El violinista en el tejado un musical de gran formato con Manuel Gorka en el papel de Teyve

Por: Josué Romero — 20 de abril, 2013

El violinista en el tejado es una de las puestas en escena más querida y recordada por quienes amamos al teatro. Nuestra principal referencia es cuando escuchamos el “…si yo fuera rico… tararararararúm…”, sin lugar a dudas una tonada que nos remite a dos de los mejores actores de nuestro país: Manolo Fábregas y Pedro Armendáriz, quienes interpretaron en 1965 y 2005, respectivamente, al inolvidable Teyve, el carismático personaje del lechero, surgido de la imaginación del escritor ruso Sholom Aleichem.

¿Y por qué hablamos y escribimos, en estos momentos, de esta obra? Porque para beneplácito de quienes vivimos en la Ciudad de México, el Foro Cultural Chapultepec inició una nueva temporada de El violinista en el tejado un súper proyecto producido por Yosi Bernstein, Mónica Díaz y Rubén Peralta.

Una empresa de gran formato que lleva más de 40 actores y una orquesta compuesta por 23 músicos dirigida por Rubén Peralta, así como las actuaciones estelares del barítono Manuel Gorka, quien hace su debut en el teatro musical como el protagonista de este clásico favorito del público mexicano que habla del amor de un padre que se debate entre la tradición y los cambios sociales de su época.

“Es una experiencia completamente diferente, en la ópera hay que cantar aunque ahora implica mucho más trabajo escénico y si no cuentas con estas cualidades es difícil que puedas desempeñarte en los teatros importantes, porque ya te piden un entrenamiento actoral”, Manuel Gorka.

Gorka comparte el escenario con la hermosa voz y calidad interpretativa de Mónica Díaz, además de otros actores como Lorena Vignau, Lenny Zundel, María José Brunet, Arturo Echeverría, Lorenzo Pérez, Rebeca Irabién, Karina Luna y Rodrigo Sáinz, de quienes podemos aplaudir su excelente trabajo en esta propuesta que lleva la dirección de escena de Ricardo Díaz; así como la coreografía de Shimmy Bernstein y el vestuario de Rinna Kelle.

Después que anuncian la tercera llamada, y al mismo tiempo que nos acomodamos en nuestras butacas suenan los primeros acordes del primer número musical: Tradición, el cual nos lleva a conocer a toda una comunidad judía de la Rusia zarista de principios del siglo XX, quienes a pesar de vivir en la pobreza y la persecución que viven logran enfrentar la “dura” vida a la que son sometidos.

Pero gracias a su fe y el amor por la familia consiguen enfrentar los cambios sociales y políticos de su entorno y conservar el profundo sentido de comunidad así como el de sus creencias.

Así pues, entramos al mundo de la familia de Teyve el lechero, quien junto a Golde, su mujer, tiene la preocupación de casar a sus cinco hijas ya sea con un hombre acaudalado o con uno que tenga una buena herencia para terminar con su pobreza. Así lo marca la tradición.

Por ello y como manda(ba) la costumbre, Golde recurre a la casamentera para llevar a sus hijas al matrimonio. Las tres mayores, Tzeitel, Hodel y Chava son las que más cerca tienen el matrimonio. Sin embargo, en el transcurso de las escenas musicales, vemos como las decisiones de sus hijas, a pesar de “la tradición”, las llevan a elegir cómo y con quién compartirán su vida.

La hija mayor, Tzeitel, elige a Motel, su amigo de la infancia quien además es el sastre de la comunidad y aunque un poco cobarde es un buen tipo; como dice Tevye: “pobre pero honrado” y por ello decide aprobar este casamiento.

Su segunda hija, Hodel, se casa con Perchick, un estudiante de Kiev, al que la gente de la aldea considera un radical. Por último, Chava, la hija que sigue en el orden de casamiento conoce a Fyedka, un amante de la literatura. Su pecado es que no es judío y aunque Tevye aprobó los dos anteriores compromisos, ahora se encuentra en el dilema de enfrentarse a la tradición. Sin embargo, termina casándose con Fyedka, lo cual significará que la hija ha muerto para Tevye.

La tradición es la tradición. Por ello gracias al libreto de Joseph Stein y a la música de Jerry Block a lo largo de la obra observamos y sentimos algunas de las costumbres y creencias judías más importantes, como son los baile, el rito de la boda y los saludos.

Aquí en InterEscena te recomendamos que no dejes de ver El violinista en el tejado y formes parte de la historia de esta entrañable obra que se ha venido presentando desde 1964. Si quieres ir, ve apartando el día y tu boleto pues tienes hasta el 28 de abril para que disfrutes de un buen espectáculo y al final salgas cantando “…si yo fuera rico… tararararararúm…”