
Por: Miguel G. Calero — 25 de mayo, 2017
“La historia de estas cuatro personas que buscan ser traicionados. La historia de cuatro personas que han decidido abandonar la patria espiritual para vivir errantes y solitarios”, MartÃn Acosta.
Como en muchos de los grandes dramas, Exiliados, escrita por James Joyce, tiene una compleja trama entrelazada no precisamente en una serie de eventos que nos narren una historia; a decir verdad es difÃcil completar algún marco cronológico de los hechos de los que se hacen mención, e incluso es difÃcil pensar en los personajes tal cual los vemos en acciones semejantes.
Es más cercano decir que la trama de esta obra de un solo acto está hecha de las relaciones que Richard (Pedro de Tavira Egurrola) tiene con los demás. Son las relaciones y la complejidad psicológica que ellas implican el núcleo de esta puesta en escena.
Richard es un escritor que ha regresado a DublÃn con su esposa y su hijo después de un largo exilio polÃtico e intelectual que tuvo en Europa. El amargado corazón por el fracaso en venta de sus escritos hace de Richard un exiliado de su propia felicidad, encerrado en su ego y la soledad.
Su esposa Bertha (Verónica Merchant) al sentirse completamente abandonada y minimizada por Richard es fuertemente seducida por el compañero, alumno y amigo de su esposo: Robert (Tenoch Huerta).
La relación está hecha de una doble traición, de una mujer a su marido, de un hombre a su amigo y mentor. Mientras todo esto ocurre, en su propio dolor, vÃctima de un amor nunca declarado hacia Robert, Beatrice (Carmen Mastache) es testigo de la infidelidad y de los demonios ajenos de la situación familiar de Richard, a la par de ser maestra de piano del hijo del matrimonio.
“Hay una fe más grande de la que hay en un discÃpulo de su maestro; la fe del maestro en que su discÃpulo lo engañará”. (Richard)
La infidelidad es el tema. Por definición el infiel no está arraigado con firmeza a su fe. En diferentes sentidos, los cuatro personajes de esta puesta en escena son infieles, y tiene que ver exactamente que la fe de cada uno está afianzada (o no) en diferentes móviles.
Este complejo enredo es el exponente de lo muy difÃcil que es coincidir en este mundo, asà como las fisuras que hay en las relaciones a raÃz de esa parte escondida egoÃsta que tenemos con los seres que nos rodean.
Si bien la infidelidad puede evocar el antifáz del engaño escondido, todos los engaños aquà están al descubierto, ¿qué se busca entonces?, ¿qué motiva toda la acción y toda potencia de posibilidad? Los diálogos, cada enfrentamiento y cada personalidad son testigos de una perfecta asimetrÃa de intereses, valores, lealtades y egoÃsmos.
“¿De verdad crees que es belleza lo que deseamos?”. (Beatrice)
Si la infidelidad de todos está al descubierto, ¿qué se oculta? Exiliados con la dirección de MartÃn Acosta nos invita a pensar de forma poco convencional, ya que la infidelidad es comúnmente lo que se esconde, aquà donde las traiciones han sido hechas a canto abierto ¿qué está detrás de la careta? En la opinión de un crÃtico es: que al narciso le gusta ser lastimado como prueba de su valÃa. Al egocéntrico no le queda más que hacer que todo tenga que ver con él, y encamina los senderos para que lo que en otros está fuera de él, sea aquello que implÃcitamente le hiera.
“Las personas de pocos alcances y mucho amor propio pasan por momentos en que la conciencia de ser desdichadas les proporciona cierta satisfacción, y hasta se jactan ante sà mismas de sus propios sufrimientos…”, Anton Chéjov.
Con diseño de iluminación a cargo de MatÃas Gorlero, el vestuario por parte de Eloise Kazan y la estructura sonora realizada por Xicoténcatl Reyes. Exiliados se presenta de jueves a domingo, hasta el 9 de julio, en el Teatro El Granero Xavier Rojas del Centro Cultural del Bosque.
Dos escritores. Dos mujeres que no tienen la atención del escritor que aman. Lucha de egos, corazones nómadas, soledad con otros en la cercanÃa. Estas son las posibilidades de la dramaturgia, este es el sendero trazado en Exiliados. Una obra que casi puede leerse de la pluma y corazón del escritor.
“Tengo una profunda herida de duda en mi corazón; herà mi alma por ti. No es en la oscuridad de la fe como yo te quiero, sino en la inclemente, ardiente y despiadada duda”. (Richard)
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Los exilios interiores nos tocan, tarde o temprano,…¡hasta parece una estampa de la cotidianidad! Y el asunto de la infidelidad, supone más el no saber qué hacer fuera de la zona de confort, que el mero hecho de desear a otros (o poseerles, en el caso de esta obra).
pd. Verónica Merchant sigue siendo exquisita sobre las tablas!