
Por: Josué Romero — 6 de febrero, 2014
Mientras esperaba la tercera llamada en el Teatro Chapultepec recordaba un comercial de televisión de hacia más o menos treinta años. En él estaba un ya icónico Héctor Bonilla, quien con el pelo relamido, lentes redondos y un chaleco de rombos hablaba con Ignacio López Tarso. Se trataba de una invitación a los televidentes a ver El Vestidor en el Teatro de Los Insurgentes.
Treinta años después Héctor Bonilla regresa a El Vestidor pero ahora en una nueva producción que se presenta en el Centro Cultural Chapultepec. Sin embargo, no hace aquel mismo papel que hace tres décadas descubrÃa al neurótico y obsesivo Norman, ahora, interpreta al decrépito y viejo productor y actor de una compañÃa de teatro itinerante en la Inglaterra de la Segunda Guerra Mundial: Su SeñorÃa.
“Actuar nuevamente en El Vestidor es todo un privilegio y un reto actoral, ademaÌs de una responsabilidad muy grande; pues han pasado 30 años desde que interpreteÌ a Norman, y ahora doy vida a Su SeñoriÌa, aquel gran personaje que caracterizaba Ignacio LoÌpez Tarsoâ€, HeÌctor Bonilla.
El Vestidor es un clásico del teatro contemporáneo que fue concebido por Ronald Harwood (que se presenta con la misma traducción que realizó el maestro José Luis Ibáñez hace 30 años), un texto en el cual este escritor y guionista sudafricano (quien también realizó el guion cinematográfico de El Pianista, por el que se llevó un muy merecido Óscar) hace un homenaje y al mismo tiempo una crÃtica a aquellos personajes que en cada función logran que suceda la magia del teatro (lo cual me recordó a una escena de la pelÃcula Shakespeare in love de John Philip Madden), con sus egos, envidias, tristezas, miedos, esperanzas y desencuentros, sin olvidar los destellos de grandeza que hacen irrepetible cada acto escénico. Es decir, el teatro dentro del teatro.
La puesta en escena nos ubica en Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial donde en medio de un atroz bombardeo nazi una compañÃa de teatro está por presentar El Rey Lear de Shakespeare. Sin embargo, su SeñorÃa ha mezclado en su mente, de manera decadente, los papeles shakespereanos.
En su locura hay un entrañable personaje que intenta volverlo a la cordura: su vestidor (o valet, interpretado por Bruno Bichir), un extraño personaje que vive de las glorias pasadas de su patrón, a quien protege e idolatra pero al mismo tiempo vive lleno de frustración, situación que trata de ocultar a través de su alcoholismo.
Esta oda al teatro y al actor es, como lo ha llamado Alberto Lómnitz, director de la puesta en escena, un espejo de lo cotidiano o un reflejo de la realidad, pues en esta obra al igual que en la vida real, cada personaje trata de tomar ventaja de las circunstancias o dicho de otra manera: “jalar agua para su molinoâ€.
Ejemplo de ello es que en este pequeño universo del teatro en el teatro observamos una joven actriz seduciendo al viejo actor para lograr un mejor papel en la obra, o al aspirante a dramaturgo que se enfurece cuando su SeñorÃa se niega a leer su comedia.
Mientras, por otro lado, la relación entre Norman y su SeñorÃa es de amor y odio, de personas que se necesitan y, al mismo tiempo, se repelen y se mandan al diablo. Una relación que al igual sucede entre bambalinas o en la vida misma, transita entre la farsa, la comedia y la tragedia.
Durante la decadencia de esta compañÃa de teatro, acompañan a un Héctor Bonilla, que es un actor de primera encarnando a un actor de tercera, y a un Bruno Bichir que caracteriza a un personaje totalmente alucinante, un excelente elenco con figuras como Verónica Langer, quien también participó en aquella primera propuesta en el personaje de Irene y en esta nueva producción de Alberto Garduño Llop, interpreta a Magde. También aparece en el escenario Pilar Ixquic Mara que representa a la Señora; por su parte, Arturo Reyes caracteriza a Geoffry; Cristóbal GarcÃa Naranjo es Oxenby y Alfonso Bravo es un miembro más de la compañÃa. Finalmente, Andrea Riera incorpora a la historia a una graciosa Irene.
No hay que dejar pasar esta oportunidad de ver El vestidor, que mañana viernes 7 de febrero, al finalizar la función Eugenia León y Demián Bichir develarán la placa conmemorativa por 100 representaciones en el Centro Cultural Chapultepec, y admirar a un elenco de primera que de manera perfecta conecta con el texto de Ronald Harwood, y por lo tanto con el público en un ejercicio que hace homenaje al teatro y a sus actores, quienes a través de sus personajes personalizan ese espejo de la vida que representa el arte histrión, donde aun en medio de las bombas cayendo, los actores son capaces de conmover y producir belleza.
“Se trata de una obra que sigue intacta, no es una muestra de la moda de los ochenta del siglo pasado. Es un afortunado anaÌlisis del quehacer teatral, que rozando la farsa, nos muestra como somos los actores, con un acentuado sentido del deber en un mundo de utileriÌaâ€, Héctor Bonilla. Fotos: Yanko Bribiesca.
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Es una verdadera fortuna disponer de actores que se muevan con equilibrio, expresividad e intensa comunion junto al publico. El Vestidor, ya muy aplaudido en magistral actuacion de A.Finney Tom Courtney para el cine cala hondo en la sensibilidad de los espectadores y habla de un teatro de gran nivel. ¡Adelante hermanos de teatro!