Teatro

La Letra M otra mirada de la mujer Montessori

Por: Oswaldo Valdovinos — 5 de junio, 2007

 Norma del Rivero en La Letra M que se presenta en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz Berta Hiriart, aflora su cualidad de pedagoga y, de su pluma propone Letra M, relato que nos presenta la historia de María, otra mirada de la mujer Montessori, la ‘monolina’, como le conocen sus allegados, un retrato que se esfuerza en ir más allá del mito de la educadora y presentar al ser humano común, temeroso de la condición de la maternidad y aquejado por las condiciones de la época. La historia de María se empalma con el desarrollo de la educación y sus nuevas propuestas para el progreso psíquico del ser humano. La Letra M, es una reconstrucción imaginaria de lo que pudo haber ocurrido en la vida de la educadora, papel que rebasó al ser humano y en el que se sumergió, abandonando la vida de esposa, amante y madre.

La obra no explica o muestra en qué consiste el sistema Montessori, repercusiones, eficacia o ineficiencia, La letra M se aúna a la celebración mundial del Centenario Montessori y reconstruye una historia con frases, pensamientos, reflexiones, ideas, estilo de vida que forman la estructura medular de la doctora a través de la cual se descubren aspectos íntimos paralelos a sus labores en la comunidad que es lo que resalta este montaje.

El proscenio está dispuesto como una reproducción de un salón Montessori, con ansia se espera que algunos niños irrumpan para hacer uso de todos los rincones del aula enmarcado en tonos cálidos con material didáctico atractivamente dispuesto sobre las pequeñas mesitas minuciosamente decoradas, con sillas diseñadas específicamente a la medida infantil, despliegues de tentadoras figuras, formas y colores, La Letra M, obra escrita por Berta Hiriart una pirámide rosa de base cuadrada (bastante mencionada) en una atmósfera que incita a la participación, los niños quedan en una ilusión representada con voces en off y el público se conforma en imaginar cómo se podría usar a placer todo ese gran salón de aprendizaje del que tanto se hace énfasis como maravillosa experiencia lúdica. La escenografía es creación de Edyta Rzewuska y para su realización se requirió a seis personas en su manufactura.

Un punto relevante es la relación tía-sobrino que se erige entre sospechas e intuición acerca de la verdadera condición madre-hijo, un secreto oscuro por la incomunicación y consecuencia del pensamiento conservador, que agrega el toque sensible y dramático al entorno, una línea más que se agrega a la entrega furtiva de la maestra hacia la comunidad Montessori y la revelación del ser humano con conflictos emocionales.

La Letra M se presenta en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz La doctora interpretada por Norma del Rivero, retrata los modales propios de la época, dibujando una maestra tenaz, persistente a pesar de las vicisitudes y altibajos por los que atravesaron sus centros, que afectaron su credibilidad por la conexión con el partido político reinante del país, ya que el vínculo entre la educación, política y conflictos bélicos, estaba intrínsecamente ligado a temas de educación infantil del cual todos querían sacar provecho.

Cabe recordar que en 1926 se funda la Real Escuela del Método Montessori con el apoyo de Musollini, el creador del fascismo y contemporáneo de Hitler, ese vínculo afectó a María cuando decidió acabar con todo nexo político por ser opuesto a la filosofía Montessori; de ahí que emigre a los 64 años a España tras haber cerrado todas sus escuelas en Alemania e Italia. María nuevamente se acongoja muy dentro de su estilo de no perder los cabales, ya que tiempo atrás, Selma Watts una de las pioneras del método y guía decidió escapar de ese contexto en busca de otra vida orillada por la persecución política.

Norma del Rivero caracteriza a María Montessori en La Letra M Otra vertiente de la obra nos hace recordar el constructivismo y los pilares de la revolución de la educación como Ausbel, Vigotsky, Pigaet, y la teoría de las inteligencias múltiples, corrientes analizables y contempladas para los métodos de educación actual cuya enseñanza más allá de la repetición mecánica propone la participación activa del estudiante.

La obra culmina con el deceso de María Montessori en Holanda, en la ciudad de Noordwijk en 1952 tras haber vivido el exilio con la esperanza de que siempre se puede volver a empezar, historia circular porque a través de su muerte es cuando su hijo Mario comienza a evocarla al inicio de la obra.

La Letra M se presenta en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz, hasta el 8 de julio, con la actuación de Emilio Echeverría como Italo Gentile, Aracelia Guerrero en el papel de Selma Watts y Jacobo Lieberman caracterizando a Mario Montessori.

La Letra M, obra que mezcla un toque de historia, pedagogía y drama humano, visto a través de los ojos de la directora Berta Hiriart que estrechó vínculos personales con la comunidad Montessori acatando el sistema en sus familiares cercanos… María Montessori, mujer visionaria a la que Jaime Torres Bodet presentó como símbolo de la esperanza.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.