Teatro

Las alas del pez y la juventud perdida

Por: Aracely Cortés — 27 de julio, 2009

Las alas del pez, de Fernando Sánchez Mayans se presenta en la Sala Xavier Villaurrutia, julio 2009 Con motivo del aniversario luctuoso del dramaturgo y maestro Fernando Sánchez Mayans, el Instituto Nacional de Bellas Artes realiza un homenaje a este autor y que mejor manera de hacerlo que montar una de sus obras que más éxito tuvo en los años 60 y recibió diferentes galardones importantes de la época: Las alas del pez.

Una obra que trata temas que fueron vigentes en la década de la llamada “liberación sexual”, pero que siguen siendo de importancia en la sociedad actual, las relaciones familiares como marco del desarrollo de un joven que como la mayoría tiene sueños y deseos de cambiar y de tener un futuro más próspero del que ha conocido.

Los actores dirigidos por Ginés Cruz logran transmitir una situación de desolación, amargura y cinismo interpretando tres personajes adultos caracterizados por Martha Papadimitriou, Patricia Marrero Narváez y José Carlos Rodríguez.

Las alas del pez, de Fernando Sánchez Mayans se presenta en la Sala Xavier Villaurrutia, julio 2009 Los padres del joven soñador muestran un cuadro que se ha visto en muchos momentos, los jóvenes dando rienda al instinto procrean un nuevo ser; el padre joven con un futuro prometedor no asume su responsabilidad, pero la obra aporta algo muy interesante, la visión de la madre abnegada se disuelve en la medida que ella odia al hijo por ser el blanco de su desgracia y de su deshonra.

Es así como muchas veces ese mismo tema se queda en la parte de culpar al padre irresponsable y dadas las circunstancias de nuestra idiosincrasia la madre queda como un personaje inmaculado, en ésta puesta en escena no resulta ser así.

El personaje del hijo que sueña con ser un deportista profesional se enfrenta a la misma situación que 20 años antes se enfrentaron sus propios padres, la disyuntiva de qué hacer sobre el eventual embarazo de su novia lo llevan a reflexionar por un lado, que el tomar la responsabilidad le implica cortar las alas y no poder ser un triunfador en la natación.

Las alas del pez, con la dirección de Ginés Cruz se presenta en la Sala Xavier Villaurrutia, julio 2009Por otro lado, el hacer caso omiso de la situación que vive Aurora -interpretada por Mónica Sánchez y Xóchilt Galindres alternando función- es repetir el mismo patrón del que él fue víctima, el joven cuenta con muchas voces y opiniones desde la burla del amigo, joven estudiante de teatro, hasta la opinión del padre, el médico que propone una alternativa que parece aterradora a algunos de los personajes pero que también es una propuesta que se hizo cuando él iba a nacer.

En este sentido, Las alas del pez aborda otro tema importante, el de la interrupción del embarazo, ya que en la medida que no hay un cuidado o una educación sexual los embarazos no deseados y sus diferentes alternativas están presentes.

Tras un enfrentamiento con los salvaguardas de la honra de Aurora, sus hermanos, los dos jóvenes, tanto el nadador como el actor (Rafael León y Jonathan Persan respectivamente) viven una situación de violencia que llevan al primero a quedarse sin alas, no de la forma como el pensaba al asumir la paternidad, sino de la forma más literal que puede haber.

Las alas del pez, con la dirección de Ginés Cruz se presenta en la Sala Xavier Villaurrutia, julio 2009 Las alas del pez se presenta hasta el 6 de septiembre, de jueves a domingo en la Sala Xavier Villaurrutia, del Centro Cultural del Bosque.

“El texto tiene una visión muy del México de los años cincuentas y lleva como tema central la repetición de los errores de los padres, ese ciclo en el que los hijos que no quieren repetir la vida de sus progenitores, pero que sin embargo, sin querer se ven sumergidos en los mismos problemas”, Ginés Cruz.

Las alas del pez es una historia de herencias emocionales que presenta un inacabable juego de espejos, en el que los miedos, los golpes y la tristeza llegan durante una fría noche lluviosa que cobija las decisiones de un joven nadador que trata de salir volando lejos de él mismo para poder iniciar de nuevo.

Una respuesta a “Las alas del pez y la juventud perdida”

  1. Hector Miguel Gomez Flores dice:

    Es el legado mas preciado que recibi de Don Fernando, con el que influyo mi en mi pensar desde que fui un infante. Es una permanente llamada de atencion sobre la circunstancia que me ha tocado vivir, misma que se perfila como el mas horrendo mounstro de mil cabezas que nos acecha incansablemente.

    Pero la obra, no obstante su desenlace tragico, nos mueve a superarnos sin pausa, por el solo hecho de nacer

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.