
Por: Enrique R. Mirabal — 2 de enero, 2007
The Producers es, originalmente, una pelÃcula de Mel Brooks filmada en 1968 y protagonizada por Zero Mostel (también actor de culto para Woody Allen) y Gene Wilder. La anécdota sigue los avatares de un productor de Broadway con un especial talento para generar fracasos de taquilla que lo llevan a la bancarrota y su posterior cambio de fortuna al asociarse con un oscuro contador que le sugiere una salida inusual a su ruinosa condición. Décadas más tarde, el propio Brooks se decidió a adaptar su guión al teatro y crear un musical con todas las de la ley, incluyendo los números originales de la pelÃcula. El estreno teatral fue en New York en 2001.
Ha sido tal el éxito de esta transcripción al teatro que la obra se ha representado con igual fortuna en Londres, Madrid (con el inefable Santiago Segura) y, ahora, México, entre varias capitales. Los premios comenzaron en cine con el Oscar al mejor libreto en 1968 y, después, en teatro, con varios premios Tony y otros de la crÃtica especializada. En el pasado 2005, se estrenó la segunda versión cinematográfica de The producers con Natahan Lane y Mathew Broderick repitiendo sus papeles en teatro.
OCESA, a través de sus “producers” estrella, Morris Gilbert y Federico González Compeán, decidieron comprar los derechos de la obra y montarla en México. El experimentado equipo técnico y los directores musicales y de coreografÃa, Isaac Saúl y James Kelly y el diseño de adaptación de la producción/escenografÃa a cargo de Laura Rode conforman las bases sólidas para que la letra y música de Brooks pueda ser fácilmente apreciada por el público mexicano en la traducción de Alvaro Cerviño al castellano.
Encabezan la lista de actores/cantantes en los papeles principales: Pedro Armendáriz, aprovechando la inercia de Violinista en el tejado y Adal Ramones quienes alternan con Alejandro Calva y Juan Manuel Bernal y son secundados por un elenco de eficientes y dúctiles intérpretes con solvencia probada en el musical asà como bailarines y cantantes prácticamente formados en casa y fogueados en las tantÃsimas obras que Ocesa ha producido desde su creación.
Nada queda al azar entre números de conjunto y solos o duetos en los que se propicia el lucimiento de las capacidades y aptitudes para el género en el que es necesario tener un mÃnimo de talento para el canto, el baile y la actuación pero, sobre todo, el ritmo o “timing” especial para mantener la atención y la empatÃa del espectador hacia el personaje interpretado.
En esos menesteres, es preciso, destacar la impronta de Natalia Sosa a quien le vaticinamos una carrera en el género cuando quien esto escribe la vio en Les miserables: “La revelación, a nuestro juicio, es la Eponine de Natalia Sosa, con más exigencias vocales y dramáticas que el resto del reparto femenino, encomienda que cumple con fuerza y relieve suficiente para no pasar inadvertida al ojo (y el oÃdo) crÃtico…” (El Heraldo de México, columna Escenarios,1 de diciembre 2002).
Natalia posee un carisma indudable, una hermosa presencia, canta con buena técnica y mucha enjundia y se mueve por la escena con un dominio total y una seguridad pasmosa. Cuando aparece, deben esforzarse sus compañeros por seguirle el paso. Ella se adueña del espacio y acapara la atención del público. Qué espléndida opción para el estelar de cualquier producción futura.
Alejandro Calva es un actor de extracción diversa a la de sus compañeros de reparto y ha destacado principalmente en papeles dramáticos como su Oscar Wilde de hace unos años y el del violador de Congelados que estuvo hasta hace poco en cartelera. En el papel de Roger de Bris, Calva saca chispas a su agradecido personaje y nos deja con la inquietud de verle como Bialystock. Iván Caraza es un Franz con un registro vocal bastante cómodo y excelente ritmo para dinamizar a su protonazi y brillar en su corta participación.
The producers se presenta en Centro Cultural TELMEX, para mayor información consulte nuestra cartelera teatral o en www.mejorteatro.com
The producers va para largo y el público complacido se encargará de correr la voz. Desde aquÃ, no podemos hacer menos que adherirnos a la sabidurÃa popular y recomendarla. ampliamente. Vale la pena. La producción está al nivel de cualquier buena puesta en Broadway.
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