
Por: Susana Fernández — 20 de junio, 2014
“No sabemos dónde ocurre, no sabemos si es una obra coral o unipersonal, no sabemos si es teatro…â€, fragmento de Érase una vez. Oc ye nechca, texto escrito por Jaime Chabaud, con dirección de Marco Vieyra, producción de Carretera 45 en colaboración con Teatro UNAM que concluye temporada el 29 de junio en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario.
Durante el siglo XX, el fenómeno de la migración por motivos de guerra, pobreza y hambre ha sido una constante en las fronteras del mundo. Africanos, asiáticos y latinoamericanos conforman los principales grupos socioculturales que en busca de mejores condiciones de vida han tenido que abandonar su lugar de origen.
Érase una vez es un atractivo juego donde tiempo y espacio se intercalan para mostrar la incansable búsqueda del ser humano por una vida mejor.
Un texto denso y a la vez muy ludico donde a partir de la historia real de un indocumentado mexicano muerto en la guerra de Estados Unidos contra Irak, aquella que George W. Bush se inventó contra el pueblo iraquà para hacerse de su petróleo, resume la triste vida de aquellos que en su búsqueda de un futuro promisorio al otro lado de nuestra frontera norte son avasallados por los acontecimientos.
Una terrible problemática llevada a escena a partir del ingenioso texto concebido por Jaime Chabaud y que Marco Vieyra logra plasmar en un complicado engranaje fÃsico donde la fuerza, destreza e imaginación de un gran equipo actoral conformado por el grupo Carretera 45 llevan al público por distintos episodios donde poco a poco se descubre la trama del llamado “sueño americanoâ€.
En este sentido el trabajo de Margarita Lozano, Christian Cortés, Hasam DÃaz, Leonardo Zamudio, Gustavo Linares y Antonio Zúñiga logra atrapar la atención del público conforme se va desarrollando la misera historia que narra Chabaud y su talentosa pluma.
Se trata de una interacción escénica entre lenguaje corporal y trabajo histriónico donde los protagonistas echando mano de unos tablones –que lo mismo se transforman en un tanque, en el muro fronterizo o en las barrancas del ejército– transcriben una serie de situaciones que proyectan aquello que puede llegar a experimentar el ser humano que huye hacia el espejismo de un mejor presente o libra una guerra que no es la suya.
Si bien en el programa de mano se advierte: “no es un ensayo social sobre el tema de la guerra o de la emigración. No es anecdótico, no presenta una estructura fabulada, no es un documento estadÃstico, es sobre todo, una provocación metalingüÃstica y teatral que en sà misma, rompe una frontera para crear otra, como las ventanas que dejan ver el afuera sin olvidar los adentros de las casasâ€, el conflicto de Érase una vez es tan localista y a la vez tan universal que por ende la conexión con el espectador resulta tan digerible y cercana.
Es asà que la migración que hoy en dÃa se vive como un fenómeno globalizado con sus particularidades y tristemente también con sus generalidades: violencia, deshumanización, segregación, son los elementos que se viven, respiran y palpan en Érase una vez. Oc ye nechca, una propuesta atractiva y volátil que al mismo tiempo que se aleja de las producciones tradicionales -para tratar una problemática contemporánea- propone un lenguaje atrevido y fresco que le apuesta a la disciplina del actor y a la libertad en el escenario. Fotos: Andrea López.
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