Teatro

La voz humana, el consuelo para un corazón herido

Por: Jazmín Aguilar — 22 de agosto, 2013

“Esta no es una obra sobre una mujer que lidia con el desamor, es sobre un ser humano que enfrenta esta condición”, Antonio Castro.

La voz humana de Jean Cocteau, con la direccion de Antonio Castro, se presenta en el Foro Shakespeare, agosto 2013 “Es tan largo el amor y tan corto el olvido”, esta frase escrita por el poeta Pablo Neruda en su libro Veinte poemas de amor y una canción desesperada es la premisa que da vida a la puesta en escena La voz humana del dramaturgo Jean Cocteau, montaje que se presenta en el Foro Shakespeare.

Un texto donde a diferencia del original escrito en 1930, el director, Antonio Castro se da a la tarea de traducirlo y adaptarlo con la intención de ubicarlo en un contexto mexicano actual. Un escenario donde la escenografía, iluminación y vestuario realizados por Ingrid Sae, también juegan un papel fundamental para expresar la interioridad del personaje, que en un principio está encerrado en un universo gris, pero a lo largo de su relato, encontrará un sitio más luminoso que se hará patente en la escenografía.

Karina Gidi actua en La voz humana de Jean Cocteau, con la direccion de Antonio Castro. Foro Shakespeare, agosto 2013 En el escenario, gris es el color que ilumina paredes, muebles, retratos, piso, absolutamente todo. En la cama inclinada –de forma que se pueda contemplar desde cualquier punto como si se viese desde arriba–, una mujer que ronda en los cuarenta años se encuentra dormida ceñida con una bata de seda roja, la cual resalta a la vista de todos y crea un contraste que refleja la pureza de su pasión. El sitio donde hasta hace un segundo reposaban sus sueños regresa a su postura cotidiana permitiéndole despertar y levantarse.

Su aspecto en conjunto es deprimente la cara no expresa rastros de maquillaje, cabello desaliñado y vestida bajo la bata con una pijama gris que manifiesta la tristeza de su alma y cuerpo. Luego de dar algunos pasos por la habitación, se sienta en un elegante banco frente al espejo el cual le atormenta al reproducir una imagen que expresa dolor para evitar que suceda lo mismo, toma una toalla y lo cubre como signo del inmenso deseo de ocultar su propia fatalidad.

La voz humana de Jean Cocteau, con la direccion de Antonio Castro, se presenta en el Foro Shakespeare, agosto 2013 Cambia de sitio y se sienta en una silla tratando de probar bocado pero le es imposible y deserta al primer intento, llena de una frustración que la aturde, entra en otra alcoba, cuando de pronto su celular comienza a sonar incesantemente, vuelve corriendo, airosa en nervios, con la esperanza dilatada en sus pupilas, y recae al escuchar la voz de la telefonista que la cuestiona sobre su tarjeta de crédito, cortante se despide de ella culpándola de su inútil emoción. Rendida por la efímera alarma lanza un profundo suspiro que retumba en el timbrar del teléfono que la activa nuevamente, sin titubear responde y es él…

Este es el inicio de la trama La voz humana, monólogo interpretado por Karina Gidi, quien lleva a la escena a una escritora exitosa que sufre la experiencia del desamor y desahoga su agonía en un teléfono celular, mientras habla con un enigmático hombre al otro lado de la línea. Un personaje que con maestría nos hace vivir cada momento la ansiedad y soledad que experimenta una amante al final de una relación amorosa.

Karina Gidi actua en La voz humana de Jean Cocteau, con la direccion de Antonio Castro. Foro Shakespeare, agosto 2013 “En esta versión, el personaje tiene una conciencia de sí misma, lo que hace que se abra una paleta de emociones y colores en donde se trata de ver el dolor como algo constructivo. La mujer está muy destrozada pero se le otorgan otras fortalezas que le permiten creer que saldrá adelante”, Karina Gidi.

De rodillas en la cama, su mirada se transparenta con lágrimas por recuerdos que florecen en su interior mientras escucha la voz de su amor al otro lado de la línea, preguntas cotidianas surgen entre ambos, la distancia no ha sido tan grande como para olvidar cinco años de vida juntos.

Él, quien fue el captor de sus sueños platica sobre cómo han cambiado las cosas ahora que se va a casar en unos días, ella le recalca que lo que pasó no fue culpa suya para que no se recrimine, pero las cartas ya están echadas, la infidelidad por parte de él no tuvo cabida ni perdón en la conciencia de ninguno, sobre todo por el hecho de que su amante aparte de ser veinte años más joven, se embarazó sin premeditación alguna llevándose la esperanza y fantasías de aquella fémina despeinada cuya vida se torna en un limbo.

La voz humana de Jean Cocteau, con la direccion de Antonio Castro, se presenta en el Foro Shakespeare, agosto 2013 Así hablaron durante un par de minutos mientras ella se regocijaba con las dulces palabras que aquel hombre le ofrecía, al principio las mentiras se trasformaron en una coraza que duraría poco ante aquella farsa de que todo se encontraba perfecto –justificando la superficialidad, la independencia, el deber ser y demás argumentos–, terminó por derrumbarse.

Días después cuando él decide llamarla nuevamente, la dama confiesa que nada fue cierto, que se está pudriendo, que no puede comer, dormir, salir, que está imposibilitada para pensar en sí misma o en algo más que no sea él, que sus minutos transcurren padeciendo el escarmiento del destino. Después suplica que le llame una última vez para despedirse y cerrar el ciclo que se desvanece.

Termina la llamada y cierra los ojos para realizar una introspección que le de ánimo de seguir, busca fuerza en el universo, en Dios, en cualquier cosa que logré darle esa luz que tanto añora dentro de esa obscuridad.

Karina Gidi actua en La voz humana de Jean Cocteau, con la direccion de Antonio Castro. Foro Shakespeare, agosto 2013 El reloj sigue su ritmo curando las heridas pasadas, la mujer, completamente transformada deslumbra con un vestido negro entallado que resalta su belleza, la hora final comenzó, ansiosa bebe una copa de vino, mientras reflexiona, el tono del teléfono llama a sus oídos, aquel caballero cumplió su palabra, consternada por la situación dice palabras torpes pero con sentido, un adiós concluye su novela.

Libre al fin, camina hacia una puerta difícil de abrir y cuando lo consigue, una luz blanca y pura le hace una invitación, acepta y se pierde en la fuerza que ella misma construyó, la felicidad.

Es así que la dirección de Antonio Castro, La voz humana nos lleva por una grata elección para aquellos que buscan una respuesta a los enigmas del amor, un soliloquio que a cada momento nos hace experimentar aquello que alguna vez hemos vivido al término de una relación amorosa.

La voz humana, una mirada a los laberintos del desamor se presenta de viernes a domingo, hasta el 31 de agosto, en el Foro Shakespeare, un diálogo en torno al amor, el dolor y la interrogantes eternas: qué hacer, hacía dónde continuar, cómo re-inventarse. ¿Existie el futuro después del abandono? Fotos: J.V. Conaculta.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.