Teatro

Dos mujeres y las otras: una obra sobre el amor y sus contradicciones

Por: Arturo Carrasco — 15 de mayo, 2012

Dos mujeres y las otras, puesta en escena del dramaturgo Javier Daulte se presenta en el Centro Cultural Helénico, mayo 2012 “Hay espejos donde no se refleja nada o las actrices se observan distorsionadas. El asunto es reflexionar en que la mujer no puede verse completa o en su totalidad”, Natalia Traven.

¿Qué hay detrás del amor? Sin más rollos concluyamos que, como decía Schopenhauer, el amor no es más que el nombre que le damos a nuestra necesidad de satisfacernos a través del otro. Pero entonces, para ya no seguir poniéndonos tan filosóficos, qué pasaría si para lograr eso que requerimos del amor, es decir, aquello que nos satisface, también es solicitado por otro.

Esta es la disyuntiva por la que atraviesan los seis personajes de la nueva puesta en escena del dramaturgo Javier Daulte, a quien se le recuerda por Un dios salvaje, un proyecto que dirigió hace un par de años, y que ahora nos presenta Dos mujeres y las otras, en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico.

Dos mujeres y las otras, puesta en escena del dramaturgo Javier Daulte se presenta en el Centro Cultural Helénico, mayo 2012 En este nuevo montaje Daulte nos expone el conflicto del amor a través de tres historias diferentes que tienen en común la lucha entre dos mujeres por un hombre. “Se muestra cómo la mujer queda como su peor enemiga, dependiente de la presencia de un hombre aunque esté ausente, esté muerto o aunque sea un ideal. Es capaz de destruirse o de no verse a sí misma en la otra y de autoanularse constantemente. Yo creo que incluso, la mujer hoy en día se nulifica”, explicó la directora Natalia Traven.

Mediante relatos breves (de más o menos 30 minutos cada una) el director pone en evidencia, de manera profunda y contundente, sin hacer de lado la parte cómica e irónica de la vida, la necesidad de los personajes (no sé si a todas las mujeres les ocurra, aunque en el contexto social en el que vivimos, así se puede pensar) por definirse a partir de la figura masculina y, ante esta obsesión, desprenderse de su careta para plasmar sus temores, angustias y alegrías.

Son tres historias las que se nos presentan, en la primera Femenino, somos testigos de cómo la muerte de un hombre puede desatar un conflicto entre dos mujeres, que bien podrían ser madre o hija o simplemente amigas. Un texto interesante que plantea el conflicto que se desata cuando las mujeres pretenden descubrir a quién quería más el difunto.

Dos mujeres y las otras, puesta en escena del dramaturgo Javier Daulte se presenta en el Centro Cultural Helénico, mayo 2012 La segunda historia es La Otra, donde se nos cuenta acerca de la relación nada convencional que mantienen dos hermanas alrededor del cadáver de un hombre desnudo, mismo que una de las mujeres mantiene en su casa. Nótese el significado necrofilico de ambas historias.

La última historia se titula Dos Mujeres y nos relata el problema que enfrentan dos mujeres hartas de la cotidianidad de sus vidas, y con el fin de revertir el hastió, es que deciden planear una cita a ciegas, sin saber que la desesperación que ambas enfrentan las llevará a no desear el bien de la otra y, por lo tanto, el buscar cómo sabotearse.

Dos mujeres y las otras es una propuesta esterilizada por Fernanda Borches y Claudia Nin que lleva la dirección de la multifacética Natalia Traven, quien después de haber tenido una temporada exitosa en el Teatro La Capilla, regresa con Javier Daulte con este texto que se puede situar entre el género de la comedia y el drama. Un conflicto que motivará la reflexión más allá de los géneros.

“Consideró que si bien algunas mujeres viven una soledad autoimpuesta en esta búsqueda perenne del hombre ideal, no se trata de una propuesta teatral en contra de los hombres sino de un montaje en la que cada espectador podrá hacer su propia lectura”, Natalia Traven.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.