más oscuro del ser humano, anima y exalta la conducta de los principales protagonistas de Macbeth, proyecto escénico con el que Tercera Llamada y Teatro del Farfullero concluyeron el 2017 e inauguraron sus trabajos de este año en el Teatro Milán y que el próximo domingo 21 de enero termina una exitosa temporada.
En esta propuesta de GarcÃa Lozano vemos a un enloquecido Macbeth (Juan Manuel Bernal), hombre supersticioso que escucha voces de adivinas, quienes le han de decir todo aquello que está trazado en su destino: “¡Salve, Macbeth! Haz de ser rey en el futuro!” y a su esposa, Lady Macbeth (Lisa Owen), quien sostiene con su ambición la búsqueda de un trono que no les corresponde, ella es el poder tras el trono, ella es quien lucubra y grita al rey de Escocia: “¡Tú podrÃas ser grande. No te falta ambición, pero sà maldad!”
En ambos personajes, la crueldad, la traición, la conspiración y el asesinato habrán de allanar el camino que los conduzca inevitablemente hacia la muerte. La tragedia ha sido expuesta, en los tiempos violentos que vivimos ¿qué hay de mayor vigencia que la corrupción del alma del ser humano en busca de ese poder que todo lo corrompe?
Es asà que el Macbeth que hoy se nos presenta –con la traducción de Alfredo Michel Modenessi– es el reflejo de la ambición desmedida que a lo largo de la historia hemos visto reflejada en más de un uno. En conjunto, el trabajo de Juan Manuel y Lisa se ve redondeado con las actuaciones de Diego Jáuregui, Raúl Villegas, Hamlet RamÃrez, Paula Watson, Miguel Santa Rita, Assira Abbate y Julian Segura, quienes en un escenario sencillo –diseñado por Adrián MartÃnez Frausto– empero cargado de significado resuelven una trama plagada de crÃmenes, fantasmas y sombras que permanecen al acecho para cobrar en su justo momento la factura por todo lo acontecido.
Los claroscuros logrados por la iluminación de VÃctor Zapatero y el vestuario monocromático de Mario MarÃn del RÃo, complementan el ambiente trastornado que expresan los personajes de Macbeth, una oscuridad que mantiene al espectador entre el horror y la fascinación por una historia cargada de violencia que sin embargo no causa repulsión.
Macbeth es el cuarto montaje de Shakespeare que Mauricio GarcÃa Lozano firma como director, un maestro que deja más que acentuado su devoción por el genio inglés y su convicción por el teatro que alude a la palabra como el gran valor del oficio que sin recurrir a ningún tipo de parafernalia logra atrapar, cautivar y trastocar.
AsÃ, queridos lectores sean ustedes convocados al último fin de semana de Macbeth en el Teatro Milán… Son ellos, Macbeth y Lady Macbeth, quienes invitan a la cena, a la reunión donde se han de anunciar las buenas nuevas, un rey para una nación con un trono vacÃo. Los árboles se mueven, el bosque avanza, nada se agita, en realidad, sólo un ejército que acecha. El temor de un impostor, la codicia de una inconsciente, la confianza de un ingenuo y la adivinación de unas encantadoras que se hunden en el agua, hacen recordar la desesperanza, el rencor y la agonÃa de un pueblo, sin importar si está allende las fronteras o tan cerca como nuestro propio reino. Fotos: Alberto Clavijo.
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