
Por: MarÃa Teresa Adalid — 4 de julio, 2007
A través de los tiempos, las manifestaciones artÃsticas han servido para expresar el estado del alma colectiva del hombre, de esta manera vemos secuelas de movimientos polÃticos y sociales en la pintura, literatura y música, porque el hombre se ha visto comprometido con la odisea de su momento haciendo un camino en común entre la vida y el drama.
Nuestro tiempo actual no es la excepción, la dramaturgia nacional abre un panorama de lo que se circunscrita en nuestro diario acontecer. Corrupción, decadencia, pérdida de valores morales, influencia de Ãconos televisivos, mediocridad, enfermedad, narcotráfico, y las polémicas relaciones incestuosas, que forman parte de nuestra cotidianidad..
En base a estos temas, el dramaturgo mexicano Hugo Abraham Wirth concibe el texto La Fe de los Cerdos como un panorama de decadencia. No plasmada desde un punto de vista cursi, sensiblero y chantajista, sino como un retrato de un problema actual con repercusiones sociales.
La obra se representa actualmente en el Teatro La Capilla, bajo la dirección de un joven creador como lo es Julio EscarpÃn, que se abre paso en este sector competitivo apoyado de otros jóvenes actores como Luis Russel Ãlvarez, Erika Pérez, Luis Daniel Pérez, Marco Vidal, Alejandro Lamadrid e Imelda Castro.
El montaje conceptual toma la figuración del cerdo con la intención metafórica de la suciedad y decadencia en la que viven y forman parte los personajes. Asimismo el cerdo siendo un animal que se enloda, alimenta de desperdicios del hombre, y que su vida está destinada a la matanza, por su producción comestible, es un punto que el director aprovecha para recurrir a imágenes burdas de los mataderos como auxiliar a su propuesta.
La figura del cerdo también se maneja como herramienta de trabajo en las redes del narcotráfico, que al desproveer al animal de sus vÃsceras, pulmones, corazón, riñones, sus recovecos son utilizados para el cargamento y transporte de cocaÃna, que encabezan los distribuidores de droga y hermanos Bernardo y Toby, que dicho sea de paso también se dedican a la piraterÃa, violar mujeres y a la prostitución de menores.
Otro personaje fundamental en este marasmo es Fabián, un elevadorista que trabaja en una tienda de tres pisos y que descansa los lunes, es miserable y mediocre, vive sobajado ante su mujer Catalina y sus cuñados Bernardo y Toby, quienes lo han vuelto adicto a las drogas. Fabián tiene ladillas, enfermedad adquirida por transmisión sexual a través del vello de las personas y que le contagió su promiscua esposa.
La Fe de los Cerdos trata un tema actual, el incesto en las familias, que mayormente se percibe entre padres a hijas. En esta ocasión Hugo Abraham Wirth recrea un incesto entre hermanos que resulta más común pero menos denunciado en nuestra sociedad.
La relación de Bernardo con su hermana Catalina pasa de ser una relación de cariño y hermandad a una relación de tipo sexual donde impera la atracción, suscitando la polémica acerca de los lÃmites de los valores morales, sociales, y éticos para el espectador. Catalina y Bernardo culminan ese placer con el nacimiento de un hijo, lo que acrecienta el odio y resentimiento en el que ha vivido Fabián, que decide vender al bebé a una prestigiada doctora, ya que el infante no es suyo, sino de su cuñado.
Sin embargo esta acción se precipita por la voz de la conciencia de Fabián, interpretado por el personaje psicótico y trasvestido de Modesta, que le atosiga de manera punzante para llevar a cabo una venganza descomunal lo que hará de el, un criminal, ya que, cegado por la ira, sólo desea verter la crueldad de sus actos en la misma proporción en la que Bernardo, Catalina y Toby, toda su familia, le han hecho daño.
Un medio para concretar esa venganza es el recién nacido, que deberá morir sirviendo al narcotráfico, siendo un sÃmil del cerdo, sacando sus entrañas y siendo cocido con hilo transparente para que sus progenitores sean testigos de ese hecho macabro y del cual ellos tampoco están lejos de participar.
La Fe de los Cerdos se presenta en el Teatro La Capilla, todos los viernes de julio, agosto y septiembre a las 20:00 horas. El paradigma de la mente humana, un misterio en su moralidad, conciencia y mundo atestado de imágenes que regocijan y atemorizan al mismo tiempo, poniendo en prueba la cordura y lÃmite de los propios actos humanos.
Un listado de enlaces a centros culturales, música, teatro, danza, infantiles, festivales y medios y más.