
Por: Roberto Sosa — 23 de agosto, 2008
El espacio escénico se nutre de obras que trascienden o intrascendentes, trabajos que se pierden en el tiempo o al contrario cambian la perspectiva, el sentido y la forma de ver o de sentir de quien vio arriba del escenario una labor perfecta, en cuanto a los elementos que constituyen el quehacer teatral.
El texto -parte fundamental de una puesta en escena-, la dirección, las actuaciones, la escenografÃa, iluminación y muchos etcéteras se reúnen para desarrollar un trabajo escénico completo. Todo esto se puede ver un una obra que lleva por tÃtulo Emigrados, de Slawomir Mrozek, el escenario es la Sala Xavier Villaurrutia, del Centro Cultural del Bosque.
Emigrados es un texto inteligente, con personajes sólidos y bien estructurados e interpretados excelentemente; la dramaturgia del autor desborda el escenario para mover la conciencia del espectador. La exposición es en el sentido, en el espacio y la dimensión exacta. El tema de los emigrados es la razón de la obra, con dos personajes divergentes.
Dos seres humanos cohabitando en un sótano en condiciones insalubres, dos formas diferentes de ver la vida, dos razones y un espacio que los confronta; una analogÃa que el autor desarrolla a lo largo de toda la obra. Dos personajes distintos uno del otro (incluso en el tamaño de los actores), dos polos opuestos. Es el convivir de dos hombres en un espacio reducido a un discurso escénico elocuente que nos habla de nuestras propias carencias.
La esclavitud fÃsica y emocional a la que el mundo actual nos tiene sometidos, ahà está, la vivimos todos los dÃas, sin darnos cuenta; esclavos del trabajo, del dinero, de las cosas materiales… de la miseria. La comparación la hace de manera inteligente el personaje que interpreta el actor Silverio Palacios, el intelectual. JoaquÃn CosÃo, es el obrero que vive sólo para trabajar y ahorrar dinero para volver a su paÃs, aún cuando su salud esté de por medio.
Es la noche de año nuevo, una botella de licor acompaña la velada, dos tasas para el café sirven para brindar y celebrar, se visten de traje para la ocasión; el alcohol sacará todos sus rencores y los confrontará con todas sus miserias espirituales, a la ausencia de afecto, a su soledad interna. Ninguno está por encima del otro; intelectual y obrero, culto e ignorante, los dos enfrentan un gran vacÃo existencial.
El dinero ahorrado lo rompe en pedazos (el obrero), el borrador del libro que habrá de escribir (el intelectual), corre la misma suerte. Dos motivos, dos ideas o dos formas de ver la vida, terminan rotos en el piso, como su miserable vida, como la de mucha gente que habita este mundo. El humor ácido acompaña el desempeño de la obra, un humor que nos causa risa, pero que quizá en el fondo, nos provoque llanto.
Con las excelentes actuaciones de Silverio Palacios y JoaquÃn CosÃo, bajo la dirección de David Psalmon, Emigrados es una propuesta que después de verla, no se es el mismo, en poco o en mucho nos hará reflexionar, no dejaremos de ser lo que somos ahora, ni habremos de dejar lo que hacemos hoy, pero lo cierto es que al salir del teatro…se siente uno distinto.
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muy buena !!!! exelente actuacion !!!! felicidades !!!!