
Por: Arturo Carrasco — 17 de marzo, 2010
El Continente negro, Ãfrica, ha sido visto por muchos como un lugar inhóspito, desconocido y a la vez salvaje, misterioso e interesante… tal como una mujer.
Esta metáfora –cuya autorÃa para reclamos corresponde a Freud- define bien la obra El Continente negro, escrita por el chileno Marco Antonio de la Parra y dirigida por Zaide Silvia Gutiérrez.
Digo que la define bien porque más allá de la trama, (tres historias que nos muestran las desventuras del desamor) tenemos frente a nosotros una historia harto compleja e interesante que exige toda la atención del público.
Incluso contando con el interés, se volverá difÃcil entender elementos como las constantes llamadas de teléfono cuyo origen nunca es descubierto, o el comportamiento de ciertos personajes, como la mujer que rechaza a su pareja, sin embargo, ama y por eso lo rechaza. Son estos elementos lo que da fuerza a la idea de un espacio recóndito que clama por ser descubierto.
“Es la llamada equivocada, con todo lo que ello significa, la cantidad de veces que nos equivocamos en la vida. Es un recurso que utilizó ya que actualmente el teléfono es invasivo y en el amor hay algo que nunca se da, siempre hay llamadas equivocadas que curiosamente nos hace sufrir e insistir en seguir marcando el número equivocadoâ€, Marco Antonio de la Parra.
Es esta misma situación, paradójica sin embargo, lo que da fuerza a la obra. El hecho de que algunos momentos de la trama no son aclarados del todo, le brinda al espectador la posibilidad de interpretar las tres historias que se le presentan de acuerdo a puntos de vista muy diferentes, siendo el principal hilo conductor los vÃnculos amorosos de hombres y mujeres y sus vivencias cotidianas.
El elenco de El Continente negro, la cual se esta presentando los lunes en el Teatro Helénico, es integrado por Ana Karina Guevara, Mariana Gajá, Angel Cerlo e Irineo Ãlvarez, quienes dan vida a los diferentes personajes que entrelazan las historias representadas.
AsÃ, por ejemplo, vemos a Ana Karina ser una madre resignada o una actriz venida a menos o a Irineo Ãlvarez quien es el hombre rechazado y a su vez el marido suplicante.
El escenario, realizado por Xóchitl González, va conforme la idea de la obra, pues refleja ese aspecto metafórico y absurdo; por ejemplo el sillón rojo da pie a cuestionarse sobre si su función es servir como parte del escenario, o bien, un cliché que representa el espacio de análisis que llega a tomar la obra y que nos recuerda la otra profesión –psiquiatra– de Marco Antonio de la Parra.
El vestuario y la música corren a cargo de Pilar Boliver y Jordi Bachbush, quienes hacen un gran trabajo, sobre todo en el caso de Boliver, en lo que al vestuario de las mujeres se refiere.
El Continente negro celebra, en esta temporada 2010 en el Teatro Helénico, los treinta años de vida de Marco Antonio de la Parra en el marco de la escena teatral , lo cual es una buena excusa para ver la obra y conocer más del trabajo de este dramaturgo.
“El discurso femenino es más fragmentario, lleno de detalles y momentos pasionales, y en esta obra hay escenas delirantes, tristes y melancólicas que a fin de cuenta tienen que ver con el tituloâ€, Marco Antonio de la Parra.
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Hola!!, buen articulo, tocando los temas contrastantes de la mujeres y aveces hasta incomprencibles, dan muchas ganas de ver la obra.
Saludos al autor!!.