
Por: MarÃa Teresa Adalid — 7 de febrero, 2011
Con la actuación de Alicia González, Mónica MartÃnez, Mishell Ordóñez, Karla Rubio y Alan Uribe, Iter criminis, recortes de un delito se presenta hasta el 9 de marzo, en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico.
La esencia de la mujer que por años ha sido condicionada a cumplir con las costumbres religiosas y sociales, asà como alejarse de la enseñanza para ser consumida por la soledad, es la primicia de la obra Iter criminis, recortes de un delito, de Luis Eduardo Yee y Alicia Gónzalez, inspirada en el libro CrÃmenes del corazón de la dramaturga estadounidense Beth Henley, ganadora del Premio Pulitzer de Teatro en 1981.
La anécdota se refiere a la vida de tres hermanas marcadas por el abandono del padre y el suicidio de la madre que se reúnen en un pequeño pueblo repleto de tabúes y estereotipos culturales que provocan efectos perjudiciales en su condición de mujeres.
“Las tres hermanas, aparentemente normales, están incrustadas en una sociedad conservadora que les imposibilita realizarse. Aunque el discurso parece obsoleto, en nuestros dÃas es tan vigente que lo considero un signo de la actualidad donde vemos los mismos casos en diferentes circunstanciasâ€, Luis Eduardo Yee.
La hermana mayor es una solterona obsesionada con su ovario encogido y la imposibilidad de engendrar un hijo, está dedicada al cuidado del abuelo quien se encuentra postrado en una cama.
Maggy, la mediana, es la mujer libertina que, debido a su frustrada carrera de cantante, inventa fantasÃas para justificar su incapacidad de triunfar; Becky, la menor, mantiene un amor secreto con un joven de 15 años a quien hizo su amante. Las mujeres viven la mediocridad de una vida insÃpida.
“Ellas se engañan y amputan el espÃritu porque creen que no pueden ser felices. Limitan su desarrollo, y eso, aunado a la castrante moral de los años sesenta, cuando se creÃa que la mujer sólo podÃa realizarse al casarse y tener hijos, desencadena la angustia de cada unaâ€, Luis Eduardo Yee.
Otra constante, dice Yee quien también lleva la dirección escénica de la obra, es el sentimiento de soledad y la importancia de la figura masculina en sus vidas asà como la mordacidad con la que se descalifican las propias mujeres, “desafortunadamente vemos que la ficción traspasa la realidad de nuestro entorno, sabemos aún que existen mujeres que siguen bajo la idea de no valorarse a sà mismas, es muy graveâ€.
En un intento por librarse de los golpes de su esposo, Becky lo apuñala en el estómago y enfrenta la acusación de homicidio, Maggy, por su parte, pasa la noche con un ex novio, casado y con hijos y Lenny acusa a su abuelo de haber impedido relacionarse con hombres al llenarla de inseguridades.
Luis Eduardo Yee, también, agrega, que el texto de Iter criminis, recortes de un delito plantea la reflexión de ser responsables de una mala elección: “la mujer no es vÃctima, es su propio verdugo. Las considero emocionalmente más inteligentes que los hombres, sólo que, a consecuencia de cierta inercia en las tradiciones, la sociedad no les ha dado el lugar que les correspondenâ€.
Finalmente, dijo, que para exacerbar y resumir los diálogos integró movimientos dancÃsticos que son la manifestación del inconsciente reprimido de los personajes, dicho trabajo lo realizó con coreógrafos especializados y en cuanto a la estética mencionó que se mantiene apegado al minimalismo.
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