Teatro

Dramaturgia sonorense de la realidad cotidiana

Por: María Teresa Adalid — 1 de septiembre, 2006

Yamaha 300 se presenta en el Foro Sor Juana Ines de la Cruz Obra de denuncia social, consecuencia del imparable movimiento de violencia, corrupción y narcotráfico que se cimbra en todos los estados del país y que a pruebas fehacientes parece no tener fin.

Yamaha 300 obra del dramaturgo Cutberto Pérez, desnuda sólo una parte de las cientos de historias que se viven a diario entre la frontera de Estados Unidos y México; el sonorense sabe de lo que habla, ha convivido con los fantasmas que en el narcotráfico hallaron su modus vivendi.

La obra transcurre como una ironía a las actuales noticias: El retorno de pescadores que después de errar en alta mar, son recibidos con alegorías y en calidad de héroes… Para el director de esta puesta, Antonio Castro, la lectura del texto lo orilló a desnudar el escenario, quitar una fastuosa escenografía, y dejar a los actores con los mínimos requerimientos escenográficos; por otro lado, el sonido es el punto que favorece a la atmósfera de imaginación que se crea en la mente del público a través de la narración de la historia desde el corazón de los personajes.

Las autoridades no ponen fin a las redes del narcotráfico, por lo contrario, han cedido a la corrupción del dinero fácil, siendo cómplice y protector de estos grupos que se propagan como plagas. El tiburón, cabecilla de la banda, conocido por sus donativos a la iglesia, es quien dirige una última operación de cargamentos de drogas a realizarse en alta mar.

Yamaha 300 bajo la direccion de Antonio Castro Su hazaña camina de forma paralela a la inquietud de un paquete de fotos que se encuentran perdidos y que al parecer comprometen toda la historia de la red de narcotráfico.

Los pangueros, (pescadores) Animal y Cananis, son los encargados para ser el nexo y realizar la transacción de drogas, para lograrlo utilizan una lancha equipada con el motor Yamaha 300 que a decir del Animal -es la máquina más potente- pues alcanza velocidades idóneas para escabullirse en el océano.

Es así que, mientras Animal goza del paisaje de las estrella de la noche, de un encuentro furtivo con consecuencias funestas para otro pescador, su prometida Vero, de origen humilde recibe la visita poco amistosa del Tiburón y su grupo en busca del paquete de fotos.

Por su parte Cananis va revelando poco a poco qué misterio es el que le trajo al lugar común junto al Animal, resultando ser pieza clave en este contexto que tiene que ver mucho con la idea de lo que une tiene sobre su vida.

Yamaha 300 de Cutberto Perez Entre la relación que existe entre quiénes somos y quiénes quisiéramos ser, entre quiénes soñamos y cómo soñamos, de cómo somos percibidos y cómo quisiéramos que nos percibieran. La trama transcurre creando un infierno donde todos sus protagonistas quedan implicados de manera directa o indirecta, salpicados de muerte, extorsión y traición.

Confinando a sus habitantes a vivir las consecuencias nefastas de la impunidad, el descaro y secuestro de los derechos básicos de toda sociedad del siglo XXI. Yamaha 300, con las actuaciones de: Hernán Mendoza, Joaquín Cosío, Fermín Martínez, Pilar Padilla, Dagoberto Gama, Sergio López y Adrián Aguirre, se presenta de viernes a domingos de este mes, excepto los días el 15, 16 y 17, en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000).

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.