
Por: Enrique R. Mirabal — 5 de abril, 2016
Varias novelas han significado una vuelta de tuerca en el quehacer narrativo del siglo XX. Antes de Proust, Kafka y Joyce, algunos autores como Edgar Allan Poe en el siglo XIX, anticipaban corrientes estéticas que sentarÃan sus reales en el siguiente siglo y serÃan referentes obligados para las vanguardias, incluido el surrealismo.
El norteamericano Henry James (1843-1916), anclado en la cultura británica por afinidad electiva ha sido y permanece como uno de los grandes baluartes de la literatura en lengua inglesa a ambos lados del Atlántico y como motor de cambios en la novela como género que asimila las principales corrientes estéticas y sociales de su tiempo.
Otra vuelta de tuerca o La vuelta de tuerca, según como se quiera traducir al castellano The Turn of the Screw, vio la luz en 1898, a la vuelta del siglo XIX al XX y, fielmente, reproduce el espÃritu de su época. Novela de obligada lectura para todo aquel que presuma de un paladar exquisito en cuestión de libros, encontró, con el auge de los relatos y cuentos de misterio/terror que inundaron el cine y la tele a partir de los años 50 del pasado siglo, un nicho ideal para reaparecer ante los ojos maravillados de un público mayoritario cuando el cineasta Jack Clayton dirigió The Innocents en el año 1961.
A partir de la pelÃcula de Clayton, surgieron otras adaptaciones de Otra vuelta de tuerca para cine y tele con desigual fortuna, incluida una precuela ambiciosa y proporcionalmente fallida, The Nightcomers en 1971 con Marlon Brando como el perverso Peter Quint. En el terreno de la música, es preciso mencionar la ópera que compusiera en 1954 el británico Benjamin Britten (1913-1976) con un libreto de su habitual colaboradora Myfanwy Piper basado, con algunas licencias, en la novela de James.
Esta ópera ha ido ganando el favor de directores de orquesta a partir de su estreno en 1954 en La Fenice de Venecia y tuvo su estreno en México en la Sala Covarrubias en el año 2011 en una de las afortunadas pero desaparecidas jornadas operÃsticas que se programaran en la UNAM, en aquella ocasión con Jan Latham-Koenig como director concertador al frente del Ensamble FilarmonÃa y Michael McCaffery como director de escena.
Ahora se estrena por iniciativa de el Lunario, este jueves 7 de abril (además de funciones el 8, 9, 14, 15 y 16 de abril) en el mencionado recinto adscrito al Auditorio Nacional, una producción teatral que representa un desafÃo escénico para todos los creativos que participan en él. PoseÃdos, una historia de fantasmas está pensada expresamente para aprovechar y explotar las posibilidades escenográficas del recinto que, en contadas ocasiones, acoge puestas teatrales en vivo.
En palabras de Marta Luna, directora de esta puesta, no veremos una mise en scène tradicional, el público asistente podrá, al igual que hizo James en su novela, contar con diferentes puntos de vista sobre los personajes y la trama en que están inmersos (si se me permite, poseÃdos). Jugar con los espacios de el Lunario, convertirlos voluntariamente en partes del concepto escenológico y crear la atmósfera adecuada para la pieza son algunas de las motivaciones de Marta Luna para abordar la novela de Henry James.
La extensa y fructÃfera carrera de la maestra Luna en el teatro mexicano alcanza casi cinco décadas de trabajo y no se ha privado de ningún género. Con la misma fortuna ha estrenado obras mexicanas como ha acometido textos de otro James, en este caso James Joyce con Exiliados. Si de Shakespeare hablamos, su reciente Macbeth es una clase magistral de economÃa de recursos para producir mayores resonancias teatrales.
Cómo olvidar la mejor aproximación a Harold Pinter en el teatro mexicano con su estupenda y canónica puesta de Traición a principios de la década de 1980 en el Teatro Reforma. Ahora nos llega con Henry James y, por descontado, encontraremos muchas sorpresas –y sustos de los buenos– en esta adaptación de Otra vuelta de tuerca.
Hablando de adaptación o más bien, de recreación, nos encontramos con el escritor, periodista cultural, crÃtico, guionista y experto en cine, teatro y televisión mexicanas y universales, Luis Terán. Profundo conocedor , como pocos, de la buena literatura, nadie mejor que él para adaptar Otra vuelta…, al igual que hizo con su magnÃfica versión de Los papeles de Aspern del propio James.
Poseedor de un timing imprescindible en todo libreto o guión, Terán dosifica los momentos de máxima tensión con recreaciones de evocadoras escenas que ponen en primer plano las sutilezas literarias de James. Una feliz conjunción literario/planetaria en la mancuerna Luna-Terán, la manera óptima para que salga adelante un proyecto de tal envergadura como teatralizar un texto narrativo abierto a interpretaciones diversas, a inferir dudas, no tanto ontológicas pero sà vivenciales.
Luis Terán, maestro en el manejo de la sicologÃa de los personajes, en la ironÃa tamizada por el buen gusto, autor de frases y parlamentos antológicos puede asustarnos sin que lo percibamos como una agresión sino como un guiño con el espectador que ha de permanecer atento a cada lÃnea para asà disfrutar al máximo el potencial fantasmagórico de la obra.
En el papel principal de la obra, la institutriz, a partir de cuya mirada conoceremos el entramado sicológicamente complejo de la obra, recae en una de las más sensibles e inteligentes actrices del teatro mexicano, Ãngeles MarÃn. De presencia y voz ideales para la escena, Ãngeles es la elección idónea para este personaje que le demanda sacar todos sus recursos dramáticos y una búsqueda inevitable en el subconsciente para encarnar a su, a ratos, inasible personaje, tan rico como ambiguo y digno de varias sesiones en el diván del doctor Freud.
A disfrutar de PoseÃdos, una historia de fantasmas, a asustarnos cuando sea conveniente y a revisitar uno de los textos capitales de la literatura universal. La cita en el Lunario a la luz de La Luna. Fotos: Beatriz Hernández.
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