
Por: Roberto Sosa — 6 de junio, 2010
El género humano es por naturaleza cruel y egoÃsta, se confronta a sà mismo y es capaz de lo inverosÃmil hasta llegar a sus últimas consecuencias. Cuando las condiciones le son propicias, el hombre puede utilizar toda su capacidad intelectual para lograr su objetivo sin medir el alcance de sus actos: miente, guarda resentimientos, odia, e incluso le da muerte a sus semejantes, aun a los de su propia familia.
Un hecho ocurrido en 1935, inspirada en una noticia que impresionó al autor Albert Camus, quien leyendo un diario se encontró con una tragedia y le dio los elementos necesarios para escribir El malentendido. La noticia fue el equÃvoco de una madre con su hijo que volvÃa a su hogar en Yugoslavia, después de veinte años de ausencia. ¿Puede una madre olvidar el rostro del hijo con el paso del tiempo? ¿Se mata a una persona sin la más ligera idea de a quién se le quita la vida? Las consecuencias son devastadoras.
De tal manera, el escenario se viste de blanco, la percepción de limpieza y pureza, contrasta con los personajes que se mueven dentro de éste; el color oscuro de sus vestimentas, es acorde al pensamiento y comportamiento de la madre, la hija y el hombre que habitan el sitio; una casa de huéspedes a donde se llega, pero no siempre se sale. El paraÃso terrenal existe, la promesa de hayar un paÃs con sol y mar. Y el infierno que tienen a la mano, creado por ellos mismos.
Como parte de los estrenos para conformar el repertorio, la CompañÃa Nacional de Teatro, llevó a cabo el pasado 20 de mayo el estreno de la obra El malentendido, joya dramatúrgica universal escrita por Camus en 1944 a raÃz de una nota periodÃstica sobre una familia que asesina a los huéspedes que llegan a su hostal.
Este trabajo que detona la tragedia de una familia en tensión, se estrenaba en ParÃs en 1944, el mismo dÃa que las Fuerzas Aliadas desembarcaban en las playas de NormandÃa, el inolvidable dÃa D, durante la Segunda Guerra Mundial. Han pasado 66 años y la pieza tiene una vigencia total. Hoy tenemos una situación donde los acontecimientos son tan devastadores como en aquel tiempo, una analogÃa que nos lleva al desaliento, a la desesperanza… a la reflexión ¿Tenemos futuro como especie en este planeta?
En opinión del maestro Luis de Tavira, la mejor manera de conmemorar los 50 años de la muerte del escritor francés Albert Camus es renovando entre las nuevas generaciones el interés por su obra y su visión acerca del absurdo, el vacÃo y las profundas transformaciones de la naturaleza humana ante las contradicciones de su entorno.
“El espectador participa en este montaje del debate interno de los personajes, de cómo a menudo se toman decisiones con una trascendencia universal que definen al género humano.Es cómo con lo que ocurre con el actual derrame de petróleo, muchos sienten alivio de que haya ocurrido lejos de México, pero no se dan cuenta que todos formamos parte del mismo entorno. Igualmente en esta obra muchos no se dan cuenta de que el otro es o puede ser nuestro hijo y que las decisiones de otros, asà sean personajes, nos atañen de manera Ãntima como miembros de la raza humana”, Luis de Tavira,
Marta Verduzco lleva a escena, con acierto, esta nueva producción de la CNT, al frente de un grupo de actores que pertenecen al elenco estable de la CompañÃa: Ana Ofelia MurguÃa, Farnesio Bernal, Emma Dib, Érika de la Llave y Rodrigo Vázquez. El escenario es el Teatro Casa de la Paz perteneciente a la Universidad Autónoma Metropolitana, que participa junto con el INBA, en la producción de esta puesta en escena que se presentará hasta el 4 de julio y posteriormente en una segunda temporada del 10 de julio al 1 de agosto en la sede de la CNT en Coyoacán.
JoaquÃn Gutiérrez Heras –doctor Honoris causa por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México– es el autor de la música de este singular montaje, tres piezas para arpa y cello, creadas ex profeso para crear un ambiente de melancolÃa. El diseño de escenografÃa e iluminación a cargo de Gabriel Pascal y el diseño de vestuario Estela Fagoaga.
El malentendido es una pieza conmovedora, un texto que nos confronta con la miseria humana; los diálogos permiten la interpretación a través de un excelente trabajo actoral. Un duelo de actuaciones arriba del escenario con un final catártico, un final que me deja un sabor amargo, el saber que pertenecemos a esta especie… una especie que es capaz de devorarse a sà mismo.
“Como es que decidimos, como es que tomamos el rumbo que marcará nuestro destino, es el tema de este montaje que podrÃa definirse con una de las frases que pronuncia uno de los actores en el escenario: El fin no justifica nunca los mediosâ€, Marta Verduzco. Fotos: Sergio Carreón Ireta
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