Por: Roberto Loera — 26 de octubre, 2012
En el Teatro Benito Juárez, se escenifica la obra Los constructores de imperios o El Schmúrz, de Boris Vian, bajo la dirección de Mario Espinosa, en co-dirección de Alicia Sánchez. Se trata de una farsa producida por la compañÃa Cornamusa, con las actuaciones de Carmen Beato, VÃctor Huggo MartÃn, Alaciel Molas y SofÃa Espinosa, quienes personifican a una familia que recorre habitaciones abandonadas, abre y cierra puertas, y huye de un ruido cada vez más fuerte a través de las escaleras.
Al igual que muchas de las obras de Boris Vian (ParÃs, Francia, 1920-1959), claramente influidas por el teatro del absurdo, Los constructores de imperios… se presenta como una pieza lúdica, cómica y gratuita, aunque debajo del sinsentido y de los diálogos inconexos reposan la fatalidad y la angustia.
El montaje trata de rescatar para la escena mexicana a Boris Vian, destacado escritor, músico, periodista e ingeniero francés, a través de la puesta en escena de una obra dramática que con el paso del tiempo ha ganado pertinencia en lugar de perderla.
Escrita en 1957, esta propuesta representa un texto de abrumadora actualidad, por desgracia, que cuenta la historia de una familia que huye de un peligro desconocido y se muda de un lugar más amplio y confortable a otro más pequeño e incómodo, y asà sucesivamente.
“La obra se escribió a finales de los años 50, periodo en el que ocurrÃa posguerras importantes como la de Vietnam y Argelia, y en donde los jóvenes en buenas condiciones fÃsicas eran llevados a la guerra en militarizaciones forzosas. En este texto Boris Vian manifiesta una crÃtica sobre esta situación y también de aquellos colaboracionista de las guerras ––como en Alemania, Los Nazis––, que misteriosamente quedaban libres de responsabilidadesâ€, Mario Espinosa.
Una vez instalados en su nuevo hogar fingen como si todo estuviera bien y no ocurriera nada fuera de lo normal. Viven fuera del presente en su loca carrera hacia el futuro. Eso sÃ, de vez en cuando, cuando la presión o el mal humor hacen presa de ellos, se desquitan violentamente con una extraña presencia, con un ser que es tratado siempre como paria, pero del que, paradójicamente, siempre niegan su existencia.
Únicamente la hija de la familia pone constantemente el dedo en el renglón, intentando hacer evidentes los innombrables peligros externos y el comportamiento de esa familia hacia el Schmürz. Cuando el peligroso e inquietante peligro aumenta, la familia vuelve a huir a un sitio más pobre y encerrado, con su Schmürz incluido.
Todo esto en tiempos en que los integrantes de la sociedad prefieren negar lo que sucede ante sus ojos con tal de no comprometerse, pensando que habrá una escapatoria individual posible. Ceguera masiva.
De acuerdo a la opinión de los expertos, este texto se puede enmarcar en el movimiento del teatro del absurdo. El contexto ha cambiado, claro está. Ni se está en segunda Guerra Mundial, ni en el mundo bipolar producto de la Guerra FrÃa. Pero por eso mismo, la tendencia de no reconocer las miserias a nuestro alrededor, ni nuestra responsabilidad ante ellas, en una época en la que se ha llegado a proclamar “el fin de la historiaâ€, hace de esta obra una cruda llamada de atención a la ceguera y la pasividad.
Promotor cultural y director de escena, Mario Espinosa ha dirigido decenas de obras de teatro y ópera en los más importantes teatros de la Ciudad de México y otros foros del paÃs. En 1991 dirigió La hija de Rappacini, de Daniel Catán y Octavio Paz, en el Palacio de Bellas Artes; en 1992, La Traviata, de Verdi, también en el mismo escenario de Bellas Artes; en 1994, Habitación en blanco, de Estela Leñero, y en 2003, Diccionario sentimental, de Luis Mario Moncada, ambas en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz.
En 2005 fue invitado para dirigir la obra Hay mucho de Penélope en Ulises, de Vicente Quirarte, en la Caja Negra del CUT, y en 2007 estuvo a cargo de la dirección de escena y coproducción de Las copias, de Caryl Churchill que se presentó en el Teatro Helénico; ese mismo año dirigió The Pillowman, de Martin McDonagh.
En 2009 dirigió para la CompañÃa Nacional de Teatro la obra Edip en Colofón y en 2010 la ópera Únicamente la verdad: La auténtica historia de Camelia la Tejana para la CompañÃa Nacional de Ópera, inaugurando el Festival de México. Recientemente dirigió la ópera La hora española, de Maurice Ravel.
Ha sido reconocido en varias ocasiones por su trabajo como director de escena y es miembro del Sistema Nacional de Creadores. También ha sido consejero del Festival Iberoamericano de Teatro (FIT) de Cádiz, España. Actualmente se desempeña como director del Centro Universitario de Teatro de la UNAM.
La compañÃa Cornamusa es una alianza de creativos teatrales que trabajan desde 2006, quienes se han caracterizado por un lenguaje contemporáneo basado en la sÃntesis escénica, con el objetivo de potenciar la expresividad basada en elementos mÃnimos. La integran también: Gloria Carrasco (escenografÃa), Ãngel Ancona (iluminación), Javier Rojas (producción ejecutiva) y Sebastián Espinosa (música).
Los constructores de imperios o El Schmúrz se presenta el 4 de noviembre, de jueves a domingo en el Teatro Benito Juárez, con el apoyo de la SecretarÃa de Cultura del Gobierno del Distrito Federal a través del Sistema de Teatros de la Ciudad de México.
“En esta obra, el autor da un mensaje y toda una interpretación del mundo que perfectamente encaja en estos tiempos. Aquà el público estará muy cercano a la trama al ser partÃcipe del lugar en que se desarrollará, un lugar que no es ninguno porque se va a crear cada noche. Los actores tienen que construir un lugar donde puedan habitar, donde el discurso se descubra a través de ciertas premisas que en el desarrollo de la obra la compañÃa estará lanzando”, Alicia Sánchez. Fotos: Alma Curiel.
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